Escaba: un día de campo, con asado, al borde del dique

Escaba: un día de campo, con asado, al borde del dique

El bajo nivel de agua del embalse impide la práctica de deportes acuáticos y la pesca del pejerrey, pero se puede disfrutar de la naturaleza.

 TIENTA. Escaba regala una escapada a la naturaleza.  la gaceta / fotos de osvaldo ripoll TIENTA. Escaba regala una escapada a la naturaleza. la gaceta / fotos de osvaldo ripoll
30 Diciembre 2015
Pasar un día en el dique de Escaba es posible, pero antes hay que tomar ciertos recaudos. Lo principal a tener en cuenta es la falta de infraestructura y los escasos servicios en la zona. Por esa razón resulta fundamental llevar todo lo necesario para que una jornada al aire libre termine siendo placentera y no se transforme en un dolor de cabeza.

El mejor plan para salir en familia rumbo al embalse, ubicado en la jurisdicción de Juan Bautista Alberdi, incluye un vehículo propio. El camino está consolidado y no presenta inconvenientes en el trayecto desde el cruce del río Marapa hasta el propio dique. Segundo punto clave de la salida en grupo es llevar todo lo necesario para disfrutar, por ejemplo, de un asado al aire libre.

Los asadores no están en condiciones óptimas, pero si se lleva una parrilla, la carne, las verduras, el carbón, agua mineral y los utensilios no habrá nada que pueda impedir pasar un día de camping, cerca del agua.

La brisa

El clima para esta época es ideal, siempre que el pronóstico no anuncie lluvias. Lo mejor es salir temprano para llegar a Escaba antes del mediodía. A esa hora el verde se apodera del paisaje en los alrededores del embalse. La variada vegetación le da un aire fresco al lugar. La brisa se disfruta todo el tiempo y, en los días de cielo despejado, el calor pega un poco más fuerte al mediodía.

En la entrada a la zona del dique hay un puesto de Vialidad, donde suelen reunirse los lugareños para conversar. Manuel Cano, de 63 años, nacido en Escaba de Abajo, todavía recuerda los buenos tiempos con visitantes, inclusive de las provincias vecinas, en especial de Catamarca.

Cano añora los momentos en que recibían a los foráneos que llegaban dispuestos a descubrir la gigantesca colonia de murciélagos. “Antes de la hora de la oración -dice-, esos bichos salen por un hueco redondo y es como un chorro de petróleo”.

Al lado del puesto de Vialidad, hay un local pequeño donde se pueden comprar algunas bebidas y alimentos. Es el único quiosco a decenas de kilómetros a la redonda.

Cambio de autoridades

En el trayecto, al costado del camino de tierra, todavía pueden verse los carteles de la campaña electoral. José “Pepe” Aguilar es el nuevo delegado comunal de Escaba. Al seguir por el camino que bordea el dique se llega al Club Náutico, un predio que cuenta con quinchos y asadores. También venden bebidas frescas y ofrecen un menú tradicional y económico para quienes buscan descansar sin perder tiempo con el fuego y el asado.

En ese sitio hay opciones para hacer noche. Los aventureros que pretenden quedarse un fin de semana podrían usar las habitaciones del club con precios accesibles. El ingreso al Club Náutico tiene un costo de $ 20 por persona.

Desde el predio puede verse la escasez de agua del embalse. El dique tiene cuatro entradas de agua: río Singuil (suroeste), El Chorro y Las Moras (por el oeste) y el río Chavarría (por el noreste) están casi secas. A la distancia sólo se ve el barro sobre el borde.

Fernando Quintana, encargado de la administración del Club Náutico, advierte que el bajo nivel de agua pone en peligro la resiembra del pejerrey. “Estamos al borde; no entiendo por qué la gente de la represa abre las compuertas -se queja- si no hay peligro de desborde, ni mucho menos de inundación. Abren las compuertas como si se viniera el diluvio y hace 10 días que no cae una gota de lluvia”.

En las épocas de pesca, los visitantes llegan con sus conservadores y sus equipos para instalarse en el predio, al borde del dique. Algunos tienen sus propias lanchas a motor para recorrer lo que se conoce como la isla. Ahora hay tan poca agua que casi no se ven aves en los alrededores. Apenas unos cuantos loros ruidosos se hacen notar a la hora de la siesta en la zona de la represa.

Disfrutar en familia y con bajo presupuesto

- Desde la capital hasta el dique hay 135 kilómetros.

- El viaje dura menos de dos horas desde el centro tucumano.

- Para un vehículo con GNC, el gasto es de $ 50 de ida.

- Una habitación cuesta $ 100 por noche por persona.

- Alquilar un bote para salir a pescar cuesta $ 40.

- Los pescadores pueden alquilar una habitación para 10.

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