Rumbo a Cannes: dos chicos, la tarde y la vida para ser amigos

Rumbo a Cannes: dos chicos, la tarde y la vida para ser amigos

Pablo Briones filmó “Pezcal” en un taller guiado por Abbas Kiarostami en Cuba, y participará en una sección del festival de cine francés

UN NIÑO EN SU PAISAJE. En “Pezcal” Pablo Briones apela a su marca de estilo, que es la mezcla del documental con la ficción cinematográfica. gentileza pablo Briones   UN NIÑO EN SU PAISAJE. En “Pezcal” Pablo Briones apela a su marca de estilo, que es la mezcla del documental con la ficción cinematográfica. gentileza pablo Briones
Viven en el campo, y cuando salen de la escuela se juntan a jugar. Bastan 11 minutos de filme para mostrar las aventuras de una tarde de dos chicos cubanos de nueve y 11 años. Podrían estar cultivando la amistad en cualquier parte del mundo. “Pezcal” es el nombre del cortometraje.

Para el realizador tucumano Pablo Briones, la aventura fue crear tema, guión, locación, actores y rodaje en tiempo récord. Lo hizo en el marco de un taller de dos semanas que dictó Abbas Kiarostami en la Escuela de Cine en Cuba, entre fines de febrero y principios de marzo. Además de salir primero entre todos los participantes del taller, cuando LA GACETA lo llamó por la nota acababan de invitarlo al Short Film Corner (mercado del corto) en el Festival de Cine de Cannes.

Briones nació y se crió en Tucumán; estudió cine en Córdoba. Vive en Suiza hace más de 17 años, donde trabaja en el ámbito de la televisión; además, hizo una maestría y es docente. Entre sus trabajos aparecen filmaciones sobre los pueblos originarios de Argentina, Bolivia y Perú. Se afirma en la construcción de su propia obra, hasta ahora, en cortometrajes, que ya recorrieron festivales y premios.

- ¿Quién organiza el taller en Cuba y cómo se accede?

- Lo hace Black Factory Cinema, una empresa de producción de Barcelona que está gestionada por colombianos. Ellos organizan el taller, al que se asiste por mérito. Este año fue su tercera edición y se llevó a cabo en Cuba, en homenaje a Gabriel García Márquez, como fundador de la Escuela Internacional de Cine de Cuba. Era una manera de rendirle homenaje por parte de Kiarostami, que quería adaptar una de las obras del colombiano al cine. Había 350 candidatos y yo logré pasar entre los 30 de todas partes, llegamos de China, India, Pakistán, Finlandia, Siria...

- ¿Cómo es el profesor Kiarostami?

- Como se lo conoce: un gran maestro, genial; acerca fórmulas mágicas que sirven para reflexionar durante años en torno del cine y también al perfil de realizador, ya como artista o como ser humano. Tiene argumentos muy poderosos. Es el aspecto conocido de él porque escribe, se presenta en público. Lo diferente en este taller es que se trabaja con cierta proximidad. Él propone un lugar, un tema, y que cada uno encuentre su temática como punto de partida. Siempre en formato corto, entre 5 y 10 minutos. Lo sorprendente es cómo piensa él el cine, una visión muy libre de lo que es una obra cinematográfica.

- ¿Cómo llegás a filmar “Pezcal”?

- En el taller hice el rodaje en sólo seis horas. Trabajé con dos niños que son amigos. Trabajé a partir de quiénes son ellos, de su verdadera historia. Un colega camarógrafo hizo cámara porque le gustó mi idea. Luego editamos durante dos días, y ahora estamos trabajando en la posproduccción (colores, mezcla de sonido, etcétera).



- ¿Ir a Cannes es entrar en el mercado mundial?

- Es promocionar el corto entre compradores, distribuidores y programadores para que lo pasen en otros festivales. Es entrar al mercado mundial en concreto, y también en una base de datos según el criterio de selección del jurado del festival. Es estratégico para intentar abrir horizontes para filmar un próximo corto o también un largo.



- Mientras tanto, ¿qué más estás haciendo?

- Trabajo en un proyecto de largo documental desde 2015 sobre la copla entre la Quebrada de Humahuaca y los Valles Calchaquíes. Con la experiencia en Cuba se me abre la posibilidad de volver a trabajar con los mismos protagonistas en un largo, porque hay mucho potencial y vale la pena seguir trabajando.

Briones se despide, y se dispone a seguir haciendo películas bajo la premisa de encontrar poesía en el relato que imbrica la ficción con el documental.

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