A descorchar con cautela

Este fin de año tiene la particularidad de que a una situación recesiva, como la que se viene atravesando en los últimos meses, se suman las expectativas sobre aspectos económicos financieros que aún no han sido clarificados por el actual gobierno y que resultan gravitantes cuando de decisiones de consumo, inversión y ahorro se trata.

En el caso del consumo de los hogares, los gastos propios de la celebración de las festividades, sumados a las vacaciones, exigen un balance bastante complicado cuando, como se señalaba, permanece una significativa incertidumbre, principalmente sobre los ingresos disponibles.  

Para la mayoría de las familias, modificaciones en tarifas, salarios, impuestos y perspectivas de empleo crean un panorama donde se debe ser más selectivo que en otras oportunidades, puesto que todo impacta en los ingresos familiares. Frenar el impulso de adquirir algunos artículos no debería ser tomado como una cuestión de avaricia, sino de prudencia.  

Actualmente, el arco de precios de un mismo artículo es bastante amplio y está sujeto a revisiones bastante frecuentes. Los problemas de stock no son menores, dado que el valor de reposición no es claro en este momento; principalmente cuando se trata de bienes importados o con alto componente importado. Por lo tanto, como en otras oportunidades, la comparación de precios no es tarea menor.

Obviamente no hay recetas únicas; pero aprovechar los todavía existentes pagos en cuotas fijas sin interés es una alternativa difícil de rechazar, más aún cuanto mayores sean esos plazos.  No conviene saldar parcialmente los consumos realizados con tarjetas de crédito, ante la suba de tasas de interés. El pago de montos mínimos resulta financieramente desaconsejable, en la medida de lo posible.