14 Noviembre 2015

Doblaron bien el toldo, acomodaron los hierros y envolvieron la ropa usada y la nueva con sábanas. Carolina Alderete y Rubén Morales el jueves a la noche subieron esos bultos al auto y manejaron hasta Campo Norte, donde otras caras conocidas también buscaban un lugar en las veredas anchas de las calles Viamonte y Bolivia para ubicar sus puestos. Ayer a la mañana ya eran más de 200 feriantes los que se instalaron en los márgenes del predio y que antes, exactamente hace dos semanas atrás, montaban sus carpas alrededor de la plaza de Villa Luján.
El movimiento generó alerta entre los vecinos de la zona que, en un primer momento, creyeron que se trataba de una toma de terrenos. Pero después eran muchos los que recorrían los pasillos, primero para curiosear y después para comprar. “Estoy de diez. Feliz. Siempre iba a Villa Luján y ahora tener la feria a una cuadra me facilita la vida”, relató Olga Casanova, mientras revolvía las pilas de ropa recién acomodada. Cerca suyo estaba Celina Toledo con sus hijos, a la que le preocupó la limpieza del lugar. “Mientras dejen todo sin un papel, creo que ningún vecino se va a quejar. Nos viene bien la feria. Eso sí: haya feria o no, necesitamos seguridad. Es una zona insegura”, destacó Toledo.
Improvisando
La mudanza se debe a que el 14 de septiembre pasado, la Sala I de la Cámara en lo Contencioso Administrativo hizo lugar a un amparo interpuesto por 20 vecinos de la zona de Villa Luján, quienes solicitaron “la erradicación definitiva” de la feria en ese paseo público. Y por ello, el viernes pasado se realizó un operativo para cumplir con esa demanda. Desde entonces, esos vendedores buscaron lugares y la mejor alternativa -para ellos- fue Campo Norte. “Estamos improvisando, porque si no nos ubicamos en algún lugar no comemos. Vivimos de esto. Estamos como nómades. De todas formas, nos gusta este lugar y tenemos el permiso de los consignatarios de este sector de Campo Norte, que es una liga de fútbol. Nos comprometemos a no dejar ni un papel”, aseguró Augusto Zenón Jerez, de la Asociación Civil Feriantes de Tucumán. Mientras que José Ruiz, otro de los vendedores, le hizo un pedido a los gobernantes: “así como solucionaron la situación de los cesanteados en Concepción, nosotros les pedimos que nos organicen y nos cobren un canon, si quieren. No pedimos trabajo, sólo un lugar donde trabajar”.
Por otra parte, un grupo de vendedores aseguraron que ya habían pagado a los encargados del mantenimiento del predio por el servicio de limpieza. “Un tractor retirará la basura y también nivelará sectores del terreno. Además, hemos pedido que corten el césped, porque muchos venimos con niños y hay alimañas por la zona. Nos cobran $ 500 la hora por este servicio”, dijo un puestero, que pidió no ser identificado en esta nota.
Cerca de Villa Luján
Una veintena de feriantes se ubicó ayer a la mañana sobre la vereda del club Central Norte, sobre Marcos Paz y Thames.
“Nos instalamos acá porque estamos cerca de Villa Luján. No queremos perder nuestros clientes. Si los vecinos nos apoyan, nos quedamos. Sólo necesitamos trabajar. Para ello pagamos un arancel al club para poder instalarnos y usar los baños”, dijo Rosa Ruiz. Los vecinos de la zona tuvieron la misma reacción que la de los de Campo Norte: primero se sorprendieron por el movimiento, pero luego fueron a comprar o a mirar.
“Si dejan todo limpio no sería tanta la molestia. Aparte vienen a trabajar y no a delinquir. Hay que entenderlos”, opinó José Miranda, que tiene una empresa a pocos metros de la improvisada feria.
Diálogo
En el inicio de la semana una comisión de puesteros se reunió con el secretario de Gobierno de la municipalidad de la capital, Walter Berarducci, quien les ratificó la imposibilidad de que retornen a la plaza hasta fin de año, como lo habían solicitado.
