04 Abril 2016
SIN PAVIMENTO. Los servicios de cloacas no existen en la zona.
En el barrio Alejandro Heredia todavía nadie sabe de los planes de la Municipalidad. Es que, hasta el momento, los técnicos del área de Planificación urbana están elaborando la estrategia para comenzar a acercarse al barrio y buscar la participación ciudadana. Sin eso, ya se los dijo hasta el cansancio el urbanista Gustavo Restrepo, no hay cambio ni mejora que valga.
“Acá no ha venido nadie”, se enoja Rosana Arnedo. “Acá vienen cuando hay elecciones, prometen cosas, y después se van y no aparecen más. El barrio es una mugre, no cortan los yuyos, no recogen la basura, hay inseguridad y no se puede ni siquiera ir a tomar el colectivo, que pasa cada dos horas. Estamos olvidados”, dice la mujer, de unos 35 años. Su mamá asiente con la cabeza y agrega: “ya nos cansamos, en las últimas elecciones vinieron a buscar el voto y yo los corrí a todos. No quiero ni que se acerquen los mentirosos acá”, disparó.
Las calles no tienen pavimento ni cordón cuneta, pero tampoco tienen nombre. Todos se guían señalando o mencionando los números de manzana. Argentina Pérez, vecina de la manzana 8, casa 3, pide por favor que visiten su cuadra. “Por todos lados están con el tema del dengue y los mosquitos, pero en esta cuadra se junta el agua permanentemente y se estanca. Siempre está así, y los vecinos no tenemos para tirar ripio. Antes de las elecciones estuvo en mi casa el gobernador (Juan) Manzur, y nos prometió que si salía él nos iba a solucionar este problema. Nunca más se apareció”, reclama Argentina y señala una suerte de laguna de unos 30 metros de largo que abarca todo el ancho de la calle.
Un barrio consolidado, con casas humildes pero mayoritariamente de material, aunque con servicios de asentamiento. Así podría describirse el barrio Alejandro Heredia, postergado en el mapa y en la agenda oficial. Lo único que se asemeja a la urbanización es la avenida Democracia, el límite norte del barrio, por donde hay negocios, pavimento y algo más de movimiento. Sin embargo, es también el corredor de los robos a primera hora de la mañana y a la siesta.
“Acá no ha venido nadie”, se enoja Rosana Arnedo. “Acá vienen cuando hay elecciones, prometen cosas, y después se van y no aparecen más. El barrio es una mugre, no cortan los yuyos, no recogen la basura, hay inseguridad y no se puede ni siquiera ir a tomar el colectivo, que pasa cada dos horas. Estamos olvidados”, dice la mujer, de unos 35 años. Su mamá asiente con la cabeza y agrega: “ya nos cansamos, en las últimas elecciones vinieron a buscar el voto y yo los corrí a todos. No quiero ni que se acerquen los mentirosos acá”, disparó.
Las calles no tienen pavimento ni cordón cuneta, pero tampoco tienen nombre. Todos se guían señalando o mencionando los números de manzana. Argentina Pérez, vecina de la manzana 8, casa 3, pide por favor que visiten su cuadra. “Por todos lados están con el tema del dengue y los mosquitos, pero en esta cuadra se junta el agua permanentemente y se estanca. Siempre está así, y los vecinos no tenemos para tirar ripio. Antes de las elecciones estuvo en mi casa el gobernador (Juan) Manzur, y nos prometió que si salía él nos iba a solucionar este problema. Nunca más se apareció”, reclama Argentina y señala una suerte de laguna de unos 30 metros de largo que abarca todo el ancho de la calle.
Un barrio consolidado, con casas humildes pero mayoritariamente de material, aunque con servicios de asentamiento. Así podría describirse el barrio Alejandro Heredia, postergado en el mapa y en la agenda oficial. Lo único que se asemeja a la urbanización es la avenida Democracia, el límite norte del barrio, por donde hay negocios, pavimento y algo más de movimiento. Sin embargo, es también el corredor de los robos a primera hora de la mañana y a la siesta.
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