22 Septiembre 2015
SUEÑO A CONCRETAR. Maza, que de niño soñaba con "hacer máquinas", ahora esta cerca de recibirse como diseñador industrial. FOTO HÉCTOR PERALTA
Lo que empezó en como una inquietud en la cabeza de Gabriel Maza, un
estudiante de Diseño Industrial de 27 años, se materializó en un proyecto
que puede concretarse en un futuro cercano, gracias a que ganó junto a su
hermano Pablo (traumatólogo) el concurso Tecno Tour en nuestra provincia, auspiciado por la Fundación DAR
(Desarrollo Argentino) y Microsoft.
La propuesta es simple: crear una biblioteca en internet donde médicos de diferentes especialidades carguen datos de casos clínicos variados, con los estudios en 3D para su consulta, y ofrecer el servicio para imprimir en 3D un modelo del órgano, hueso o segmento del cuerpo para poder estudiarlo, manipularlo y ayudar al diagnóstico.
Se trata, potencialmente, de una herramienta tecnológica para la medicina con múltiples aplicaciones. Como ganador provincial del certamen, Maza participará dentro de algunas semanas del evento a nivel nacional, con las propuestas ganadoras de las 24 provincias. El premio no es nada despreciable para un joven estudiante: un viaje a la fábrica de Microsoft en Washington o un recorrido por diversas empresas en Silicon Valley, California, en el paraíso de la manufactura tecnológica y el diseño.
La posibilidad de participar en el concurso de desarrollo tecnológico que premia la innovación de aplicación de tecnología fue el ámbito para que Maza presentara un proyecto en el que venía trabajando desde hace un par de años. "Estudié medicina, como mi hermano, en la Universidad de La Rioja. Había llegado a tercer año, pero como no era lo que me gustaba, me cambié a Diseño Industrial. Sin embargo, me puse a pensar en una idea que enlazara la medicina con la tecnología y así fue como surgió la idea. Tiene muchísimas ventajas porque en las operaciones complicadas se puede practicar maniobras sobre las partes impresas, que son modelos de plástico", aclara Maza, estudiante de la Universidad San Pablo-T. Si bien aún no se ha llevado a cabo el proyecto, el objetivo es conseguir financiación a partir del concurso.
¿Cómo funciona una impresora en 3D? Es una máquina que, como una impresora de papel, es capaz de plasmar un diseño. La diferencia es que, mediante materiales termofusibles, la boquilla de la impresora funde el plástico biodegradable para aplicar capas sobre capas, para crear un objeto diseñado, que al enfriarse quedará solidificado. El nombre técnico del proceso es manufactura por adhesión, que forma el proyecto por capas agregadas. Entonces, crea un objeto plástico con la forma y dimensiones asignadas.
Las aplicaciones son múltiples, debido a que la impresión en tres dimensiones, según comentó el estudiante, permite la replicación de órganos. "Por medio de ecografías 3D, se traslada la información y los datos del estudio para crear un modelo digital, exacto del órgano o del segmento del cuerpo, para imprimirlos en plásticos. Así, un médico pasa de una hoja plana con imágenes del órgano a un objeto plástico en tus manos que se puede manipular, medir, cortar y manejar para estudiar y analizar la mejor intervención a realizar", explicó. Por ejemplo, en operaciones complejas los médicos pueden practicar en los modelos plásticos o realizar mediciones para intervenciones quirúrgicas de precisión. En Buenos Aires, en centros de diagnósticos por imágenes privados se ofrece la posibilidad de "imprimir" el rostro del bebé, en base a los datos de la ecografía en 3D, permitiendo que padres no videntes puedan conocer a su bebé antes del nacimiento.
Maza no duda y afirma que la fabricación remota o la impresión plástica es uno de los grandes avances de la tecnología, ahora accesible en nuestra provincia. "Mucha gente piensa que la impresión en 3D es imprimir en un papel, en el que puede percibirse por una ilusión la profundidad. Estas impresoras permiten imprimir objetos reales. La manera tradicional de tener un objeto plástico requiere múltiples etapas y es un proceso caro: primero el diseño, luego la creación de prototipos -suelen hacerse de manera artesanal, con resina- y luego se fabrican matrices, que pueden salir hasta 100.000 dólares. Por eso es que tiene que justificarse la ganancia con la venta del producto. Ahora, gracias a estas nuevas máquinas, se puede diseñar un objeto, imprimirlo y tenerlo en tus manos por $6, que es el costo del material. Se pueden crear objetos de modelos específicos, personalizados, para elementos de uso no masivo e industrial", explicó entusiasmado.
