Cecilia Caminos - DPA
SAN JOSÉ.- Nada peor para Lionel Messi que tener que seguir un partido fuera del campo, pero el astro sabe que le permitirá avanzar en su recuperación para saltar luego entero al campo. Ganar la Copa América se convirtió en su obsesión después de que se le escurriera el título de las manos.
“Esta Copa América es un torneo muy especial para mí, y más después de haber perdido la del año pasado en la final. Por eso quiero ganarla para Argentina”, declaró el capitán albiceleste y figura del Barcelona a la edición de hoy del diario español “Mundo Deportivo” poco antes de que la pelota comenzara a rodar en Estados Unidos.
Pocos podrían dimensionar el verdadero impacto que tuvo en Messi perder dos finales consecutivas con la selección argentina. Primero en el Mundial de Brasil 2014, luego en la Copa América 2015 ante Chile.
El delantero, de 28 años, ganó todo lo imaginable con el Barcelona y ostenta el récord de cinco Balones de Oro como el mejor jugador del mundo. Con la camiseta albiceleste, Messi conquistó la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Pekín 2008 y ganó el Mundial Sub-20, pero ningún título con la selección mayor. Hace 23 años que Argentina no levanta un trofeo, desde la Copa América de 1993.
Allegados señalaron que Messi está de muy buen ánimo, enfocado exclusivamente en ponerse a tono para el segundo partido de Argentina de la Copa América Centenario el próximo viernes 10 de junio ante Panamá en Chicago.
Con una barba cada vez más frondosa, y de la que hablan todos, en los entrenamientos albicelestes el delantero luce aplomado, concentrado, más maduro. Se dedica a su trabajo diferenciado, en las últimas horas ya con ejercicios con balón y alguna que otra demostración que el dolor en la espalda no le afectó la destreza ni la puntería.
Le hubiera gustado una segunda oportunidad ante Chile, en la reedición de la fallida final de 2015 en Santa Clara, California, pero el debut albiceleste tiene un valor mucho menor y su objetivo es otro, llegar a la final y ganar.
El técnico, Gerardo Martino, le dio a Messi la última palabra. “Si el futbolista dice estar en condiciones, va a jugar”, aseguró. Sin embargo, como todo indicaba que, por primera vez desde el Mundial 2006, no comenzó en el campo de juego un gran torneo con Argentina.
El compromiso del delantero con la selección es absoluto. Conquistada la Copa del Rey con Barcelona, viajó a Buenos Aires para entrenar junto a sus compañeros a las órdenes de Martino. Cada día es oro para un conjunto que sólo se ve unos pocos días al año.
Jugó un amistoso intrascendente ante Honduras, que le costó más caro de lo esperado por el fuerte golpe que recibió en la zona lumbar de la espalda y lo tiene hasta hoy dolorido. Podría haber dicho que no, pero el capitán dio su palabra y viajó a la provincia argentina de San Juan para liderar el plantel.
La lucha en la Justicia
Luego volvió a Barcelona para declarar ante la Justicia por las acusaciones de evasión fiscal, un duro trance para el jugador. Y volvió a subirse al avión para regresar con la selección argentina, esta vez en San José, California. En total, más de 30.000 kilómetros en pocos días, casi una circunferencia a la Tierra.
“Esta va a ser una Copa América diferente en todo sentido. Va a estar buena”, prometió Messi, que por ahora deberá esperar para ir personalmente en busca de su gran obsesión.