“Está en manos de Dios”, dice la familia del niño que agoniza

“Está en manos de Dios”, dice la familia del niño que agoniza

Los parientes del pequeño sostienen que no había señalización adecuada en la zona del accidente. Una nueva lucha por su vida Santiago, de un año y medio, está en coma, tras permanecer sumergido en El Cadillal.

ANGUSTIA. Lorena Gallardo y José Soria (al centro) salen de la sala de terapia tras escuchar el parte médico. la gaceta / foto de josé nuno ANGUSTIA. Lorena Gallardo y José Soria (al centro) salen de la sala de terapia tras escuchar el parte médico. la gaceta / foto de josé nuno
29 Diciembre 2015
Es la segunda vez que en su vida como pareja José Soria y Lorena Gallardo deben rogarle al cielo para que el menor de sus hijos se salve. Santiago tiene un año y medio. El domingo a la tarde lo internaron de urgencia en el Hospital de Niños porque estuvo 10 minutos sumergido en las aguas de El Cadillal. “Está en coma y lo tienen con un respirador artificial”, fue lo único que Soria alcanzó a decirle ayer a LA GACETA, antes de que las lágrimas le cortaran la voz.

El parte médico había sido desesperanzador. “Está todo en manos de Dios”, reconoció Claudia Gallardo, hermana de la madre del niño. Santiago nació con una afección pulmonar que lo obligó a permanecer más de un mes internado en la terapia de La Maternidad. Esa fue la primera vez que sus padres suplicaron para que saliera con vida de un hospital.

“Mi cuñado se siente culpable. Estaba jugando a la pelota con mi otro sobrino, que tiene ocho años, cuando el más chiquito le pidió meterse al agua. Él lo subió a los hombros y entró al dique, pero la tierra sobre la que estaba parado se desbarrancó”, dijo Claudia Gallardo.

Soria no sabe nadar. Cuando comenzó a hundirse, según dijo su cuñada, intentó salvar al niño arrojándoselo a su esposa. Pero ella no consiguió atrapar al pequeño. “Iba a ser una desgracia más grande porque mi hermana, que tampoco sabe nadar, también se metió para intentar sacar a su hijo. Hasta mi otro sobrino se metió al agua. Pero mi cuñado lo empujó para que saliera y una chica que estaba ahí lo agarró”, agregó Claudia.

Desesperación

Fueron 10 minutos de desesperación. Los efectivos de Policía Lacustre buscaban entre el agua turbia pero no encontraban nada. El tiempo pasaba y las esperanzas se diluían hasta que dos policías hallaron al niño. “Lo llevaron al CAPS de El Cadillal. Pero acá (por el Hospital de Niños) nos dijeron que demoraron mucho en trasladarlo al hospital”, continuó Claudia Gallardo.

Esta familia vive en el barrio Ejército Argentino -al sur de la capital- y se sostiene con las “changas” en las que trabaja Soria. Ayer a la tarde sus familiares habían llevado reposeras para instalarse en la inmediaciones del hospital y acompañarlos. “Estamos muy enojados porque mucha gente salió a culparlos por lo que pasó. Pero el problema es que las zonas peligrosas en El Cadillal no están señalizadas. ¿Cómo pueden decir que no les importa mi sobrino? Si ellos estuvieron todo al tiempo a su lado cuando estuvo en La Maternidad”, concluyó la tía del niño.

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