"Estos concursos son un estímulo a las carreras de innovación tecnológica, de ingeniería y de diseño, en un campo que está desactualizado. Sinceramente no me lo esperaba, pero gracias al concurso esta la posibilidad de concretar ideas para aplicar todos los avances de la tecnología para el beneficio de las personas", se sinceró.
La propuesta es simple: crear una biblioteca en internet donde médicos de diferentes especialidades carguen datos de casos clínicos variados, con los estudios en 3D para su consulta, y ofrecer el servicio para imprimir en 3D un modelo del órgano, hueso o segmento del cuerpo para poder estudiarlo, manipularlo y ayudar al diagnóstico.
Se trata, potencialmente, de una herramienta tecnológica para la medicina con múltiples aplicaciones. Como ganador provincial del certamen, Maza participará dentro de algunas semanas del evento a nivel nacional, con las propuestas ganadoras de las 24 provincias. El premio no es nada despreciable para un joven estudiante: un viaje a la fábrica de Microsoft en Washington o un recorrido por diversas empresas en Silicon Valley, California, en el paraíso de la manufactura tecnológica y el diseño.
La posibilidad de participar en el concurso de desarrollo tecnológico que premia la innovación de aplicación de tecnología fue el ámbito para que Maza presentara un proyecto en el que venía trabajando desde hace un par de años. "Estudié medicina, como mi hermano, en la Universidad de La Rioja. Había llegado a tercer año, pero como no era lo que me gustaba, me cambié a Diseño Industrial. Sin embargo, me puse a pensar en una idea que enlazara la medicina con la tecnología y así fue como surgió la idea. Tiene muchísimas ventajas porque en las operaciones complicadas se puede practicar maniobras sobre las partes impresas, que son modelos de plástico", aclara Maza, estudiante de la Universidad San Pablo-T. Si bien aún no se ha llevado a cabo el proyecto, el objetivo es conseguir financiación a partir del concurso.
¿Cómo funciona una impresora en 3D? Es una máquina que, como una impresora de papel, es capaz de plasmar un diseño. La diferencia es que, mediante materiales termofusibles, la boquilla de la impresora funde el plástico biodegradable para aplicar capas sobre capas, para crear un objeto diseñado, que al enfriarse quedará solidificado. El nombre técnico del proceso es manufactura por adhesión, que forma el proyecto por capas agregadas. Entonces, crea un objeto plástico con la forma y dimensiones asignadas.
Las aplicaciones son múltiples, debido a que la impresión en tres dimensiones, según comentó el estudiante, permite la replicación de órganos. "Por medio de ecografías 3D, se traslada la información y los datos del estudio para crear un modelo digital, exacto del órgano o del segmento del cuerpo, para imprimirlos en plásticos. Así, un médico pasa de una hoja plana con imágenes del órgano a un objeto plástico en tus manos que se puede manipular, medir, cortar y manejar para estudiar y analizar la mejor intervención a realizar", explicó. Por ejemplo, en operaciones complejas los médicos pueden practicar en los modelos plásticos o realizar mediciones para intervenciones quirúrgicas de precisión. En Buenos Aires, en centros de diagnósticos por imágenes privados se ofrece la posibilidad de "imprimir" el rostro del bebé, en base a los datos de la ecografía en 3D, permitiendo que padres no videntes puedan conocer a su bebé antes del nacimiento.
Maza no duda y afirma que la fabricación remota o la impresión plástica es uno de los grandes avances de la tecnología, ahora accesible en nuestra provincia. "Mucha gente piensa que la impresión en 3D es imprimir en un papel, en el que puede percibirse por una ilusión la profundidad. Estas impresoras permiten imprimir objetos reales. La manera tradicional de tener un objeto plástico requiere múltiples etapas y es un proceso caro: primero el diseño, luego la creación de prototipos -suelen hacerse de manera artesanal, con resina- y luego se fabrican matrices, que pueden salir hasta 100.000 dólares. Por eso es que tiene que justificarse la ganancia con la venta del producto. Ahora, gracias a estas nuevas máquinas, se puede diseñar un objeto, imprimirlo y tenerlo en tus manos por $6, que es el costo del material. Se pueden crear objetos de modelos específicos, personalizados, para elementos de uso no masivo e industrial", explicó entusiasmado.
"Estos concursos son un estímulo a las carreras de innovación tecnológica, de ingeniería y de diseño, en un campo que está desactualizado. Sinceramente no me lo esperaba, pero gracias al concurso esta la posibilidad de concretar ideas para aplicar todos los avances de la tecnología para el beneficio de las personas", se sinceró.
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