Por Marcelo Aguaysol
10 Mayo 2016
En economía se dice que hay que esperar, al menos dos trimestres, para observar resultados de un programa macroeconómico. Pero cuando se toman medidas de esas características (ajustes tarifarios, menos emisión monetaria y tasas altas para frenar la inflación, entre otras), el tiempo es lo que falta. La población ya no puede soportar más aumentos; menos los despidos. Para cualquier gestión la clave es el crecimiento con inversión privada. Y como éstas demoran, la gestión de Macri tendrá que apelar a las políticas keynesianas, es decir, a la acción económica del Estado. Tendrá que recurrir a la obra pública para marcar el camino a los empresarios hacia la recuperación del empleo. El Presidente necesita retomar la iniciativa. Sabe que en el Congreso es punto porque no tiene los números para imponer sus medidas. En cambio, es banca con un pacto social entre empresarios y sindicalistas. Está casi obligado a fortalecer su imagen y demostrar que es capaz de ocupar la casilla del medio en el tablero político argentino, más allá de las zancadillas.
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