06 Diciembre 2015
INSTRUCCIÓN. En las escuelas tibetanas usan el chino como idioma principal. .philborges.com
Edward Wong / The New York Times
YUSHU, China.- Cuando los funcionarios obligaron a que una escuela informal, manejada por monjes, dejara de ofrecer clases de lenguaje a los laicos, Tashi Wangchuk buscó un lugar donde pudieran seguir estudiando tibetano sus dos sobrinas adolescentes.
No pudo encontrar ninguno, aun cuando casi todos los que viven en Yushu, en el altiplano tibetano, son tibetanos. Los funcionarios también habían ordenado a monasterios y a una escuela privada que no impartieran clases de lenguaje a los laicos. Y las escuelas públicas habían abandonado la educación bilingüe en chino y tibetano, enseñando éste último en una sola clase, como un idioma extranjero.
“Esto daña a la cultura de los tibetanos”, dijo Tashi, de 30 años, un tendero que trata de presentar una demanda para obligar a las autoridades a proporcionar más educación tibetana. “La cultura de nuestro pueblo se está disipando y la están desapareciendo”.
China ha retrocedido en la enseñanza de los idiomas que hablan los grupos étnicos minoritarios. En su lugar, promueve la instrucción en chino para fomentar la asimilación de tibetanos y uigures.
El Ministerio de Educación dice que el objetivo es “asegurarse de que los estudiantes de las minorías dominen el idioma básico común”. Y algunos padres lo han recibido bien: creen que con ello sus hijos estarán mejor preparados para competir por empleos y por lugares en las universidades chinas.
Sin embargo, las nuevas medidas también han generado ansiedad y alimentado el resentimiento.
El cambio para no enseñar tibetano es más notable fuera del centro de Tíbet, en sitios como Yushu, a 676 kilómetros al noreste de Lhasa, en la provincia de Qinghai
Por décadas, muchas de las escuelas en estas zonas -donde vive casi 60 por ciento de la población tibetana de China- habían impartido clases principalmente en tibetano, en especial en el campo. También se enseñaba chino, pero, a veces, hasta grados más avanzados.
“Esta es la razón por la que casi todas las innovaciones en la literatura, el cine, la poesía y así sucesivamente, además de muchos de los escritos académicos tibetanos desde los 1980, han provenido de Qinghai”, notó Robbie J. Barnett, un historiador de Tíbet en la Universidad de Columbia.
Sin embargo, en el 2012, funcionarios en Qinghai y la vecina provincia de Gansu introdujeron un sistema de enseñanza que prácticamente eliminó al tibetano como idioma para la instrucción en las escuelas primarias y secundarias.
Se ordenó que las escuelas usaran al chino como idioma principal en la instrucción, lo cual llevó al despido de maestros tibetanos cuyas habilidades en el manejo del idioma chino eran débiles. Y se adoptaron libros de texto en chino, que los críticos dijeron que carecían de material detallado sobre la historia o la cultura tibetanas.
En marzo del 2012, Tsering Ky, de 20 años, una estudiante en Gansu, se prendió fuego y murió, después de que su secundaria cambió el idioma principal al chino. Ella es una de los 140 tibetanos que se han prendido fuego en protestas políticas desde el 2009.
El gobierno local acusó al dalái lama, el líder espiritual tibetano exilado, y a “fuerzas occidentales hostiles” de engañar a los estudiantes para que “desafíen la ley, alteren a la sociedad, saboteen la armonía y subviertan el gobierno”.
Sin embargo, las actitudes tibetanas se complican con la realidad práctica de vivir en un país donde el idioma chino es el dominante y donde, en ocasiones, los padres e hijos prefieren el inglés como segundo idioma en la instrucción, y no uno minoritario.
“Los padres piensan que el chino es más importante para el futuro de sus hijos”, admite Phuntsok, un monje de Yushu al que los funcionarios dijeron que quitaran las clases de tibetano este año.
Tsering Woeser, una escritora tibetana en Pekín, dijo que cuando vivió en Lhasa el año pasado, se hospedó cerca de un jardín de niños que promovía la educación bilingüe. Podía oír a los niños leyendo en voz alta y cantando todos los días, sólo en chino.
Lo único que va a prevenir la extinción del tibetano y otros idiomas minoritarios es permitir que las regiones étnicas en China tengan autogobierno, lo que crearía un entorno para usar los idiomas en la administración, los negocios y las escuelas, puntualizó Woeser.
La Constitución china promete autonomía en las regiones étnicas y dice que los gobiernos locales deberían utilizar los idiomas de uso común. En 1987, la Región Autónoma Tibetana, que comprende al Tíbet central, publicó regulaciones que llaman a que el tibetano sea el principal idioma en las escuelas, oficinas de gobierno y tiendas. Sin embargo, se eliminaron esas normativas en el 2002. Hoy, en todas las áreas tibetanas, los asuntos oficiales se realizan, en su mayor parte, en chino.
Tashi dijo que aprendió a leer y escribir en tibetano en la escuela primaria, así como con hermanos mayores que habían estudiado con un monje. Continuó estudiando durante tres años, cuando él mismo se hizo monje, y, en el 2012, tomó clases privadas en Yushu por unos cuantos meses. “Mis sobrinas no tendrán la oportunidad de conocer nuestras palabras”.