Ante el cambio de lugar de la feria, el funcionario opinó que “hay una necesidad urgente de hacer un trabajo general y no coyuntural sobre las ferias. Hay que concentrarnos en la reorganización y refuncionalización de todas ellas. La mesa de diálogo continuará reuniéndose para buscar entre todos lugares adecuados para esta actividad”.
El movimiento generó alerta entre los vecinos de la zona que, en un primer momento, creyeron que se trataba de una toma de terrenos. Pero después eran muchos los que recorrían los pasillos, primero para curiosear y después para comprar. “Estoy de diez. Feliz. Siempre iba a Villa Luján y ahora tener la feria a una cuadra me facilita la vida”, relató Olga Casanova, mientras revolvía las pilas de ropa recién acomodada. Cerca suyo estaba Celina Toledo con sus hijos, a la que le preocupó la limpieza del lugar. “Mientras dejen todo sin un papel, creo que ningún vecino se va a quejar. Nos viene bien la feria. Eso sí: haya feria o no, necesitamos seguridad. Es una zona insegura”, destacó Toledo.
Improvisando
La mudanza se debe a que el 14 de septiembre pasado, la Sala I de la Cámara en lo Contencioso Administrativo hizo lugar a un amparo interpuesto por 20 vecinos de la zona de Villa Luján, quienes solicitaron “la erradicación definitiva” de la feria en ese paseo público. Y por ello, el viernes pasado se realizó un operativo para cumplir con esa demanda. Desde entonces, esos vendedores buscaron lugares y la mejor alternativa -para ellos- fue Campo Norte. “Estamos improvisando, porque si no nos ubicamos en algún lugar no comemos. Vivimos de esto. Estamos como nómades. De todas formas, nos gusta este lugar y tenemos el permiso de los consignatarios de este sector de Campo Norte, que es una liga de fútbol. Nos comprometemos a no dejar ni un papel”, aseguró Augusto Zenón Jerez, de la Asociación Civil Feriantes de Tucumán. Mientras que José Ruiz, otro de los vendedores, le hizo un pedido a los gobernantes: “así como solucionaron la situación de los cesanteados en Concepción, nosotros les pedimos que nos organicen y nos cobren un canon, si quieren. No pedimos trabajo, sólo un lugar donde trabajar”.
Por otra parte, un grupo de vendedores aseguraron que ya habían pagado a los encargados del mantenimiento del predio por el servicio de limpieza. “Un tractor retirará la basura y también nivelará sectores del terreno. Además, hemos pedido que corten el césped, porque muchos venimos con niños y hay alimañas por la zona. Nos cobran $ 500 la hora por este servicio”, dijo un puestero, que pidió no ser identificado en esta nota.
Cerca de Villa Luján
Una veintena de feriantes se ubicó ayer a la mañana sobre la vereda del club Central Norte, sobre Marcos Paz y Thames.
“Nos instalamos acá porque estamos cerca de Villa Luján. No queremos perder nuestros clientes. Si los vecinos nos apoyan, nos quedamos. Sólo necesitamos trabajar. Para ello pagamos un arancel al club para poder instalarnos y usar los baños”, dijo Rosa Ruiz. Los vecinos de la zona tuvieron la misma reacción que la de los de Campo Norte: primero se sorprendieron por el movimiento, pero luego fueron a comprar o a mirar.
“Si dejan todo limpio no sería tanta la molestia. Aparte vienen a trabajar y no a delinquir. Hay que entenderlos”, opinó José Miranda, que tiene una empresa a pocos metros de la improvisada feria.
Diálogo
En el inicio de la semana una comisión de puesteros se reunió con el secretario de Gobierno de la municipalidad de la capital, Walter Berarducci, quien les ratificó la imposibilidad de que retornen a la plaza hasta fin de año, como lo habían solicitado.
Ante el cambio de lugar de la feria, el funcionario opinó que “hay una necesidad urgente de hacer un trabajo general y no coyuntural sobre las ferias. Hay que concentrarnos en la reorganización y refuncionalización de todas ellas. La mesa de diálogo continuará reuniéndose para buscar entre todos lugares adecuados para esta actividad”.
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