Por Nicolás Iriarte
30 Diciembre 2015
Por primera vez en un anuario, la historia de Atlético no será dividida en dos temporadas. Es decir, el final de una y el comienzo de otra. El formato del nuevo campeonato, que ocupa -como nunca- un año calendario exacto (de febrero a noviembre), permite contar el 2015 “decano” basándose en un solo torneo. Justamente, el mejor torneo de su historia que lo depositó en Primera.
El inicio no fue fácil. Juan Manuel Azconzábal había sido ratificado en el cargo pero los ánimos no eran los mejores: el equipo venía de perder una de las oportunidades más generosas para ascender en 2014. El desempate lo había perdido con Huracán, pero la gran chance se había esfumado mucho antes.
Numéricamente, el equipo no comenzó mal pero la relación con la gente no era buena. El primer partido jugado en el Monumental fue un empate y recibió varios reproches. Al equipo le costó volver a ganarse el cariño del público, algo que solo lograría con triunfos. En la primera mitad de la temporada, las victorias se repetían una y otra vez en el Monumental, donde finalizó invicto tras 21 partidos (17 triunfos y cuatro empates).
En la segunda parte, aparecieron las victorias como visitante y el público volvió a enamorarse. “La gente volvió a la cancha”, declaró Cristian Lucchetti, tras el 2-0 a Atlético Paraná en el comienzo de la segunda rueda, permitiendo la reconciliación tan necesaria para conseguir un logro como el que terminó obteniendo.
A esa altura, el equipo había sufrido uno de los golpes más duros del año: perder contra Central Córdoba en Santiago del Estero (uno de los equipos más débiles), luego de estar ganando 2-0.
A partir de allí, la suerte del plantel parecía que podía encaminarse hacia dos rumbos: arriba, tras una reagrupación casi espiritual o hacia abajo, derrumbándose por la oportunidad desperdiciada. La opción correcta fue la primera, aun cuando Patronato parecía el principal candidato en un torneo que ofrecía solo un ascenso directo. Atlético sabía que debía luchar por el primer lugar. El reducido posterior asustaba como ese fatídico desempate con Huracán.
Después de perder 0-1 con Instituto en Córdoba, transitó los últimos tres meses de competencia de manera perfecta y con la colaboración de las tres figuras salientes que tuvo el equipo: Lucchetti, Luis Rodríguez y Guillermo Acosta: 11 triunfos y apenas tres empates que bastaron no sólo para superar a los entrerrianos, sino para conseguir el ascenso una fecha antes. Sin duda, 2015 fue uno de los mejores años en la historia “decana”.
El inicio no fue fácil. Juan Manuel Azconzábal había sido ratificado en el cargo pero los ánimos no eran los mejores: el equipo venía de perder una de las oportunidades más generosas para ascender en 2014. El desempate lo había perdido con Huracán, pero la gran chance se había esfumado mucho antes.
Numéricamente, el equipo no comenzó mal pero la relación con la gente no era buena. El primer partido jugado en el Monumental fue un empate y recibió varios reproches. Al equipo le costó volver a ganarse el cariño del público, algo que solo lograría con triunfos. En la primera mitad de la temporada, las victorias se repetían una y otra vez en el Monumental, donde finalizó invicto tras 21 partidos (17 triunfos y cuatro empates).
En la segunda parte, aparecieron las victorias como visitante y el público volvió a enamorarse. “La gente volvió a la cancha”, declaró Cristian Lucchetti, tras el 2-0 a Atlético Paraná en el comienzo de la segunda rueda, permitiendo la reconciliación tan necesaria para conseguir un logro como el que terminó obteniendo.
A esa altura, el equipo había sufrido uno de los golpes más duros del año: perder contra Central Córdoba en Santiago del Estero (uno de los equipos más débiles), luego de estar ganando 2-0.
A partir de allí, la suerte del plantel parecía que podía encaminarse hacia dos rumbos: arriba, tras una reagrupación casi espiritual o hacia abajo, derrumbándose por la oportunidad desperdiciada. La opción correcta fue la primera, aun cuando Patronato parecía el principal candidato en un torneo que ofrecía solo un ascenso directo. Atlético sabía que debía luchar por el primer lugar. El reducido posterior asustaba como ese fatídico desempate con Huracán.
Después de perder 0-1 con Instituto en Córdoba, transitó los últimos tres meses de competencia de manera perfecta y con la colaboración de las tres figuras salientes que tuvo el equipo: Lucchetti, Luis Rodríguez y Guillermo Acosta: 11 triunfos y apenas tres empates que bastaron no sólo para superar a los entrerrianos, sino para conseguir el ascenso una fecha antes. Sin duda, 2015 fue uno de los mejores años en la historia “decana”.
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Anuario LA GACETA 2015