La hipoxia, el rival invisible del Dakar

La hipoxia, el rival invisible del Dakar

En Bolivia, a más de 4.000 metros, los competidores sufren los efectos de la falta de oxígeno.

TOCANDO TECHO. En Uyuni, el Dakar alcanzó la mayor altura de su historia en un tramo cronometrado: 4.600 metros sobre el nivel del mar. Los pilotos padecieron jaquecas y otros síntomas de apunamiento. dAKAR .COM TOCANDO TECHO. En Uyuni, el Dakar alcanzó la mayor altura de su historia en un tramo cronometrado: 4.600 metros sobre el nivel del mar. Los pilotos padecieron jaquecas y otros síntomas de apunamiento. dAKAR .COM
08 Enero 2016
A más de 4.500 metros sobre el nivel del mar, el cuerpo comienza a sentir los efectos de la hipoxia (escasez de oxígeno en la sangre). Por ello, el paso del Rally Dakar 2016 por Bolivia supone un desafío sin precedentes para los competidores.

“Probablemente todos tengan algunos síntomas, no sólo por la altura, sino también porque vienen de días de mucho cansancio y de dormir mal”, señaló la médica Marcela Lauko, integrante del cuerpo médico de la prueba.

“En general, eso hace que los umbrales de tolerancia bajen y que estén un poco más sensibles a los inconvenientes que existen con la altitud”, añadió.

Uno de los atractivos de la edición 2016 del Dakar es su paso por Bolivia, ya que las etapas que se realizan en la zona del Salar de Uyuni se disputan a más de 4.000 metros sobre el nivel del mar.

La quinta etapa de la carrera, entre Jujuy y Uyuni, llevó ayer a los competidores a los 4.600 metros de altitud, el punto más alto jamás alcanzado en la historia de la competencia a velocidad cronometrada. La sexta jornada, que se disputará hoy, será un círculo que rodeará el Salar de Uyuni, donde no correrán a una altura algo menor: entre 3.500 y 4.200 metros.

Pulmones a prueba

La altitud no es algo nuevo en la historia del Dakar en Sudamérica. En 2014, cuando Bolivia entró por primera vez al recorrido de la prueba, sólo corrieron los motociclistas; mientras que el año pasado se sumaron los pilotos de autos. En esta oportunidad, toda la caravana dakariana visita territorio boliviano, inclusive los participantes de la clase Camiones y los equipos de asistencia, que en las oportunidades anteriores se quedaron en Argentina.

El año pasado, inclusive, el gobierno de Evo Morales repartió bolsitas de coca a los competidores en los vivac para paliar los efectos del apunamiento.

A fin de prevenir los habituales dolores de cabeza, los médicos de la organización les brindaron a los competidores la información necesaria de cómo contrarrestar la altitud e incluso les recomendaron una serie de medicamentos. Por precaución, todos los equipos sanitarios, desde los vehículos hasta los helicópteros, cuentan con oxígeno y medicación extra. Lo mismo sucederá en el campamento de Uyuni.

“Está previsto contar con muchas botellas de oxígeno porque el estrés físico al que se someterán hará que los músculos consuman más oxígeno del habitual”, advirtió la médica Lauko. “Los años anteriores que estuvimos fueron como una prueba para esta edición. Todos tuvieron alguna que otra sintomatología, pero nada serio. Creemos que todo saldrá bien”, confió.

Bien entrenados

Algunos pilotos, como el qatarí Nasser Al-Attiyah o el español Carlos Sainz, se prepararon en cámaras con baja saturación de oxígeno (también llamadas cámaras hipóxicas) para enfrentarse al desafío de la altitud. El entrenamiento en dichas condiciones produce que el organismo fabrique más glóbulos rojos, que son los que transportan el oxígeno.

“Es una buena manera de prepararse, siempre y cuando lo hayan hecho de manera constante. Cualquier cosa que hayan probado los pilotos para minimizar las consecuencias de la altura por supuesto que sirve”, destacó Lauko.

Son días completos a más de 4.000 metros de altura. Otro hito en la historia del Dakar.

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