Por Nicolás Iriarte
08 Febrero 2016
EN ESTA NO. González remata a las manos de Saja en el primer tiempo. En el segundo, apuntaría al mismo lugar pero el arquero fallaría y la pelota ingresaría para convertir el 2-0 en ese momento. LA GACETA / FOTOS DE JORGE OLMOS SGROSSO
Desde que Atlético supo -allá por diciembre- que debutaría en el Torneo de Transición contra Racing, entendió cómo venía la mano. Tanto le costó conseguir una entrada para la fiesta grande de Primera y no bien llegó, lo sentaron al lado de una de las cinco más feas del país: Racing.
Pero ya conocemos al equipo de Juan Manuel Azconzábal. Y si usted no lo conocía, ayer tuvo la chance de hacerlo. Pisó el pasado de una flojísima pretemporada y empezó el 2016 tal como había terminado el 2015: llevándose puesto a sus rivales.
Al menos así fueron los primeros 5 minutos del partido en el que no solo sacó a bailar a su pareja sino que la descolocó en varias oportunidades.
Fue poco tiempo pero parecía que el que sostenía el cartel de “Bienvenido a Primera” era el local. Después de eso, Rodrigo De Paul, que en apenas algunos días pasó del frío de Valencia al sauna tucumano, se encargó de nivelar la balanza y hasta darle una ventaja virtual a la “academia”. Los desbordes por la izquierda más las asociaciones con Óscar Romero (de gran partido) fueron el primer cachetazo que recibió el galán “decano” por parte de su pareja en la noche de gala.
Allí Atlético trató de bloquear esas salidas, enlentecer el partido e incluso esperar un poco, sin salir tan atolondrado como al principio. Esa fórmula terminó sirviendo para abrir el marcador: un pelotazo desde el fondo derivó en una jugada sucia que limpiaron Emanuel Molina con una abertura a Luis Rodríguez, Leandro González con un centro y Fernando Zampedri con el cabezazo. Y si hablamos de limpieza, Enrique Meza Britez le dio un pase impoluto a González que puso el 2-0 con ayuda de Sebastián Saja.
47 minutos le había tomado al “decano” alejarse a dos goles de uno de los mejores equipos argentinos. El cronograma de la fiesta avisó que había show en vivo y lo hubo. Estuvo a cargo de Cristian Lucchetti que le puso sus manos a todo, menos al cabezazo de Gustavo Bou. Una atajada tras otra.
En los minutos finales, Racing estuvo tan cerca del error en su defensa como del empate, pero cuando Silvio Trucco prendió las luces y dio por terminada la velada, Atlético ya no estaba en el salón. Se había ido con la victoria y la frente en alto.
Pero ya conocemos al equipo de Juan Manuel Azconzábal. Y si usted no lo conocía, ayer tuvo la chance de hacerlo. Pisó el pasado de una flojísima pretemporada y empezó el 2016 tal como había terminado el 2015: llevándose puesto a sus rivales.
Al menos así fueron los primeros 5 minutos del partido en el que no solo sacó a bailar a su pareja sino que la descolocó en varias oportunidades.
Fue poco tiempo pero parecía que el que sostenía el cartel de “Bienvenido a Primera” era el local. Después de eso, Rodrigo De Paul, que en apenas algunos días pasó del frío de Valencia al sauna tucumano, se encargó de nivelar la balanza y hasta darle una ventaja virtual a la “academia”. Los desbordes por la izquierda más las asociaciones con Óscar Romero (de gran partido) fueron el primer cachetazo que recibió el galán “decano” por parte de su pareja en la noche de gala.
Allí Atlético trató de bloquear esas salidas, enlentecer el partido e incluso esperar un poco, sin salir tan atolondrado como al principio. Esa fórmula terminó sirviendo para abrir el marcador: un pelotazo desde el fondo derivó en una jugada sucia que limpiaron Emanuel Molina con una abertura a Luis Rodríguez, Leandro González con un centro y Fernando Zampedri con el cabezazo. Y si hablamos de limpieza, Enrique Meza Britez le dio un pase impoluto a González que puso el 2-0 con ayuda de Sebastián Saja.
47 minutos le había tomado al “decano” alejarse a dos goles de uno de los mejores equipos argentinos. El cronograma de la fiesta avisó que había show en vivo y lo hubo. Estuvo a cargo de Cristian Lucchetti que le puso sus manos a todo, menos al cabezazo de Gustavo Bou. Una atajada tras otra.
En los minutos finales, Racing estuvo tan cerca del error en su defensa como del empate, pero cuando Silvio Trucco prendió las luces y dio por terminada la velada, Atlético ya no estaba en el salón. Se había ido con la victoria y la frente en alto.