Zecca pidió a los sacerdotes que no sean funcionarios

Zecca pidió a los sacerdotes que no sean funcionarios

En la Misa Crismal el arzobispo dijo que deberían dejar las tareas administrativas a los laicos

CENA DEL SEÑOR. El arzobispo lava los pies de un joven de la Fazenda. la gaceta / foto de inés quinteros orio CENA DEL SEÑOR. El arzobispo lava los pies de un joven de la Fazenda. la gaceta / foto de inés quinteros orio
26 Marzo 2016
“No se trabaja de sacerdote, se es sacerdote, o no se es nada. Nada más triste que convertirnos en funcionarios de algo que, en definitiva, nos es ajeno. Esto, lamentablemente, se constata en la vida de algunos sacerdotes provocando desconcierto, cuando no escándalo, en los fieles cristianos”. De esta manera el arzobispo de Tucumán, monseñor Alfredo Horacio Zecca, hizo un fuerte llamado a los sacerdotes de la diócesis para que retomen el espíritu original con el que fueron consagrados.

En su homilía, en la Misa Crismal oficiada el Jueves Santo en la Catedral, monseñor Zecca le recordó al clero las palabras del rito de ordenación, en momentos en que el obispo entrega el Evangelio a cada nuevo sacerdote: “cree lo que lees, enseña lo que crees y practica lo que enseñas”. Y también la misión que le encomienda cuando entrega el cáliz y la patena: “recibe la ofrenda del Pueblo Santo para presentarla a Dios: considera lo que realizas, imita lo que conmemoras y conforma tu vida al misterio de la pasión del Señor”. “Estas palabras de la liturgia, en su brevedad y sencillez, ponen en evidencia la íntima relación entre fe, sacerdocio, Eucaristía y vida”, manifestó el arzobispo.

Monseñor Zecca también se refirió a la preparación del sacerdote: “Debe ser hombre. Hombre en todos los sentidos, esto es, debe vivir una verdadera humanidad, un verdadero humanismo, debe tener una educación, una formación humana, de las virtudes humanas; debe desarrollar su inteligencia, su voluntad, sus sentimientos, sus afectos; debe ser realmente hombre, hombre según la voluntad del Creador, del Redentor”, dijo.

Después de señalar que “no hay renovación posible del Seminario sin una renovación del presbiterio”, monseñor Zecca dejó varios interrogantes: “En la vida profesional es cada vez más exigente la actualización y la formación para asumir los nuevos desafíos y el progreso de las ciencias ¿podemos pensar nosotros que es suficiente la formación recibida en el seminario? ¿Es posible que no podamos dedicar un tiempo aunque sea breve a la lectura de los documentos de la Iglesia, al estudio?¿No deberíamos pensar en ir dejando tareas administrativas en manos de laicos bien seleccionados para dedicarnos a lo que nos es esencial, la oración, la predicación, el estudio, la reflexión?”

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