“Sabemos que no hay plata para hacer todo, pero lo que hagamos, lo hagamos bien y que dure para siempre”, sostiene Gustavo Restrepo en una ronda de trabajo con el equipo de la Subsecretaría de Planificación Urbana de la Municipalidad capitalina. Algunos asistentes lo miran escépticos, le preguntan si las cosas son tan fáciles como suenan; otros se dejan llevar por la energía arrolladora del arquitecto y urbanista colombiano que carga con la fama de haber orquestado un cambio radical en la ciudad de Medellín: de un territorio de guerra y narcotráfico logró convertirla en un faro en el agitado océano de las ciudades de Latinoamérica.
El experto en transformación urbana llegó a Tucumán por iniciativa de los municipios de la capital, de Yerba Buena y de Tafí Viejo. En cada uno de ellos brindará asesoramiento en temas puntuales, a pedido de cada administración. En el caso de nuestra ciudad, el desafío de la intendencia de Germán Alfaro está puesto en integrar las siete zonas determinadas como vulnerables para que dejen de ser el patio trasero de San Miguel de Tucumán.
El taller comenzó a la mañana y al mediodía partieron en un ómnibus a visitar el barrio Alejandro Heredia, al sureste de la capital. Al regreso, el colombiano agarró planos y marcadores y esbozó una propuesta de intervención en esa postergada zona, siempre en las noticias por las inundaciones o la inseguridad.
Espacio público negado
Entre los “síntomas” que más le llamaron la atención a Restrepo en el Alejandro Heredia es que se trata de un barrio lleno de muros. “Esto nos dice que hay una negación del espacio público: cada casa se encierra en su propio mundo, sencillamente porque no existe el espacio público”, diagnosticó, y advirtió que es primordial generar ese ámbito común “donde todos somos iguales a todos”.
“Si tenemos $ 10 para hacer obras, entonces hagamos lo mejor que se pueda hacer con ese dinero, por más que necesitemos $ 30 para hacer todo. Comencemos por una calle, pero la planifiquemos para que quede de por vida”, subrayó. En esa zona propuso armar un corredor seguro, con equipamiento y servicios, para que los vecinos empiecen a familiarizarse con el espacio público.
El colombiano hizo hincapié en que el trabajo de los municipios no acaba cuando concluye la obra física, sino que, por el contrario, no termina nunca. “El Estado debe entrar allí y no salir nunca más. Es un trabajo que deben continuar los gobiernos futuros”, recalcó. Insistió además en que la obra pública no sirve de nada sin su contrapartida social y económica: llegar con servicios de salud, educación, seguridad, transporte y también conocer las potencialidades de la zona y de los vecinos para promover las actividades productivas.
“Cuando uno cruza datos de los relevamientos físicos, sociales y económicos y concluye, por ejemplo, que los niveles de violencia están estrechamente vinculados con la falta de educación y de trabajo, entonces no estamos frente a un problema policial. Con buenos datos podemos planificar buenas soluciones. Y llevar a la gente al trabajo formal, sea en Pymes, en cooperativas o en lo que fuere, es parte fundamental de la transformación”, propuso.
Después de algunas horas de consejos y de transmisión de experiencias de la ciudad de Medellín -aclarando siempre que en esto no hay recetas, sino trajes a medida-, Restrepo le pasó la pelota al equipo municipal. Son sus jugadores los que deberán detectar los problemas, recabar los datos y proponer las soluciones, con los $ 10 o con los $ 30 disponibles. No están solos: antes de los saludos, el urbanista compartió con todos su número de teléfono para crear un grupo de WhatsApp y hacer consultas en tiempo real, cuando sea necesario.
• Hoy, a las 9, Restrepo estará en Tafí Viejo en una conferencia debate abierta. Será en la Sociedad Italiana (Centenario 252).
• Mañana, a las 19, estará en Yerba Buena, en la Casa de la Cultura (Higueritas 1.850). Hablará de los lineamientos urbanos del municipio.