En Tucumán, el que llega a tiempo deja de hacerlo

En Tucumán, el que llega a tiempo deja de hacerlo

La psicóloga Graciela Chamut dice que en el norte argentino somos menos autoexigentes con los horarios.

07 Mayo 2016
Baja autoestima. Exceso de compromisos. Baja percepción del tiempo. Falta de motivación. Rebeldía ante las reglas, o ante las autoridades. Estos son algunos de los motivos que suelen explicar la impuntualidad crónica, destaca la psicóloga laboral Graciela Chamut. Aunque admite que también se puede deber a una simple desconsideración por el otro o a la falta de costumbre (nunca le inculcaron la importancia de llegar a tiempo).

“Uno de los ámbitos más rigurosos en cuanto a la puntualidad es el ámbito del trabajo, con razones muy fundadas, puesto que ‘time is money’, o sea, el tiempo desperdiciado suele ser tiempo pagado por el empleador. Lo extraño es que el control no avance desde la puntualidad hasta la real productividad de la persona, puesto que hay casos de una puntualidad estricta, con una productividad pobre, cuando no nula. En las empresas, la impuntualidad se considera una falta ética”, resalta la experta.

“¿Qué importancia de damos los tucumanos a la puntualidad?”, le consultamos a la psicóloga. “Creo que no mucha. Hay una gran diferencia de país entre el norte y el sur. Parece que el norte fuera más ligth, más permisivo, menos exigente en casi todo, sobre todo menos autoexigente, y el sur aparece como más serio, responsable y comprometido”, respondió.

Acá la impuntualidad está socialmente aceptada, sobre todo en los ámbitos para el ocio, opina Chamut. “Cuando se invita a una reunión, nadie espera que la gente llegue puntual. Acá se considera aceptable una demora de entre 10 minutos a una hora. Es más, la persona puntual deja de serlo para estar a tono con el grupo, y acá aparece la fuerza del entorno, de la cultura, en la formación de hábitos negativos”, reflexiona. Pero aclara que lo bueno de la puntualidad es que genera en los demás una impresión favorable en cuanto al aprecio personal, confianza en la palabra dada, agrado hacia los valores que demuestra, certeza de responsabilidad en sus acciones y valoración del respeto hacia el otro.

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