14 Marzo 2016
UN OJO PODEROSO. El microscopio electrónico Libra llegó de Alemania. gentileza cime
Si alguien compra un terreno, por ejemplo, en la ladera del cerro y quiere saber si en ese sitio hay oro bajo sus pies, puede averiguarlo en cuestión de un par de días. Se toma una pequeña muestra de tierra, del tamaño de una arveja, y se la lleva al Centro Integral de Microscopía Electrónica (CIME).
En ese organismo estatal hay científicos tucumanos del Conicet que realizan evaluaciones con un microscopio especial capaz de magnificar objetos diminutos con imágenes de alta resolución. Es como tener una lupa especial para ver la cantidad exacta de pelos que tiene un mosquito, una mosca o una hormiga.
La microscopía tiene dos sistemas de ejecución: de barrido y de transmisión. En el primero, la imagen captada muestra la superficie de un objeto; en el segundo, en cambio, los electrones atraviesan la muestra formando una imagen aumentada del objeto.
En el campo forense, los científicos pueden comparar los cabellos de una víctima con un pelo hallado en la escena del crimen. De este modo, la microscopía permite la resolución de diversos problemas en las áreas de las ciencias biológicas, médicas, forenses, químicas, de la tierra, de los materiales, de los alimentos, la electrónica y la nanotecnología, entre otras.
El CIME, ubicado en Chacabuco 461, cuenta con dos tipos de microscopios electrónicos: de barrido (Supra 55VP) y de transmisión (Libra Zeiss 120). Pero ahora, los científicos están felices porque llegó a Tucumán un nuevo equipo de microscopía de última generación, proveniente de Alemania. El nuevo aparato se instalará en el predio de El Manantial, donde funcionará el Polo Científico y Tecnológico, en el marco del programa “Ciencia para el Bicentenario”.
Adquirir un equipo de esta envergadura (microscopía electrónica de transmisión) implica un largo proceso administrativo. Desde la presentación del proyecto, pasando por la compra, hasta la llegada del aparato pueden pasar hasta cinco años. Por eso, la alegría de los técnicos tucumanos y la ansiedad por estrenarlo cuanto antes.
Con este equipamiento, Tucumán se ubica a la cabecera de la microscopía electrónica en el Noroeste argentino. En Salta cuentan con un aparato de microscopía, pero funciona con el sistema de barrido. En la provincia vecina lo utilizan en el campo forense. “El avance tecnológico en la microscopía electrónica ha permitido adicionar módulos de trabajo para hacer un análisis distinto. Ahora se pueden ver los constituyentes químicos de una muestra”, explicó Virginia Albarracín, responsable científica del CIME.
“Esto sirve -dijo la experta-, por ejemplo, para la medicina. Se puede ver el tamaño de la pequeña capa que cubre las aspirinas y se puede analizar el tamaño, la forma, la composición química en minerales para el control de calidad de los fármacos, entre otros”.
El CIME puede brindar servicios a organismos públicos, privados, empresas y particulares. “Para un estudio médico, por ejemplo, creemos que el costo es bastante accesible, teniendo en cuenta la tecnología que implica -resaltó-. El Estado compró ese equipo para que lo usen los investigadores y la sociedad; entonces nosotros queremos acercar este servicio a la gente. Hace poco participamos en un programa llamado ‘Ciencia y Justicia’, que organiza el Conicet con el Poder Judicial de la Nación para trabajar en forma conjunta”, detalló.
Condiciones especiales
El microscopio electrónico (Libra), que llegó desde Alemania, necesita ciertas condiciones ambientales y físicas para su funcionamiento.
La instalación estará a cargo de un técnico especialista (argentino), pero luego vendrá otro técnico de Alemania (procedente de la firma de fábrica) para constatar el procedimiento. Debe cumplir determinados parámetros de ambiente seco, refrigerado, con estructura de base anti-vibratoria, y con campos anti-magnéticos, entre otras especificaciones técnicas.
