22 Septiembre 2015
FERVOR CARIBEÑO. Francisco recorrió la Plaza de la Revolución en Holguín y saludó a los miles fieles reunidos. Reuters.
HOLGUÍN (Cuba).- El papa Francisco llamó ayer a un mayor respeto entre las personas y pidió “mirar más allá de las apariencias”. “Los conciudadanos no son aquellos a los que ‘se vive’, se usa y se abusa”, dijo Francisco ante miles de personas en la Plaza de la Revolución de Holguín en el este de la isla, la segunda estación de su visita.
Entre los asistentes estuvo el presidente Raúl Castro, que ya había presenciado la primera misa pública de Francisco el domingo en La Habana. “Jesús sabe ver más allá de las apariencias, más allá del pecado, del fracaso o de la indignidad. Su amor cura nuestras miopías y nos estimula a mirar más allá, a no quedarnos en las apariencias o en lo políticamente correcto”, dijo el Papa.
El pontífice reconoció también el “esfuerzo y sacrificio” de la Iglesia para llevar su mensaje a los lugares más apartados de la isla de Gobierno comunista.
Por décadas, desde la llegada al poder de Fidel Castro en 1959, la Iglesia Católica y el Gobierno estuvieron enfrentados. Muchos sacerdotes fueron expulsados y las propiedades confiscadas.
Pero desde 1992, cuando Cuba pasó de ser un Estado ateo a uno laico, la relación fue mejorando. Y desde 1998, con la visita del papa Juan Pablo II, la Iglesia fue poco a poco ganando espacios hasta el día de hoy, cuando por primera vez en más de medio siglo se están construyendo nuevos templos. “Sé con qué esfuerzo y sacrificio la Iglesia en Cuba trabaja para llevar a todos, aún en los sitios más apartados, la palabra y la presencia de Cristo”, dijo Francisco en la Plaza de la Revolución de Holguín, a donde llegó en el papamóvil tras recorrer los 17 kilómetros que separan el aeropuerto de la plaza.
Con abanicos, gorras y sombreros de ala ancha miles lo escuchaban atentos, mientras intentaban, en vano, protegerse del fuerte sol. Entre los asistentes a la misa estuvo el presidente cubano, Raúl Castro, quien había prometido ir a todas las celebraciones. “Una mención especial merecen las llamadas ‘casas de misión’ que, ante la escasez de templos y de sacerdotes, permiten a tantas personas poder tener un espacio de oración (...) Son pequeños signos de la presencia de Dios en nuestros barrios”, agregó Francisco ante un mar de asistentes que agitaban pequeñas banderas de Cuba y blancas y amarillas del Vaticano.
El primer Papa latinoamericano pasó la primera parte del día en Holguín, a unos 770 kilómetros al este de La Habana, donde también subirá al Cerro de la Cruz. Desde allí bendecirá la ciudad, que no había sido incluida en las visitas que hicieron a la isla Juan Pablo II y Benedicto XVI en 1998 y 2012, respectivamente. Por la tarde, Francisco voló a Santiago de Cuba, la segunda ciudad más grande del país, en donde está el Santuario de la Virgen de la Caridad del Cobre a la que le rendirá tributo hoy.
“La llegada del Papa es una bendición”, dijo Kelvin Pérez, un estudiante universitario de 23 años, que esperaba poder verlo durante la misa que celebrará hoy en el Santuario de la Virgen de la Caridad del Cobre, la patrona de Cuba. “No me lo perdería por nada del mundo”, agregó.
El Sumo Pontífice se ha mantenido discreto en sus pronunciamientos políticos. El Gobierno de Castro espera que el argentino, de 78 años, condene públicamente el embargo que Estados Unidos aplica sobre la isla y al cual Cuba señala como el principal lastre para su economía.
Durante su estancia de dos noches en La Habana, Francisco celebró una multitudinaria misa en la emblemática Plaza de la Revolución, se reunió con el líder histórico Fidel Castro, intercambió presentes con su hermano, el presidente Raúl, y departió con religiosos y jóvenes.
Más detenciones
Por su parte, José Ferrer, secretario general de Unpacu, una organización que aglutina a varios grupos disidentes en Cuba, denunció que tres activistas fueron detenidos la noche previa en un pequeño municipio de Holguín para evitar que se acercaran al Papa durante los actos.
“En Holguín y Santiago nuestros activistas tienen la misma intención que en La Habana: acercarse al Papa y llamar la atención por las detenciones arbitrarias y porque consideramos demasiado tibio el comportamiento del Vaticano en Cuba”, dijo Ferrer. “Los discursos del Papa en Cuba hablan de la gloria de Dios en el cielo, pero no de los que hacen un infierno en la tierra para los hombres”, agregó.
Antes de la llegada del Papa, fueron detenidos entre 30 y 40 disidentes en todo el país para impedir que participaran en los eventos programados para la visita del Papa, y otros tantos fueron advertidos, denunció Elizardo Sánchez, presidente de Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional.
