El agua está en todos lados: cubre los caminos, los campos, los corrales, está adentro de las casas, en la cocina, en cada habitación... No hay ni un rincón seco. La situación es tan grave que la única manera de rescatar y llevarles ayuda a los afectados por las inundaciones en el sur de la provincia es usando lanchas.
"Mi prima había ido con sus dos hijos (de seis y un año) a visitar a sus papás. A las cuatro de la mañana llegó la inundación y quedaron atrapados. Ella me llamaba y me pedía que gestionáramos un helicóptero para sacarla de ahí. Estaba desesperada, porque se le había terminado la leche y los pañales para sus chicos. Lo del helicóptero era imposible para nosotros. Finalmente anoche lograron rescatarla a ella y a los chicos con una lancha", contó Jimena Albornoz, una vecina de la capital que nació y se crió en Sud de Lazarte. Como si todo esto fuera poco, anoche se quedaron sin luz, porque se desplomó un poste.
Los familiares de los pobladores que están aislados en esta localidad, en Niogasta, en La Junta y Los Agudo se quejan porque todos los años, durante la temporada de tormentas, ocurre lo mismo y el problema no se soluciona. "Son pueblos que ya están perdidos. Antes, esto no pasaba. Yo nací ahí y el río jamás desbordaba. Eso empezó a pasar todos los años a partir del 2005, aproximadamente. La mayor parte de la gente ya vendió todo y se fue. Había personas que tenían muchos animales y tierras, pero prefirieron dejar todo y mudarse a la ciudad", contó Albornoz.
Los familiares de los afectados se comunican con ellos a través de Whatsapp y mediante llamadas telefónicas, y los desespera el hecho de que no puedan salir del pueblo por sus propios medios ya que los caminos están cubiertos por agua. "También hay gente que no quiere dejar sus casas, porque tiene miedo de que les roben lo poco que les queda", agregó la mujer.