Un barrio que se muda de ciudad en ciudad

Un barrio que se muda de ciudad en ciudad

Dos artistas hablan de la vida en pareja dentro del circo. Los desafíos de sorprender con un espectáculo en el que ya no hay animales. Video.

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PARA RECIBIR AL PÚBLICO. Manuel Chávez, chileno, es el payaso. Se crió entre escenarios, shows y giras por distintos países de Latinoamérica. la gaceta / fotos de inés quinteros orio
25 Abril 2016
Él es chileno. Ella es argentina. Manuel Chávez nació en Santiago de Chile. Yésica Banda, en Mendoza. Pero se conocieron, hace dos años, en salta, y formaron pareja. Son novios, viven juntos, y trabajan en un mismo lugar: el circo Safari.

En el escenario, Manuel es el payaso. Yésica es malabarista y bailarina, y hace un espectáculo de aquadance que deslumbra al público. Hace dos años, en Salta, Manuel la invitó a comer afuera del circo. Dice que nunca se olvidará aquella vez que aprovechó para declararle su amor. Fue el mismo día en que Argentina perdió 1 a 0 contra Alemania en la final del Mundial de Brasil. “Nadie tenía ánimo para nada y yo le hice una payasada, como de costumbre, para hacerla reír”, recordó.



Estaban en un local de McDonad’s, porque Manuel no quería que nadie supiera nada en el circo hasta tener una respuesta concreta. Pero lo más gracioso fue que en otra mesa estaba el otro payaso que veía todo a la distancia. “Le pregunté si quería salir conmigo y no le quedó otra, porque tenía media hamburguesa en la mano y otra en la boca”, dice sonriente.

Ambos son nacidos y criados en el circo. Antes de cada función, Manuel y Yésica necesitan su tiempo para salir al escenario. “Pintarse lleva una hora y como somos muy detallistas, a veces lleva más tiempo”, dice Yésica.

Vivir en la carpa

La vida tiene su propio ritmo. Se forman afectos, amigos y después los tienen que dejar porque el circo cambia su lugar de residencia y sale a buscar otros destinos. Fernando Dresner, dueño del circo, es la quinta generación en su familia dedicada a la vida en la carpa. “Siempre recuerdo cuando iba a la escuela, se abría la puerta y había 30 caras extrañas y, para colmo, yo era el chico del circo”, recuerda.



Dresner conoció a su pareja dentro del ambiente del circo, hace 18 años. Jana, de 3 años y León, de 10 meses, nacieron en Tucumán. “A lo largo de los viajes, uno aprende a apoyarse en el compañero, no sólo en las rutas, y cuando uno necesita de otro también tenderle una mano porque es un compañero de vida y de trabajo.

La metamorfosis

En el circo Safari hay más de 40 personas, contando a quienes se encargan de la logística (choferes, mantenimiento, permisos municipales, entre otras gestiones). “Año a año es un desafío, porque la gente es cada vez más exigente y el circo ha ido cambiando con la tecnología, las luces, se ha transformado en los últimos años, porque no hay animales y los artistas han tenido que ser más profesionales para brindarle al público un espectáculo atractivo y sin animales. La mejor escuela es haber nacido en el circo, criarte entre los ensayos diarios de los artistas es lo mejor”, afirma.

Un grupo de bailarinas prepara las plumas y las medias en una casa rodante estacionada fuera de la carpa, donde pasa la vida íntima de los artistas. Las chicas, con lentejuelas y tacos altos, están a punto de ensayar su número, bajo la batuta de Vanesa Morgenster, coreógrafa del grupo. “Para nosotras el circo es como un barrio, sólo que nos vamos mudando de ciudad en ciudad. Soy nacida en el circo y no me imagino otra vida fuera de este ámbito”, explica.



Vanesa es madre de Tiago, de 10 años, que nació en Tucumán. Junto a Jana y León son los tres únicos tucumanos en el Safari. “El público tucumano es muy cálido y por eso seguimos viniendo”, resalta.

Fernando, el administrador general, advierte que si los chicos eligen continuar su vida ligada al circo serán la sexta generación al frente del Safari. “Vaya a saber con qué atracción en el futuro van a contar ellos y ojalá nosotros lleguemos a viejos para poder verlos”, insiste.

A un costado del escenario, el payaso Manuel aparece maquillado y vestido para el ensayo. A su lado está Yésica.

- ¿Tendrán hijos tucumanos?

- Nosotros queremos que los hijos nazcan donde nos encuentre el circo (responde Manuel).

Galería 11 fotos LA GACETA / FOTO DE INES QUINTEROS ORIO
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