17 Diciembre 2015
ADENTRO. Alario aprovechó una de las pocas ocasiones que tuvo y convirtió de cabeza luego de ganarle a los defensores. fotos de reuters
TOKIO.- Se dice que los arqueros de equipos grandes tocan pocas pelotas, pero las que tocan son fundamentales. De eso se debe haber acordado ayer Marcelo Gallardo cuando su homónimo “Trapito” Barovero se revolcó tres veces en el área en el primer tiempo y se transformó en una figura protagónica en el partido de los sueños. River sacó adelante un partido durísimo apoyándose en dos figuras fundamentales: su arquero, que sacó todo lo que los voluntariosos pero ingenuos japoneses le tiraron, y Lucas Alario, el delantero que convierte en los partidos más importantes.
River sufrió más de la cuenta ante el Sanfrecce Hiroshima, pero ganó y ahora espera al ganador del encuentro entre Barcelona y Guangzhou Evergrande de China, que jugarán hoy.
Ante más de 15.000 hinchas que vistieron de rojo y blanco el Osaka Nagai Stadium, con mucho sufrimiento y un flojo rendimiento, que se pareció bastante al del último semestre, River dio el paso que necesitaba.
En el primer tiempo, cada contra nipona desnudaba las falencias de una defensa que, muy separada de la línea de volantes, quedó expuesta. Esto se revirtió en el segundo, cuando River jugó en campo rival e impuso condiciones, aunque le costó generar situaciones claras debido al buen trabajo defensivo de Sanfrecce.
Como ocurrió en muchas oportunidades en las conquistas de la Copa Sudamericana de 2014 y la Libertadores de este año, River encontró el camino al triunfo desde una jugada de pelota parada. Viudez fue decisivo con su pegada como antes había sido Pisculichi, Maidana ganó ante la salida fallida del arquero nipón y Alario, solo, empujó de cabeza al gol.
Los hinchas festejaron, pero también saben que así no alcanzará. Hoy se conocerá a su rival, pero todo hace presuponer que Barcelona, con Messi, Iniesta, Suárez y ¿Neymar? estará enfrente. Y contra el mejor equipo del mundo, cometer errores como los que se vieron ayer será suicida. Igual, la esperanza es lo último que se pierde.
River sufrió más de la cuenta ante el Sanfrecce Hiroshima, pero ganó y ahora espera al ganador del encuentro entre Barcelona y Guangzhou Evergrande de China, que jugarán hoy.
Ante más de 15.000 hinchas que vistieron de rojo y blanco el Osaka Nagai Stadium, con mucho sufrimiento y un flojo rendimiento, que se pareció bastante al del último semestre, River dio el paso que necesitaba.
En el primer tiempo, cada contra nipona desnudaba las falencias de una defensa que, muy separada de la línea de volantes, quedó expuesta. Esto se revirtió en el segundo, cuando River jugó en campo rival e impuso condiciones, aunque le costó generar situaciones claras debido al buen trabajo defensivo de Sanfrecce.
Como ocurrió en muchas oportunidades en las conquistas de la Copa Sudamericana de 2014 y la Libertadores de este año, River encontró el camino al triunfo desde una jugada de pelota parada. Viudez fue decisivo con su pegada como antes había sido Pisculichi, Maidana ganó ante la salida fallida del arquero nipón y Alario, solo, empujó de cabeza al gol.
Los hinchas festejaron, pero también saben que así no alcanzará. Hoy se conocerá a su rival, pero todo hace presuponer que Barcelona, con Messi, Iniesta, Suárez y ¿Neymar? estará enfrente. Y contra el mejor equipo del mundo, cometer errores como los que se vieron ayer será suicida. Igual, la esperanza es lo último que se pierde.
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