Los disidentes reclaman, además, por una apertura política en la isla de Gobierno unipartidista y por la liberación de los que consideran “presos políticos”. Sin embargo, el Gobierno asegura que no existen presos políticos en la isla y que los opositores son mercenarios al servicio de Estados Unidos.
Entre los asistentes estuvo el presidente Raúl Castro, que ya había presenciado la primera misa pública de Francisco el domingo en La Habana. “Jesús sabe ver más allá de las apariencias, más allá del pecado, del fracaso o de la indignidad. Su amor cura nuestras miopías y nos estimula a mirar más allá, a no quedarnos en las apariencias o en lo políticamente correcto”, dijo el Papa.
El pontífice reconoció también el “esfuerzo y sacrificio” de la Iglesia para llevar su mensaje a los lugares más apartados de la isla de Gobierno comunista.
Por décadas, desde la llegada al poder de Fidel Castro en 1959, la Iglesia Católica y el Gobierno estuvieron enfrentados. Muchos sacerdotes fueron expulsados y las propiedades confiscadas.
Pero desde 1992, cuando Cuba pasó de ser un Estado ateo a uno laico, la relación fue mejorando. Y desde 1998, con la visita del papa Juan Pablo II, la Iglesia fue poco a poco ganando espacios hasta el día de hoy, cuando por primera vez en más de medio siglo se están construyendo nuevos templos. “Sé con qué esfuerzo y sacrificio la Iglesia en Cuba trabaja para llevar a todos, aún en los sitios más apartados, la palabra y la presencia de Cristo”, dijo Francisco en la Plaza de la Revolución de Holguín, a donde llegó en el papamóvil tras recorrer los 17 kilómetros que separan el aeropuerto de la plaza.
Con abanicos, gorras y sombreros de ala ancha miles lo escuchaban atentos, mientras intentaban, en vano, protegerse del fuerte sol. Entre los asistentes a la misa estuvo el presidente cubano, Raúl Castro, quien había prometido ir a todas las celebraciones. “Una mención especial merecen las llamadas ‘casas de misión’ que, ante la escasez de templos y de sacerdotes, permiten a tantas personas poder tener un espacio de oración (...) Son pequeños signos de la presencia de Dios en nuestros barrios”, agregó Francisco ante un mar de asistentes que agitaban pequeñas banderas de Cuba y blancas y amarillas del Vaticano.
El primer Papa latinoamericano pasó la primera parte del día en Holguín, a unos 770 kilómetros al este de La Habana, donde también subirá al Cerro de la Cruz. Desde allí bendecirá la ciudad, que no había sido incluida en las visitas que hicieron a la isla Juan Pablo II y Benedicto XVI en 1998 y 2012, respectivamente. Por la tarde, Francisco voló a Santiago de Cuba, la segunda ciudad más grande del país, en donde está el Santuario de la Virgen de la Caridad del Cobre a la que le rendirá tributo hoy.
“La llegada del Papa es una bendición”, dijo Kelvin Pérez, un estudiante universitario de 23 años, que esperaba poder verlo durante la misa que celebrará hoy en el Santuario de la Virgen de la Caridad del Cobre, la patrona de Cuba. “No me lo perdería por nada del mundo”, agregó.
El Sumo Pontífice se ha mantenido discreto en sus pronunciamientos políticos. El Gobierno de Castro espera que el argentino, de 78 años, condene públicamente el embargo que Estados Unidos aplica sobre la isla y al cual Cuba señala como el principal lastre para su economía.
Durante su estancia de dos noches en La Habana, Francisco celebró una multitudinaria misa en la emblemática Plaza de la Revolución, se reunió con el líder histórico Fidel Castro, intercambió presentes con su hermano, el presidente Raúl, y departió con religiosos y jóvenes.
Más detenciones
Por su parte, José Ferrer, secretario general de Unpacu, una organización que aglutina a varios grupos disidentes en Cuba, denunció que tres activistas fueron detenidos la noche previa en un pequeño municipio de Holguín para evitar que se acercaran al Papa durante los actos.
“En Holguín y Santiago nuestros activistas tienen la misma intención que en La Habana: acercarse al Papa y llamar la atención por las detenciones arbitrarias y porque consideramos demasiado tibio el comportamiento del Vaticano en Cuba”, dijo Ferrer. “Los discursos del Papa en Cuba hablan de la gloria de Dios en el cielo, pero no de los que hacen un infierno en la tierra para los hombres”, agregó.
Antes de la llegada del Papa, fueron detenidos entre 30 y 40 disidentes en todo el país para impedir que participaran en los eventos programados para la visita del Papa, y otros tantos fueron advertidos, denunció Elizardo Sánchez, presidente de Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional.
Los disidentes reclaman, además, por una apertura política en la isla de Gobierno unipartidista y por la liberación de los que consideran “presos políticos”. Sin embargo, el Gobierno asegura que no existen presos políticos en la isla y que los opositores son mercenarios al servicio de Estados Unidos.