YUSHU, China.- Cuando los funcionarios obligaron a que una escuela informal, manejada por monjes, dejara de ofrecer clases de lenguaje a los laicos, Tashi Wangchuk buscó un lugar donde pudieran seguir estudiando tibetano sus dos sobrinas adolescentes.
No pudo encontrar ninguno, aun cuando casi todos los que viven en Yushu, en el altiplano tibetano, son tibetanos. Los funcionarios también habían ordenado a monasterios y a una escuela privada que no impartieran clases de lenguaje a los laicos. Y las escuelas públicas habían abandonado la educación bilingüe en chino y tibetano, enseñando éste último en una sola clase, como un idioma extranjero.
“Esto daña a la cultura de los tibetanos”, dijo Tashi, de 30 años, un tendero que trata de presentar una demanda para obligar a las autoridades a proporcionar más educación tibetana. “La cultura de nuestro pueblo se está disipando y la están desapareciendo”.
China ha retrocedido en la enseñanza de los idiomas que hablan los grupos étnicos minoritarios. En su lugar, promueve la instrucción en chino para fomentar la asimilación de tibetanos y uigures.
El Ministerio de Educación dice que el objetivo es “asegurarse de que los estudiantes de las minorías dominen el idioma básico común”. Y algunos padres lo han recibido bien: creen que con ello sus hijos estarán mejor preparados para competir por empleos y por lugares en las universidades chinas.
Sin embargo, las nuevas medidas también han generado ansiedad y alimentado el resentimiento.
El cambio para no enseñar tibetano es más notable fuera del centro de Tíbet, en sitios como Yushu, a 676 kilómetros al noreste de Lhasa, en la provincia de Qinghai
Por décadas, muchas de las escuelas en estas zonas -donde vive casi 60 por ciento de la población tibetana de China- habían impartido clases principalmente en tibetano, en especial en el campo. También se enseñaba chino, pero, a veces, hasta grados más avanzados.
“Esta es la razón por la que casi todas las innovaciones en la literatura, el cine, la poesía y así sucesivamente, además de muchos de los escritos académicos tibetanos desde los 1980, han provenido de Qinghai”, notó Robbie J. Barnett, un historiador de Tíbet en la Universidad de Columbia.
Sin embargo, en el 2012, funcionarios en Qinghai y la vecina provincia de Gansu introdujeron un sistema de enseñanza que prácticamente eliminó al tibetano como idioma para la instrucción en las escuelas primarias y secundarias.
Se ordenó que las escuelas usaran al chino como idioma principal en la instrucción, lo cual llevó al despido de maestros tibetanos cuyas habilidades en el manejo del idioma chino eran débiles. Y se adoptaron libros de texto en chino, que los críticos dijeron que carecían de material detallado sobre la historia o la cultura tibetanas.
En marzo del 2012, Tsering Ky, de 20 años, una estudiante en Gansu, se prendió fuego y murió, después de que su secundaria cambió el idioma principal al chino. Ella es una de los 140 tibetanos que se han prendido fuego en protestas políticas desde el 2009.
El gobierno local acusó al dalái lama, el líder espiritual tibetano exilado, y a “fuerzas occidentales hostiles” de engañar a los estudiantes para que “desafíen la ley, alteren a la sociedad, saboteen la armonía y subviertan el gobierno”.
Sin embargo, las actitudes tibetanas se complican con la realidad práctica de vivir en un país donde el idioma chino es el dominante y donde, en ocasiones, los padres e hijos prefieren el inglés como segundo idioma en la instrucción, y no uno minoritario.
“Los padres piensan que el chino es más importante para el futuro de sus hijos”, admite Phuntsok, un monje de Yushu al que los funcionarios dijeron que quitaran las clases de tibetano este año.
Tsering Woeser, una escritora tibetana en Pekín, dijo que cuando vivió en Lhasa el año pasado, se hospedó cerca de un jardín de niños que promovía la educación bilingüe. Podía oír a los niños leyendo en voz alta y cantando todos los días, sólo en chino.
Lo único que va a prevenir la extinción del tibetano y otros idiomas minoritarios es permitir que las regiones étnicas en China tengan autogobierno, lo que crearía un entorno para usar los idiomas en la administración, los negocios y las escuelas, puntualizó Woeser.
La Constitución china promete autonomía en las regiones étnicas y dice que los gobiernos locales deberían utilizar los idiomas de uso común. En 1987, la Región Autónoma Tibetana, que comprende al Tíbet central, publicó regulaciones que llaman a que el tibetano sea el principal idioma en las escuelas, oficinas de gobierno y tiendas. Sin embargo, se eliminaron esas normativas en el 2002. Hoy, en todas las áreas tibetanas, los asuntos oficiales se realizan, en su mayor parte, en chino.
Tashi dijo que aprendió a leer y escribir en tibetano en la escuela primaria, así como con hermanos mayores que habían estudiado con un monje. Continuó estudiando durante tres años, cuando él mismo se hizo monje, y, en el 2012, tomó clases privadas en Yushu por unos cuantos meses. “Mis sobrinas no tendrán la oportunidad de conocer nuestras palabras”.
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