Por Soledad Nucci
05 Diciembre 2015
Hubiese sido difícil de imaginar. Quién hubiera dicho que, al mes de asumir, los concejales de Yerba Buena iban a intentar establecer una suma fija para el funcionamiento de sus bloques. Difícil, porque se sabe que buena parte de la sociedad les exige transparencia a los políticos. Y difícil, porque los 10 nuevos concejales de esa ciudad habían enarbolado la bandera del valor de la palabra empeñada. Entonces, ¿dónde hubiera quedado ese compromiso de un cambio? Si bien es cierto -como dicen ellos- que esos fondos son necesarios para afrontar gastos diarios y que pretendían eliminar la discrecionalidad en la entrega de las partidas, ¿no hubiese convenido, primero, idear otro mecanismo menos cuestionado? Finalmente, y después de varios días de insistir con lo otro, esto último es lo que harán. Enhorabuena.
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