Un secreto que protege y asfixia a dos hermanas

Un secreto que protege y asfixia a dos hermanas

Gabriel Penner trabajó en “Anverso (la misma carne)” una relación lúdica esquizoide a partir de la obra de Jean Genet

UN JUEGO DE SUMISIÓN. María Paula Compañy sufre el ataque de su hermana en la ficción, Carolina Graff. UN JUEGO DE SUMISIÓN. María Paula Compañy sufre el ataque de su hermana en la ficción, Carolina Graff.
26 Marzo 2016

ACTÚA HOY
• A las 22 en La Colorida (Mendoza 2.955)

Rebeca y Eugenia están unidas por un secreto que las aísla del mundo exterior. En ese vínculo, las hermanas establecen un juego esquizoide donde el poder, la sumisión, la belleza, la mentira y el incesto están presentes y determinan las acciones de sus cuerpos.

Este es el argumento de “Anverso (la misma carne)”, la obra del Grupo Ícono Teatral de Buenos Aires, interpretada por Carolina Graff y María Paula Compañy y con dirección de Gabriel Penner, autor también del texto que se verá hoy en La Colorida.

“La obra posee una escritura poética condensada, con textos que se repiten en el cuerpo de las actrices-personajes -señala Penner en su diálogo con LA GACETA-. En la relación entre estas hermanas todo el tiempo hay una tensión lúdica”.

- ¿Cómo surgió “Anverso...”?

- Como un trabajo de investigación escénica a partir de la lectura que Jean-Paul Sartre realiza de la obra de Jean Genet, en su libro “San Genet, comediante y mártir”. A partir de allí atravesamos con mis actrices un sinfín de ensayos, siempre conducidos por un interés poético volcado hacia lo teatral.

- ¿Hay una historia de base?

- Siempre cuando uno escribe para teatro se puede reconocer una historia básica, lo que algunos llaman “el cuentito”. Pero mi dramaturgia no se detiene tanto en la historia, sino que busca teatralidad en las relaciones que operan los personajes construidos por las actrices. Sus cuerpos hablan y también hacen silencio. Es en esa dialéctica en donde aparece el fantasma de la teatralidad en lo que escribo.

- ¿El cuerpo es la principal materia de tu escritura?

- En mi obra dramatúrgica, el cuerpo fue ocupando y tomando un lugar cada vez importante. Yo provengo del mundo de la poesía y de las ciencias sociales; mi escritura inicial carecía de corporalidad. Cuando descubrí el teatro y la dinámica de los ensayos entendí la importancia de la presencia del cuerpo en el dispositivo escénico: comenzó a surgir el interés por la investigación de la palabra escénica, entendida como un tipo específico de palabra que tiene movimiento, que se desarrolla en el espacio, una palabra que podríamos denominar performática. Ella involucra al cuerpo con todos los elementos de la teatralidad.

- ¿Cómo se construye esa relación entre dos hermanas?

- A través del poder, del incesto, de la muerte, de la infancia. Entre ellas hay un pacto, un secreto que les permite seguir viviendo protegidas del mundo exterior. Esta es una obra que ha viajado a distintos festivales internacionales, por ejemplo a Bolivia y a México, y cada público potenciaba una resonancia diferente de esa relación.

- Tu obra no trabaja en una línea cronológica del tiempo...

- El texto y la obra espectacular no están sostenidos en la cuestión cronológica, si bien hay un tiempo que transcurre; se está en presencia de un “tiempo circular”, ese que practicaban los griegos clásicos y que luego Nietzsche planteó como el “eterno retorno”. El dispositivo escénico de “Anverso...” tiene gusto a ese planteo.

- Aprovechaste esta visita para dictar un taller de dramaturgia.

- Fue planteado como un espacio-taller para relacionar la palabra escrita con el cuerpo, orientado a actores, a estudiantes y a aquellos que les interesa escribir, pero profundizando la relación con el movimiento, con el cuerpo y los cuerpos.

- “Mi escritura no aclara sino confunde”, dijiste. ¿Por qué y para qué?

- Cuando planteo que mi obra no aclara quiero decir que cuando escribo y participo de una puesta no tengo como búsqueda primordial la simplificación. Me interesa un lector-espectador que produce sentido, un “espectador emancipado”, como lo llama Jacques Ranciere. El arte en general y el teatro en particular deben apuntar a la emancipación, y esto incluso a contrapelo de lo que el arista produzca.

- Tuviste una visita fallida el año pasado; ¿eso incrementó tu expectativa?

- Las expectativas de este viaje son enormes. Tucumán es una plaza realmente importante del teatro independiente nacional y conocemos el trabajo de muchos grupos tucumanos que son increíbles. La gente de La Colorida, por ejemplo, tiene iniciativas muy interesantes y nos interesa sostener un intercambio fluido con ellos y con otros grupos y espacios. Además, en esta oportunidad voy a presentar “Pornoteca”, mi primer libro de obras teatrales que acaba de salir, y estoy con muchas ganas de que lo lean y de ponerlo a prueba. Creo que es fiel al teatro que hacemos y sostenemos.


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