29 Marzo 2016
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BUENOS AIRES.- Carlos Tevez volvió a Boca con todas las estrellas en su espalda, considerado uno de los mejores futbolistas del planeta. Pero "Carlitos" también volvió con todas sus marcas, con esas que jamás desaparecieron y hasta hoy lo acompañan.
"Nunca me quise operar. Cuando me miro al espejo, me recuerdan de dónde vengo y quién soy. Estuve tres meses en terapia y no me acuerdo de cómo lo viví, era muy pequeño cuando me quemé, así que cuando las veo sé que son parte de mi vida", confesó el "Apache" en una nota al diario Marca de España.
"Fuerte Apache es mi esencia. Me eduqué en la calle y no en la escuela. Gran parte de lo que soy se lo debo a Fuerte Apache. No teníamos para comer, pero cualquiera te convidaba: te daban pan, papas... Aunque esté en la elite del fútbol, yo no perdí eso. Tuve siempre claro de dónde venía y lo que era", sostuvo Tevez manteniendo la grandeza de un verdadero ídolo.
"Mis amigos y mi familia me hacen tener los pies sobre la tierra. No vivo en una burbuja: sigo yendo a mi barrio, hago mi vida normal. Aunque me tenga que poner un gorrito lo disfruto. Mis amigos del barrio no me dejan pagar cuando comemos porque para ellos soy el chico con el que jugaban al fútbol en Fuerte Apache. Ganábamos para conseguir una moneda y comprar un sándwich o una gaseosa. Compartía todo con ellos y me hacen ver la realidad", contó.
Sin ganas de agrandarse, Tevez fue más allá del fútbol y con sus palabras dejó claro que sigue siendo el "Jugador del Pueblo". "No soy ejemplo de nada, sólo intento ser un referente para los niños: reflejar que más que buen futbolista hay que ser buena persona".