22 Marzo 2016
POCO PARA FESTEJAR. Boca y River no son confiables a la hora de jugar. dyn
Boca y River ven cómo se les disipan en este torneo de necesidad y urgencia los proyectos para la competencia grande del año próximo.
La caída de Boca ante Lanús, sin contar con la evaluación del pobre rendimiento del equipo “xeneize”, lo dejó a ocho puntos de su vencedor y si bien quedan 35 por jugarse, este torneo atípico no le deja un horizonte diáfano.
Es que más que la diferencia con el puntero, es la marea de equipos que tiene que superar en puntos. Hay siete u ocho rivales delante y no es lo mismo competir con un postulante que hacerlo con esa cantidad.
Sólo los ganadores de los grupos se asegurarán una plaza en la Libertadores del año próximo y los dos segundos competirán por otra, en tanto que el perdedor de esa serie quedará en espera.
Encima Boca está apretado en plena competencia de la actual edición de la Copa, donde tras el receso por las Eliminatorias tendrá una complicada misión para pasar de ronda. Por ahora está tercero en el grupo y fuera de las plazas para octavos, aunque el empate en la altura le dio cuerda para afrontar las revanchas sin moverse de Buenos Aires pues el único partido de visitante será ante Racing, en Avellaneda. Las dudas en los números van de la mano con el opaco presente boquense en cuanto a la falta de rendimiento. Lanús lo pasó por encima de entrada y le manejó todo el partido. Las expectativas de la dupla Carlos Tevez-Daniel Osvaldo brilló por su ausencia y defensivamente fue un dolor de cabeza.
River no asusta pero tampoco convence y suma poco; está noveno entre 15 participantes en el grupo 1 y la situación es más o menos la misma. Parece no tener mayores urgencias en su grupo en la Copa Libertadores pese a que los dos últimos partidos no los pudo ganar.
El equipo no luce y cada vez agradece más tener a Lucas Alario como un usual salvador. Está claro que padece con las ausencias de los defensores centrales lesionados pero tampoco es contundente a la hora de atacar.
River, como Boca, debe aferrarse a seguir en esta Copa porque con el empate ante Banfield en el Monumental perdió acciones de candidato a ocupar alguna de las plazas que otorga este torneo de transición
Tiene en el tope de su grupo al sorprendente Godoy Cruz, llevado de la mano de Sebastián Méndez, y a Rosario Central, el mejor equipo del momento, como rivales con más talante. Encima, Independiente asoma con intenciones de salir de la medianía y volver a pelear un campeonato. Son apenas tres de los ocho equipos River tiene arriba. Algo que complica sus posibilidades.
Faltan cuatro fechas para la jornada de clásicos y el súper aparece cada vez más como el único objetivo que les queda a Boca y River en la competencia local de aquí a mitad de año.
La caída de Boca ante Lanús, sin contar con la evaluación del pobre rendimiento del equipo “xeneize”, lo dejó a ocho puntos de su vencedor y si bien quedan 35 por jugarse, este torneo atípico no le deja un horizonte diáfano.
Es que más que la diferencia con el puntero, es la marea de equipos que tiene que superar en puntos. Hay siete u ocho rivales delante y no es lo mismo competir con un postulante que hacerlo con esa cantidad.
Sólo los ganadores de los grupos se asegurarán una plaza en la Libertadores del año próximo y los dos segundos competirán por otra, en tanto que el perdedor de esa serie quedará en espera.
Encima Boca está apretado en plena competencia de la actual edición de la Copa, donde tras el receso por las Eliminatorias tendrá una complicada misión para pasar de ronda. Por ahora está tercero en el grupo y fuera de las plazas para octavos, aunque el empate en la altura le dio cuerda para afrontar las revanchas sin moverse de Buenos Aires pues el único partido de visitante será ante Racing, en Avellaneda. Las dudas en los números van de la mano con el opaco presente boquense en cuanto a la falta de rendimiento. Lanús lo pasó por encima de entrada y le manejó todo el partido. Las expectativas de la dupla Carlos Tevez-Daniel Osvaldo brilló por su ausencia y defensivamente fue un dolor de cabeza.
River no asusta pero tampoco convence y suma poco; está noveno entre 15 participantes en el grupo 1 y la situación es más o menos la misma. Parece no tener mayores urgencias en su grupo en la Copa Libertadores pese a que los dos últimos partidos no los pudo ganar.
El equipo no luce y cada vez agradece más tener a Lucas Alario como un usual salvador. Está claro que padece con las ausencias de los defensores centrales lesionados pero tampoco es contundente a la hora de atacar.
River, como Boca, debe aferrarse a seguir en esta Copa porque con el empate ante Banfield en el Monumental perdió acciones de candidato a ocupar alguna de las plazas que otorga este torneo de transición
Tiene en el tope de su grupo al sorprendente Godoy Cruz, llevado de la mano de Sebastián Méndez, y a Rosario Central, el mejor equipo del momento, como rivales con más talante. Encima, Independiente asoma con intenciones de salir de la medianía y volver a pelear un campeonato. Son apenas tres de los ocho equipos River tiene arriba. Algo que complica sus posibilidades.
Faltan cuatro fechas para la jornada de clásicos y el súper aparece cada vez más como el único objetivo que les queda a Boca y River en la competencia local de aquí a mitad de año.
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