28 Marzo 2016
INVESTIGACIÓN. Frías cayó a media cuadra del "Puente de los suspiros".
Dos jóvenes fueron baleados ayer, alrededor de las 18.30 cuando transitaban por la calle Marco Avellaneda al 1.100. Leandro Frías, de 18 años, cayó de la moto y quedó tendido en el asfalto. Murió al instante. Su compañero Iván Reyes, de 19, se encontraba anoche en el Centro de Salud en grave estado al cierre de esta edición.
Según la versión policial, ambas víctimas recibieron los disparos cerca del “Puente de Los Suspiros”, a media cuadra del lugar donde cayó Frías. Desorientado por los disparos, Reyes enfiló la moto en contramano por Marco Avellaneda. El rodado bajó zigzagueando por la pendiente de la calle y estuvo a punto de chocar contra un Peugeot 206, que se frenó al ver a los jóvenes bajar. Finalmente, Reyes esquivó el auto; 20 metros después, Frías cayó por el tiro que recibió en la espalda. Según la versión policial, el conductor de la moto llegó al Centro de Salud, a duras penas, por sus propios medios. Allí los médicos indicaron que su estado era delicado. Recibió dos balazos en la espalda, uno con orificio de salida por el abdomen.
Si bien las autoridades policiales presentes aseguraron a LA GACETA que aún se desconocían las circunstancias en que los motociclistas fueron baleados, los familiares que llegaron desde Villa 9 de Julio hasta el lugar del crimen -y lloraron amargamente la muerte del adolescente- aseguraron que se trató de un robo.
“Les quisieron robar la moto. Los embistieron. Allá, donde vivimos nosotros, nos mandan a un helicóptero que nos alumbra a todos los vecinos con una luz desde arriba pero acá, en esta esquina, no había un solo Policía. Mi sobrino era un chico joven, que trabajó toda su vida”, señaló la tía de la víctima mortal, Lucrecia Frías.
Los efectivos policiales tomaron debida nota de la versión de los familiares de Frías, que lloraban a metros de su cuerpo. Sin embargo, para ellos, todavía el ataque era una incógnita. “No sabemos cómo es que los familiares pueden asegurar que se trató de un robo, si ellos llegaron recién, cuando uno de los chicos ya estaba muerto y el otro siendo atendido en el Centro de Salud”, razonó uno de los investigadores a cargo del caso.
Lo cierto es que la Policía espera que Reyes pueda superar el estado delicado en el que se encuentra para poder brindarles información sobre el ataque. Él es el único que puede hacerlo, ya que nadie vio nada. El relato más completo de los hechos lo pudieron ofrecer los ocupantes del Peugeot 206, pero ellos vieron directamente a los jóvenes heridos, no el ataque.
“Yo estaba en la cama cuando escuché dos tiros y una frenada. Cuando salimos a ver, estaba el chico tirado en la calle”, relató Blanca Alicia Díaz, vecina de la zona.
Su relato coincide con el de otro vecino, Adrián Juárez, quien también escuchó dos tiros pese a que hubo al menos tres; dos de ellos dieron en el cuerpo de Reyes y uno en el de Frías. “Uno de los dos motociclistas cayó y el otro siguió en la moto, no sé qué habrá pasado con él. Tampoco sabemos quién lo hirió. Cuando escuché los tiros salí a ver qué estaba pasando pero ya se habían ido. Lo que es seguro es que los hirieron por acá, porque los tiros se escucharon cerca”, dijo.
Según la versión policial, ambas víctimas recibieron los disparos cerca del “Puente de Los Suspiros”, a media cuadra del lugar donde cayó Frías. Desorientado por los disparos, Reyes enfiló la moto en contramano por Marco Avellaneda. El rodado bajó zigzagueando por la pendiente de la calle y estuvo a punto de chocar contra un Peugeot 206, que se frenó al ver a los jóvenes bajar. Finalmente, Reyes esquivó el auto; 20 metros después, Frías cayó por el tiro que recibió en la espalda. Según la versión policial, el conductor de la moto llegó al Centro de Salud, a duras penas, por sus propios medios. Allí los médicos indicaron que su estado era delicado. Recibió dos balazos en la espalda, uno con orificio de salida por el abdomen.
Si bien las autoridades policiales presentes aseguraron a LA GACETA que aún se desconocían las circunstancias en que los motociclistas fueron baleados, los familiares que llegaron desde Villa 9 de Julio hasta el lugar del crimen -y lloraron amargamente la muerte del adolescente- aseguraron que se trató de un robo.
“Les quisieron robar la moto. Los embistieron. Allá, donde vivimos nosotros, nos mandan a un helicóptero que nos alumbra a todos los vecinos con una luz desde arriba pero acá, en esta esquina, no había un solo Policía. Mi sobrino era un chico joven, que trabajó toda su vida”, señaló la tía de la víctima mortal, Lucrecia Frías.
Los efectivos policiales tomaron debida nota de la versión de los familiares de Frías, que lloraban a metros de su cuerpo. Sin embargo, para ellos, todavía el ataque era una incógnita. “No sabemos cómo es que los familiares pueden asegurar que se trató de un robo, si ellos llegaron recién, cuando uno de los chicos ya estaba muerto y el otro siendo atendido en el Centro de Salud”, razonó uno de los investigadores a cargo del caso.
Lo cierto es que la Policía espera que Reyes pueda superar el estado delicado en el que se encuentra para poder brindarles información sobre el ataque. Él es el único que puede hacerlo, ya que nadie vio nada. El relato más completo de los hechos lo pudieron ofrecer los ocupantes del Peugeot 206, pero ellos vieron directamente a los jóvenes heridos, no el ataque.
“Yo estaba en la cama cuando escuché dos tiros y una frenada. Cuando salimos a ver, estaba el chico tirado en la calle”, relató Blanca Alicia Díaz, vecina de la zona.
Su relato coincide con el de otro vecino, Adrián Juárez, quien también escuchó dos tiros pese a que hubo al menos tres; dos de ellos dieron en el cuerpo de Reyes y uno en el de Frías. “Uno de los dos motociclistas cayó y el otro siguió en la moto, no sé qué habrá pasado con él. Tampoco sabemos quién lo hirió. Cuando escuché los tiros salí a ver qué estaba pasando pero ya se habían ido. Lo que es seguro es que los hirieron por acá, porque los tiros se escucharon cerca”, dijo.
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