La dificultad de la Justicia para investigarse a sí misma

La dificultad de la Justicia para investigarse a sí misma

Mientras estuvo a cargo de la fiscalía II, Carlos Albaca fue rey y señor Nadie lo controló. El ex ministro fiscal, Luis de Mitri, y la Corte Suprema, se quedaron callados durante los siete años que tuvo la causa de Paulina, que quedó convertida en un rompecabezas. Fue tal su suficiencia que llegó a decir que estaba en duda que la estudiante haya sido asesinada y que ella pudo haber sido una intrépida sexual. Alberto Lebbos, padre de la víctima, peleó solo contra el poder y señaló a Albaca como el emblema del encubrimiento. Después vino el informe nacional que realizó Bernardo Lobo Bugeau, quien destrozó la tarea del ex fiscal y ahí la Corte le soltó la mano. Se hizo un sumario administrativo (a cargo de Marta Jerez de Rivadeneira) sobre el cual se basó la investigación de Juana Prieto de Sólimo, que es quien pidió que se lo juzgue por incumplimiento de los deberes de funcionario público y encubrimiento agravado. Esto es una muestra de la dificultad de la Justicia para investigarse a sí misma. De llegar a condena, sería una rara avis, pese a que la crisis que envuelve al Poder Judicial haría presumir que debe haber más casos como este. No obstante, la elevación a juicio es una victoria para Lebbos, que ya vio a tres policías de Raco condenados por encubrimiento, y ahora verá a Albaca sentado en el banquillo. Aunque la resolución del crimen esté en la nebulosa, atada a la tenue esperanza de que algún acusado se quiebre y confiese el nombre del asesino.

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