“Nosotros podemos ver células y ultrasestructuras -precisó Albarracín-. Pero en Europa y en Estados Unidos, con equipos más avanzados, llegan a ver complejos proteicos, las macromoléculas, los átomos y ese será nuestro próximo paso. Pero con este aparato alemán estamos en condiciones de ir hacia ese paso”.
En ese organismo estatal hay científicos tucumanos del Conicet que realizan evaluaciones con un microscopio especial capaz de magnificar objetos diminutos con imágenes de alta resolución. Es como tener una lupa especial para ver la cantidad exacta de pelos que tiene un mosquito, una mosca o una hormiga.
La microscopía tiene dos sistemas de ejecución: de barrido y de transmisión. En el primero, la imagen captada muestra la superficie de un objeto; en el segundo, en cambio, los electrones atraviesan la muestra formando una imagen aumentada del objeto.
En el campo forense, los científicos pueden comparar los cabellos de una víctima con un pelo hallado en la escena del crimen. De este modo, la microscopía permite la resolución de diversos problemas en las áreas de las ciencias biológicas, médicas, forenses, químicas, de la tierra, de los materiales, de los alimentos, la electrónica y la nanotecnología, entre otras.
El CIME, ubicado en Chacabuco 461, cuenta con dos tipos de microscopios electrónicos: de barrido (Supra 55VP) y de transmisión (Libra Zeiss 120). Pero ahora, los científicos están felices porque llegó a Tucumán un nuevo equipo de microscopía de última generación, proveniente de Alemania. El nuevo aparato se instalará en el predio de El Manantial, donde funcionará el Polo Científico y Tecnológico, en el marco del programa “Ciencia para el Bicentenario”.
Adquirir un equipo de esta envergadura (microscopía electrónica de transmisión) implica un largo proceso administrativo. Desde la presentación del proyecto, pasando por la compra, hasta la llegada del aparato pueden pasar hasta cinco años. Por eso, la alegría de los técnicos tucumanos y la ansiedad por estrenarlo cuanto antes.
Con este equipamiento, Tucumán se ubica a la cabecera de la microscopía electrónica en el Noroeste argentino. En Salta cuentan con un aparato de microscopía, pero funciona con el sistema de barrido. En la provincia vecina lo utilizan en el campo forense. “El avance tecnológico en la microscopía electrónica ha permitido adicionar módulos de trabajo para hacer un análisis distinto. Ahora se pueden ver los constituyentes químicos de una muestra”, explicó Virginia Albarracín, responsable científica del CIME.
“Esto sirve -dijo la experta-, por ejemplo, para la medicina. Se puede ver el tamaño de la pequeña capa que cubre las aspirinas y se puede analizar el tamaño, la forma, la composición química en minerales para el control de calidad de los fármacos, entre otros”.
El CIME puede brindar servicios a organismos públicos, privados, empresas y particulares. “Para un estudio médico, por ejemplo, creemos que el costo es bastante accesible, teniendo en cuenta la tecnología que implica -resaltó-. El Estado compró ese equipo para que lo usen los investigadores y la sociedad; entonces nosotros queremos acercar este servicio a la gente. Hace poco participamos en un programa llamado ‘Ciencia y Justicia’, que organiza el Conicet con el Poder Judicial de la Nación para trabajar en forma conjunta”, detalló.
Condiciones especiales
El microscopio electrónico (Libra), que llegó desde Alemania, necesita ciertas condiciones ambientales y físicas para su funcionamiento.
La instalación estará a cargo de un técnico especialista (argentino), pero luego vendrá otro técnico de Alemania (procedente de la firma de fábrica) para constatar el procedimiento. Debe cumplir determinados parámetros de ambiente seco, refrigerado, con estructura de base anti-vibratoria, y con campos anti-magnéticos, entre otras especificaciones técnicas.
“Nosotros podemos ver células y ultrasestructuras -precisó Albarracín-. Pero en Europa y en Estados Unidos, con equipos más avanzados, llegan a ver complejos proteicos, las macromoléculas, los átomos y ese será nuestro próximo paso. Pero con este aparato alemán estamos en condiciones de ir hacia ese paso”.
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