Dilan falleció antes de que pudieran operarlo

Dilan falleció antes de que pudieran operarlo

El pequeño sufría síndrome de Down y necesitaba una cirugía cardiovascular. Contrajo bronquiolitis y se agravó. Era inmunodeprimido.

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ÚLTIMA FOTO. Manuel Prado y Carolina Ledesma evocaron al pequeño Dilan, junto con su hermano, en cada pausa de los trámites en la Policía. LA GACETA / FOTO DE FRANCO VERA. ÚLTIMA FOTO. Manuel Prado y Carolina Ledesma evocaron al pequeño Dilan, junto con su hermano, en cada pausa de los trámites en la Policía. LA GACETA / FOTO DE FRANCO VERA.
18 Mayo 2016
Dilan Aaron Prado, uno de los niños a los que en el Hospital de Niños se les postergaron las cirugías cardiovasculares que necesitan para sobrevivir, perdió la batalla. Se había contagiado bronquiolitis -según sus padres, Carolina Ledesma y Manuel Prado, durante una visita de control en el Hospital-; lo internaron para tratar de controlarla, pero a fines de abril su estado empeoró y hubo que intubarlo. Peleó contra la muerte hasta la medianoche del sábado, pero ella ganó. Dilan hubiera cumplido nueve meses mañana.

Dilan sufría una cardiopatía congénita, además de síndrome de Down. En su momento el director del Hospital de Niños, Oscar Hilal, había explicado que, debido a la altísima circulación del virus sincicial respiratorio (VSR), causante de la bronquiolitis, por normativa de la Organización Mundial de la Salud estaban suspendidas todas las cirugías programadas. “Una cirugía implica una severa alteración inmunológica. Los virus, que circulan por todas partes, lo hacen con más agresividad y concertación en el hospital”, aclaró a LA GACETA el viernes 6 y explicó que cualquier paciente quirúrgico tiene las defensas bajas, pero en quienes sufren cardiopatías esa situación es más grave.

Ayer, LA GACETA lo contactó para consultarle sobre el caso de Dilan, pero el profesional declinó realizar declaraciones.

Razones vs. dolor  

Los argumentos médicos son comprensibles, pero no pueden contra el dolor de los padres.

Carolina y Manuel están destrozados. Pero, además, están indignados, y convencidos de que hubo negligencia. De hecho, han radicado una denuncia para iniciar una causa penal por abandono de persona y homicidio culposo. Y, como si el dolor que los abruma no hubiera sido suficiente, hasta eso fue un calvario. “En el hospital no nos querían dar el certificado de defunción; aducían problemas de horario. Y ahora nos tiene peregrinando de un lado para otro: la guardia policial del hospital no nos quiso recibir la denuncia, y nos mandaron a la Fiscalía”, cuenta Carolina, mientras sostiene la inmensa carpeta con la documentación médica que fueron recolectando.

Manuel completa el vía crucis: “en Tribunales nos dijeron que sin denuncia policial no pueden hacer nada y nos mandaron a la Brigada, pero allí también nos rechazaron. ¡Ahora nos mandan a Criminalística!”

LA GACETA los acompañó y en el trayecto explota la angustia: hablan al mismo tiempo, buscan fotos, hacen largos silencios solamente interrumpidos por suspiros; repasan una y otra vez la historia de su bebé. Lágrimas ya no quedan.

“Tengo 52 años. Él era mi primer hijo, y no sé si podré ser padre otra vez. Fue frágil desde que nació, pero lo cuidábamos sin desfallecer”, dice Manuel y recuerda las cirugías prorrogadas. “Cuatro veces pospusieron la operación... Él podría haberse salvado. Vamos a la Justicia porque no queremos que haya muerto en vano; no queremos que otros chicos tengan el mismo final ni que otros padres pasen por lo que estamos pasando nosotros”, añade Carolina.

La repartición policial era, en realidad, la División de Homicidios y Delitos complejos. Allí, por fin, aceptaron tomarles la denuncia. “Pasen -les dijo el comisario Marcos Juárez, segundo jefe-. Deberían habérsela tomado en la Brigada”.

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