31 Diciembre 2015
EL “YANQUI” DESAFIANTE. Ante tanta súper estructura haciéndole sombra, Robby Gordon vuelve a la carga con el Gordini. FOTOS DE REUTERS - LA GACETA / JUAN PABLO SÁNCHEZ NOLI
En una carrera como el Rally Dakar hay pocas certezas. Nadie, ni el francés Stéphane Peterhansel, el más ganador del desafío, puede tener la seguridad de terminar. Eso sí, puede ser que tenga un porcentaje más alto de llegadas porque forma parte de una escudería de punta, como lo es Peugeot.
Con la misma condición de favoritas aparecen otras marcas que tienen una estructura superprofesional complementada con superestrellas. Los Mini de BMW están al comando del campeón vigente el qatarí Nasser Al-Attiyah, acompañado por el ex campeón, el español Nanni Roma. Si hay que buscar un Dream Team dakariano, fue Peugeot el que lo conformó porque cuenta con Peterhansel, Carlos Sainz que ganó en 2010 y Cyril Déspres, campeón cinco veces en Motos. Peugeot sacudió todo con la incorporación del múltiple campeón mundial de rally, el francés Sebastién Loeb.
Toyota depositará todas sus ansias de llegar primero en la Hilux del sudafricano Giniel de Villiers. El subcampeón actual no se bajó del podio en cuatro de las últimas cinco ediciones.
Innovador
El que cambió la combinación fue el showman del Dakar, Robby Gordon. Él unió su nombre estelar con una marca que ni por asomo se acerca al resto: el estadounidense puso un Gordini en la carrera.
El auto francés dejó de comercializarse en 1968 y desde entonces habita más en las competencias de vehículos clásicos o en pruebas de regularidad. Pero Gordon se las ingenió para poner en el Dakar al Gordini, visualmente muy similar al Hummer que piloteó. Gordon cubrió al pequeño auto europeo con una carcaza robusta que no le funcionó en 2014 porque abandonó, en 2015 rindió un poco más llevándolo a la meta en el puesto 19 y que ahora, según él, dará todo. “Realizamos pequeños retoques. Voy a ir con el mismo objetivo: triunfar. Si no voy a ganar, ¿para qué ir?”, dijo Gordon, que quiere mostrar que los detalles pueden vencer a las grandes marcas.
Con la misma condición de favoritas aparecen otras marcas que tienen una estructura superprofesional complementada con superestrellas. Los Mini de BMW están al comando del campeón vigente el qatarí Nasser Al-Attiyah, acompañado por el ex campeón, el español Nanni Roma. Si hay que buscar un Dream Team dakariano, fue Peugeot el que lo conformó porque cuenta con Peterhansel, Carlos Sainz que ganó en 2010 y Cyril Déspres, campeón cinco veces en Motos. Peugeot sacudió todo con la incorporación del múltiple campeón mundial de rally, el francés Sebastién Loeb.
Toyota depositará todas sus ansias de llegar primero en la Hilux del sudafricano Giniel de Villiers. El subcampeón actual no se bajó del podio en cuatro de las últimas cinco ediciones.
Innovador
El que cambió la combinación fue el showman del Dakar, Robby Gordon. Él unió su nombre estelar con una marca que ni por asomo se acerca al resto: el estadounidense puso un Gordini en la carrera.
El auto francés dejó de comercializarse en 1968 y desde entonces habita más en las competencias de vehículos clásicos o en pruebas de regularidad. Pero Gordon se las ingenió para poner en el Dakar al Gordini, visualmente muy similar al Hummer que piloteó. Gordon cubrió al pequeño auto europeo con una carcaza robusta que no le funcionó en 2014 porque abandonó, en 2015 rindió un poco más llevándolo a la meta en el puesto 19 y que ahora, según él, dará todo. “Realizamos pequeños retoques. Voy a ir con el mismo objetivo: triunfar. Si no voy a ganar, ¿para qué ir?”, dijo Gordon, que quiere mostrar que los detalles pueden vencer a las grandes marcas.
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Rally Dakar 2016
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