20 Septiembre 2015
Starbucks, la cadena internacional de café, tiene autorización para abrir locales comerciales en Cuba, pero aún no puede vender bebidas a base de café en la isla. El gobierno del presidente norteamericano, Barack Obama, flexibilizó las barreras comerciales para las empresas estadounidenses que quieren hacer negocios en el país caribeño, pero aún persisten muchos obstáculos legales y reglamentarios a ambos lados del Estrecho de Florida.
Las líneas aéreas y los cruceros verán una menor intromisión en sus itinerarios, aunque las nuevas normas aprobadas por Obama no llevarán a un aumento significativo de los turistas, debido a que la ley de Estados Unidos aún prohibe que la mayoría de los ciudadanos del país viajen a Cuba.
Starbucks aún no puede vender bebidas como café con leche o capuchino. Por el momento, sólo puede ofrecer café envasado, explicó John Kavulich, titular del Consejo Económico y Comercial Cuba-Estados Unidos. Las nuevas normativas de interacción entre ambas economías han abierto la puerta a compañías que ofrecen servicios de internet. Sin embargo, en la isla opera una empresa estatal tiene el monopolio de los servicios vinculados con la web.
El panorama para los minoristas y para los restaurantes aún no es claro. Gran parte de los 11 millones de cubanos tiene un poder de gasto limitado, y las leyes de Estados Unidos restringen duramente las ventas a Cuba. No obstante, éstas no son las únicas incógnitas relacionadas con el comercio bilateral, ya que el Gobierno cubano es quien tiene la decisión final sobre a quiénes y para qué entregará las licencias comerciales.
“No se trata sólo de ir a Cuba y colgar un letrero de. No funciona así”, señaló Kirby Jones, jefe de Alamar Associates, que asesora a empresas sobre los negocios en la isla desde la década del 70’.
Ante un contexto empresarial cargado de regulaciones, Starbucks afirmó que no tiene planes de ingresar al mercado cubano. Para estar seguros, los ejecutivos de la firma describieron la flexibilización de las normas de Estados Unidos como un paso importante hacia la apertura de las inversiones estadounidenses.
Por su parte, United Parcel Service (UPS) -la compañía norteamericana dedicada a la entrega de encomiendas- manifestó que recibía con beneplácito la oportunidad de brindar servicios hacia y desde Cuba a medida que se modifiquen las normativas. Una portavoz de Archer Daniels Midland -orientada a los agronegocios- señaló que la firma exportó bienes a Cuba bajo las normas existentes. “La empresa estará lista para adaptarse a las nuevas oportunidades a medida que surjan”, subrayó.
La firmas de telecomunicaciones Verizon Communications y Sprint Corp declararon que planean ofrecer servicios de telefonía móvil en Cuba. Sin embargo, otras compañías se mostraron más cautas, como Walmart, la cadena de supermercados, y la firma de productos para el hogar Home Depot. Ambas dijeron que, por el momento, se concentrarán en sus mercados existentes. Kurt Jetta, jefe de la consultora comercial TABS Group, aseguró: “tenemos más de 50 clientes y, por el momento, nadie está hablando sobre Cuba”.
Si bien las nuevas normas comerciales permitirían a las compañías estadounidenses abrir locales en la isla, aún hay límites sobre lo que se puede o no vender. Estas restricciones están vigentes desde 2000. Precisamente estas trabas legales, sumadas a la incertidumbre sobre qué permitirá el gobierno cubano en materia de comercio bilateral, son los aspectos que mantiene a los ejecutivos estadounidenses en estado de cautela, a la hora de definir el potencial de negocios en la isla. La apertura de las relaciones entre ambos países inició un proceso de cambios que llevará tiempo.
Las líneas aéreas y los cruceros verán una menor intromisión en sus itinerarios, aunque las nuevas normas aprobadas por Obama no llevarán a un aumento significativo de los turistas, debido a que la ley de Estados Unidos aún prohibe que la mayoría de los ciudadanos del país viajen a Cuba.
Starbucks aún no puede vender bebidas como café con leche o capuchino. Por el momento, sólo puede ofrecer café envasado, explicó John Kavulich, titular del Consejo Económico y Comercial Cuba-Estados Unidos. Las nuevas normativas de interacción entre ambas economías han abierto la puerta a compañías que ofrecen servicios de internet. Sin embargo, en la isla opera una empresa estatal tiene el monopolio de los servicios vinculados con la web.
El panorama para los minoristas y para los restaurantes aún no es claro. Gran parte de los 11 millones de cubanos tiene un poder de gasto limitado, y las leyes de Estados Unidos restringen duramente las ventas a Cuba. No obstante, éstas no son las únicas incógnitas relacionadas con el comercio bilateral, ya que el Gobierno cubano es quien tiene la decisión final sobre a quiénes y para qué entregará las licencias comerciales.
“No se trata sólo de ir a Cuba y colgar un letrero de. No funciona así”, señaló Kirby Jones, jefe de Alamar Associates, que asesora a empresas sobre los negocios en la isla desde la década del 70’.
Ante un contexto empresarial cargado de regulaciones, Starbucks afirmó que no tiene planes de ingresar al mercado cubano. Para estar seguros, los ejecutivos de la firma describieron la flexibilización de las normas de Estados Unidos como un paso importante hacia la apertura de las inversiones estadounidenses.
Por su parte, United Parcel Service (UPS) -la compañía norteamericana dedicada a la entrega de encomiendas- manifestó que recibía con beneplácito la oportunidad de brindar servicios hacia y desde Cuba a medida que se modifiquen las normativas. Una portavoz de Archer Daniels Midland -orientada a los agronegocios- señaló que la firma exportó bienes a Cuba bajo las normas existentes. “La empresa estará lista para adaptarse a las nuevas oportunidades a medida que surjan”, subrayó.
La firmas de telecomunicaciones Verizon Communications y Sprint Corp declararon que planean ofrecer servicios de telefonía móvil en Cuba. Sin embargo, otras compañías se mostraron más cautas, como Walmart, la cadena de supermercados, y la firma de productos para el hogar Home Depot. Ambas dijeron que, por el momento, se concentrarán en sus mercados existentes. Kurt Jetta, jefe de la consultora comercial TABS Group, aseguró: “tenemos más de 50 clientes y, por el momento, nadie está hablando sobre Cuba”.
Si bien las nuevas normas comerciales permitirían a las compañías estadounidenses abrir locales en la isla, aún hay límites sobre lo que se puede o no vender. Estas restricciones están vigentes desde 2000. Precisamente estas trabas legales, sumadas a la incertidumbre sobre qué permitirá el gobierno cubano en materia de comercio bilateral, son los aspectos que mantiene a los ejecutivos estadounidenses en estado de cautela, a la hora de definir el potencial de negocios en la isla. La apertura de las relaciones entre ambos países inició un proceso de cambios que llevará tiempo.