Rescatan un mapa realizado por un Lillo adolescente

Rescatan un mapa realizado por un Lillo adolescente

Revolviendo entre “cartones viejos”, Florencio Aceñolaza encontró una joya de la cartografía: un mapa realizado por Miguel Lillo, cuando tenía 14 años. Lo donó a la Fundación homónima.

JOYA CARTOGRAFICA. El mapa que hizo Lillo en 1.876 remite a la América de entonces. JOYA CARTOGRAFICA. El mapa que hizo Lillo en 1.876 remite a la América de entonces.
05 Abril 2016

Un nuevo hallazgo que se le presentó a Sara Peña de Bascary durante su tarea de organización del Museo Histórico Miguel Lillo y de la Fundación que lleva su nombre revela que la Historia puede estar esperando entre los papeles ajados de cualquier anticuario. Esta vez, se trata de un mapa de América confeccionado por Miguel Lillo, cuando habría tenido tan solo 14 años, según destacó la historiadora, que desde agosto del año pasado está abocada al relevamiento y búsqueda de patrimonio a exhibir, en calidad de asesora ad honorem de la Fundación.


“Hacía tiempo que mi amigo el doctor Florencio Aceñolaza me decía que tenía un mapa dibujado por Lillo que tal vez lo donaría para el Museo Histórico que se estaba pergeñando. Mi natural ansiedad me llevó a perseguirle para que hiciera la donación. No me había dado más datos sobre el mapa, salvo su autoría, pero intuía que debía ser algo muy bueno”, contó, ante una consulta de LA GACETA.

“Finalmente, hace unas semanas me enseñó la valiosa pieza, ya decidido a donarla y mi sorpresa fue enorme. Se trata de un precioso mapa de América, original en tela, sin enmarcar, dibujado con tinta negra y coloreada, en perfecto estado de conservación, mide 0,88 metros de ancho por, 1,27 de alto y con una cartela que consigna: Mapa de América dibujado por Miguel I. Lillo, Tucumán, 24 de mayo de 1876.

Fdo.: Miguel Lillo”, relató la historiadora, con inocultable emoción.

- Un Lillo adolescente, que ya perfilaba su vocación por la ciencia...

- Así es. Lillo, por esa época, era un adolescente que terminaba el ciclo primario. El mapa es perfecto y es muy interesante observarlo detenidamente. Como lo consigna el donante, un científico estudioso, en su nota de ofrecimiento de donación: “el mapa expone la situación política de América en 1876, destacando algunos aspectos: “1º.- Alaska para entonces, muy recientemente, había sido adquirida por EEUU a Rusia (1867) pagando 7 millones de dólares. 2): - Individualiza a la Patagonia como un territorio diferente a Argentina y Chile siendo la frontera del país al Río Negro. O sea la soberanía argentina no estaba bien definida en este territorio tanto para nuestro país como para Chile. El mapa fue realizado tres años antes de que el general Julio A. Roca comenzara con la “conquista del Desierto” (1879) que puso definitivamente bajo nuestra soberanía gran parte de la Patagonia”, 3º.- Para 1876 Bolivia tenía salida al Océano Pacífico por Cobija, población que formaba parte del Departamento Potosí. La guerra que llevó Chile contra la Confederación Peruano-Boliviana (1879-1883) hizo que Bolivia perdiera su salida al mar tres años después de la confección del mapa”; 4º.- El Paraguay quedaba reducido a una superficie menor que la actual ya que solo lindaba al oeste con el río Paraguay. Ello fue resultado de la Guerra de la Triple Alianza (1864-1870) donde este país perdió parte de su territorio. En el mapa se consigna que Argentina era colindante con Bolivia en todo el Chaco boreal, situación que luego cambió por decisión arbitral y también por la Guerra Paraguayo-Boliviana de 1936.

Toda una sorpresa el mapa, aunque del sabio Miguel Lillo nada nos debería sorprender. Su interés por el conocimiento en todos sus aspectos fue el motivo de su vida y lo expresó en todos sus afanes, emprendimientos y realizaciones.

- ¿Realmente no se sabía de este mapa?

- Es una curiosidad, no figura en sus inventarios personales, ni en los de la Fundación Miguel Lillo, tampoco en los libros copiadores de su correspondencia del Museo de Historia Natural que dirigió (1914-1931), recientemente localizados, no es mencionado por sus historiadores, ni siquiera en la minuciosa biografía del doctor Antonio Torres. No es conocida la incursión en cartografía del joven Lillo. Tema que sí le interesó, por lo que se aprecia en su valiosa Biblioteca, donde abundan espléndidos Atlas desde el siglo XVII, joyas bibliográficas. El mapa fue adquirido en un anticuario, hace muchos años, por el donante quien lo conservó, con mucho cuidado y prolijidad, como algo muy especial. Afortunadamente, ahora es parte del patrimonio del Museo Histórico que en homenaje al sabio, está organizando la Comisión Asesora Vitalicia de la Fundación Miguel Lillo y en el mismo tendrá un lugar destacado.

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PUNTO DE VISTA

Un documento de valor histórico y geopolítico

FLORENCIO ACEÑOLAZA

GEÓLOGO. PROFESOR EMÉRITO DE LA UNIVERSIDAD NACIONAL DE TUCUMÁN


Las inquietudes de naturalista de Miguel Lillo lo llevaron a dibujar un mapa de las Américas cuando solo tenía 14 años. En él registra una serie de cuestiones de importancia geopolíticas que lo hacen un documento de gran valor histórico para conocer como era todo el continente.

Al describir Alaska la señala con el aditamento “Rusa” puesto que hacía pocos años EEUU la había comprado a Rusia por la suma de U$S 7 millones. Panamá no existía como país independiente sino que era parte de Nueva Granada (= Colombia) y Paraguay estaba reducida a una mínima superficie limitada al oeste por el río homónimo, en razón a que hacía escasamente una década de finalizada la Guerra de la Triple Alianza. En el Chaco lindaban Argentina con Bolivia sin que Paraguay participara del mismo. Bolivia aún tenía su salida al mar y para ello disponía del puerto de Cobija. Este territorio lo perdió tres años más tarde durante la guerra de Chile contra la Confederación Peruano-Boliviana. Chile entonces llegaba por el norte al Río Loa y por el sur al Bio-Bio. Argentina presentaba como límite sur al Río Negro y la Patagonia era figurada de manera independiente. Debemos darnos cuenta que el mapa fue realizado tres años antes del inicio de la “Campaña del desierto” que, gracias a Julio Argentino Roca, se terminó incorporando al territorio nacional. Este mapa lo adquirí hace varias décadas y consideré que debía tener un destino relevante no solo por su autor sino por los datos que contenía. De allí que decidí donarlo al museo que se está construyendo en homenaje al sabio tucumano de parte de la Fundación Miguel Lillo.

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