21 Septiembre 2015
IMPROVISADO, PERO SUFICIENTE. En uno de los salones de Los Tarcos se montó el miniauditorio para que grandes y chicos vieran el partido. En la camilla se montó el proyector que reflejó el partido en la pared. la gaceta / fotos de antonio ferroni
Por cuestiones de programación, Lawn Tennis y Los Tarcos se enfrentaron horas después del debut mundialista de Los Pumas. Los clubes ubicados en extremos opuestos de la zona del Parque 9 de Julio fueron el epicentro de emociones nacionales, primero, y provinciales después. El domingo se prestaba para que la previa de uno de los clásicos del parque sea en el club alentando a Los Pumas.
El duelo se convirtió en el principal de los alrededores del ex aeropuerto, sobrepasando a cualquier cruce con el otro vecino, Natación y Gimnasia. Pero la camiseta celeste y blanca logra que la rivalidad desaparezca inconscientemente y se unan. El fenómeno trasciende cualquier deporte y así como en el fútbol Carlos Tevez puede recibir aliento tímido de un hincha con colores albirojos, con Nicolás Sánchez pasó lo mismo.
“¡Vamos ‘Nico’!”, bramaban en la cantina de Lawn Tenis, la misma en que Sánchez debe haber visto un partido de Argentina cuando él todavía no era un “puma”. En uno de los salones del club del ex aeropuerto, no con tanta potencia, se alentó al 10 cada vez que se paraba al frente de una de las haches de Wembley.
La causa nacional exigía tomarse licencia porque el poderío All Blacks reclamaba todos los recursos disponibles para intentar vencerlos. Más tarde los hinchas de Los Tarcos iban a tener tiempo para seguir el folclore de rivalidad en su cancha porque el clásico se jugó allí y mejor no pudo haber sido: la victoria quedó en casa.
El triunfo neozelandés tuvo réplica en Los Tarcos. Por el lado de Lawn Tennis también hubo festejos, sin marcador exacto, porque hay cuestiones que no encuentran un parámetro certero cuando de emociones se trata. “Fue un momento muy importante que vengan a compartir el partido con nosotros”, reconoció Patricio Perondi. Además de ser el entrenador de la división M-17 de Lawn Tennis, es también quien dirige al equipo del programa “Un pase a la gloria” que se basa en contener a chicos en situación de vulnerabilidad social de Villa 9 de Julio.
A metros de la mesa de los más chicos, estaban los más grandes del club. La Primera división miraba atentamente el partido y entre ellos estaba Benjamín Sánchez, el hermano mayor de Nicolás. Vestido como jugador “benjamín”, con los botines bien ajustados y con la mirada de concentración que se necesita para disputar un clásico contó cómo vio al “puma” de la familia. “Hubo un par de errores, pero estuvo muy bien”, analizó “Perro” sobre “Cachorro”. “Fue un encuentro durísimo. Para poder ganarlo hay que jugar los 80 minutos y eso es lo que todavía está costando”, remarcó el centro. Sánchez hizo malabares mentales desde que abrió los ojos el domingo. “Al principio, estaba pensando en Los Pumas; bastante nervioso. Después ya me puse a pensar en cómo ganarles a Los Tarcos, pero con otra motivación y más viéndolo a ‘Nico’ en un partido tan importante”, dijo orgulloso.
El duelo se convirtió en el principal de los alrededores del ex aeropuerto, sobrepasando a cualquier cruce con el otro vecino, Natación y Gimnasia. Pero la camiseta celeste y blanca logra que la rivalidad desaparezca inconscientemente y se unan. El fenómeno trasciende cualquier deporte y así como en el fútbol Carlos Tevez puede recibir aliento tímido de un hincha con colores albirojos, con Nicolás Sánchez pasó lo mismo.
“¡Vamos ‘Nico’!”, bramaban en la cantina de Lawn Tenis, la misma en que Sánchez debe haber visto un partido de Argentina cuando él todavía no era un “puma”. En uno de los salones del club del ex aeropuerto, no con tanta potencia, se alentó al 10 cada vez que se paraba al frente de una de las haches de Wembley.
La causa nacional exigía tomarse licencia porque el poderío All Blacks reclamaba todos los recursos disponibles para intentar vencerlos. Más tarde los hinchas de Los Tarcos iban a tener tiempo para seguir el folclore de rivalidad en su cancha porque el clásico se jugó allí y mejor no pudo haber sido: la victoria quedó en casa.
El triunfo neozelandés tuvo réplica en Los Tarcos. Por el lado de Lawn Tennis también hubo festejos, sin marcador exacto, porque hay cuestiones que no encuentran un parámetro certero cuando de emociones se trata. “Fue un momento muy importante que vengan a compartir el partido con nosotros”, reconoció Patricio Perondi. Además de ser el entrenador de la división M-17 de Lawn Tennis, es también quien dirige al equipo del programa “Un pase a la gloria” que se basa en contener a chicos en situación de vulnerabilidad social de Villa 9 de Julio.
A metros de la mesa de los más chicos, estaban los más grandes del club. La Primera división miraba atentamente el partido y entre ellos estaba Benjamín Sánchez, el hermano mayor de Nicolás. Vestido como jugador “benjamín”, con los botines bien ajustados y con la mirada de concentración que se necesita para disputar un clásico contó cómo vio al “puma” de la familia. “Hubo un par de errores, pero estuvo muy bien”, analizó “Perro” sobre “Cachorro”. “Fue un encuentro durísimo. Para poder ganarlo hay que jugar los 80 minutos y eso es lo que todavía está costando”, remarcó el centro. Sánchez hizo malabares mentales desde que abrió los ojos el domingo. “Al principio, estaba pensando en Los Pumas; bastante nervioso. Después ya me puse a pensar en cómo ganarles a Los Tarcos, pero con otra motivación y más viéndolo a ‘Nico’ en un partido tan importante”, dijo orgulloso.