Orgulloso legado creativo de “Los amigos del Chango”

El grupo folclórico que fundó Farías Gómez se asume como heredero del sonido innovador que buscó su conductor. La ruta de Luis Gurevich.

LOS AMIGOS EN PLENO. Los 11 músicos que integran la Orquesta Popular de Cámara posan para la foto. Luis Gurevich está en segunda fila, con un pequeño teclado en alto. Esta noche tocará con uno completo. erluc.com LOS AMIGOS EN PLENO. Los 11 músicos que integran la Orquesta Popular de Cámara posan para la foto. Luis Gurevich está en segunda fila, con un pequeño teclado en alto. Esta noche tocará con uno completo. erluc.com
15 Abril 2016

ACTÚAN HOY

• A las 22, en el aula magna de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Tucumán (25 de Mayo 471).

Un recital inolvidable

Luis Gurevich recuerda emocionado un paso especial por Tucumán: fue en el recital que ofreció en la plaza Independencia con León Gieco el 4 de octubre de 2009, el día en que murió Mercedes Sosa. “Tengo muy presente en el corazón esa presentación por el contexto de estar en esta provincia justo en ese momento. Fue tremendo, porque ella fue una grande”, señala. 

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Las vidas de Luis Gurevich y de Juan Enrique Chango Farías Gómez se entrecruzaron muchas veces a lo largo de décadas de música, desde cuando en los alos 80 fundaron Músicos Populares Argentinos, el mítico MPA que marcó una etapa liminar en la renovación del folclore. Pero nunca llegaron a compartir ningún escenario con la banda “Los amigos del Chango”, a la cual el pianista llegó luego del fallecimiento del consumado compositor en agosto de 2011, quien le dio una identidad al grupo mucho más allá de cederle su apodo artístico.

En realidad, lo venía invitando pero su incorporación se postergaba por las distintas cuestiones de la vida. “Con Chango éramos amigos de visitarnos en nuestras casas con frecuencia y me convocaba cada tanto, pero sentía que no era mi momento. Luego de que murió, me llamó Rubén Mono Izarrualde y me dijo que debía sumarme, y fue natural hacerlo porque hablaba el mismo idioma musical”, remarca Gurevich en una entrevista con LA GACETA.

La autodenominada Orquesta Popular de Cámara creada por Farías Gómez es un verdadero seleccionado de grandes artistas entre veteranos y jóvenes (junto a Gurevich están el Mono, Néstor Gómez, Omar Gómez, Jerónimo Izarrualde, Ricardo Culotta, Santiago Martínez, Aleix Durán, Agustín Balbo, Daniel Gómez y Manu Uriona), que interpretan una amplia variedad instrumental. Se presentará esta noche en el anfiteatro de la Facultad de Derecho de la UNT, para repasar los temas de su primer disco y adelantar los del segundo, que será lanzado al mercado antes de fin de año. El prestigio ganado con aplausos en los escenarios se consumó el año pasado, con el diploma al mérito en el rubro música popular otorgado por la Fundación Konex.

La propuesta es un recorrido sonoro, desde el folclore argentino como identidad fundacional, por los distintos géneros de la música a partir de la mixtura de sonidos que siempre defendió Chango, para quien no existían barreras entre tango, jazz, candombe, guajira, rock, zambas, gatos o chacareras.

- ¿Todavía hay debates sobre los nuevos sonidos en el folclore?

- No, creo que estamos en otra etapa histórica al respecto. Luego de muchos años de recorrer festivales junto a León Gieco, encontré que el sonido de MPA está muy presente. En su origen, nosotros usábamos instrumentos resistidos por la novedad, pero luego las guitarras procesadas, las flautas y los teclados se transformaron en algo habitual.

- ¿Cómo definirías el legado de Chango?

- Fue un adelantado, con una cabeza enorme abierta hacia nuestra música popular. Fue natural, y repito concientemente esta palabra, irme a tocar después con León, un artista muy identificado tanto con el rock como con el folclore.

- ¿Qué rescatás de su impronta como artista?

- Lo que más me marcó fue su “dejar participar” a todos los músicos de su grupo siempre, nos trataba como a un par. En los ensayos permitía que se propongan cosas, que se busque. Nunca fue “como yo digo”. Él era el que ordenaba lo que se proponía. Eso implicó un crecimiento muy grande, estaba en mis comienzos y al lado de la figura que él ya era. Aprendí mucho de mezcla de ritmos, porque él hacía alguna genialidad y la rompía al poco tiempo para hacer otra rápidamente.

- ¿“Los amigos...” reivindican esa herencia creativa?

- La mantenemos vigente. Estamos los viejos que hicimos carrera con Chango, como el Mono o Néstor, pero también hay gente nueva y de otra generación, como el hijo de Izaurralde, que también canta. Todos compartimos las enseñanzas que nos dejó a nivel personal.

- ¿Qué significa esta orquesta para vos, habiéndote transformado en un referente de la formación?

- A mí me encanta, es la última y gran creación de Chango y una genialidad absoluta, porque suma instrumentos de cámara que se usan para la música clásica europea y los vuelca en la música popular argentina. Por supuesto, todo pasado por su cabeza y por sus arreglos. Somos una locomotora con 11 músicos arriba, que tocamos folclore de una manera muy diferente, lo cual es muy seductor.

- ¿Sigue siendo folclore lo que hacen?

- No dudo de que lo que hacemos es folclore; eso sí, muy abierto. Algo que aprendí de Chango, y que él mostraba cuando hacía algún arreglo, es la forma de abordar una canción sin perderle el respeto pero sin ser solemne ni irrespetuoso. Lo deformaba, pero mantenía todo lo que tenía que estar adentro. El sabor está adentro, sumado a la diversión de pasarlo por distintas músicas y enriquecerlo. Si no, siempre es lo mismo.   



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