05 Septiembre 2015
La inventiva argentina no murió con el colectivo, la lapicera o el dulce de leche. En nuestro país se presentan anualmente alrededor de 5.000 inventos, según destacó a LA GACETA Eduardo Fernández, director del Foro Argentino de Inversores.
“Existen unos 3.000 inventores activos, la gran mayoría amateurs, con posibilidades casi nulas de tener éxito con sus inventos, a menos que consigan socios e inversores competentes. Los inventores profesionales son apenas unos 30, y ellos sí que transforman sus inventos en buenos negocios, tanto a nivel nacional como internacional”, especifica Fernández, que también es un emprendedor nato.
Según el Instituto Nacional de la Propiedad Industrial (INPI), donde se tramitan las patentes, en 2014 se presentaron 4.853 solicitudes. “De todo el universo de patentes que se depositan el 35% al 40 % de ellas no son concedidas por algún motivo, en especial porque no cumplen con uno de los requisitos más importantes para que el examinador del INPI conceda una patente y es que sea una novedad mundial”, explica Ernesto Carosella, agente de la Propiedad Industrial de Argentina. “Siempre recomendamos hacer búsquedas de patentes del área técnica del producto y/o procedimiento que se patente para conocer de antemano si el registro llegará a buen puerto”, añade.
La abogada tucumana Elvira Márquez Alurralde, también agente de la Propiedad Industrial, cuenta que además de la novedad mundial, otro requisito para patentar un producto es que pueda tener aplicación industrial (que sea posible su aplicación en serie). La letrada aclara que “una patente de invención es un documento técnico jurídico que otorga un derecho exclusivo otorgado por el Estado a una invención nueva”.
El proceso de trámite de patente, según expertos consultados, dura entre tres y cinco años. “El costo formal en el INPI es bastante bajo, eso si un inventor hace el trámite por su cuenta; pero no es aconsejable porque si el trámite está mal hecho, sería un documento muy débil a la hora de negociar con inversores, o sería rechazado por el INPI, por no cumplir con los requisitos formales o de fondo. Por eso, siempre es aconsejable recurrir a los servicios de un buen agente de patentes; en ese caso el costo de trámite oscila entre los $ 8.000 y los $ 20.000 (según la complejidad del invento)”, detalla Fernández.
“Una patente es un título de propiedad, y cuando uno la obtiene, recién entonces podría fabricar, licenciar o vender un invento. De ahí su importancia”, explica Fernández. Carosella añade: “nuestra ley de patentes impide que terceros -sin el consentimiento del titular de la patente- realicen actos de fabricación, uso, oferta para la venta, venta o importación del producto. Tampoco se pueden usar procedimientos patentados sin autorización”.
Vender una idea nueva no es un asunto simple. De hecho, los inventores tienen que superar varios escollos para alcanzar la meta. “Las ideas no se venden ni se compran si no van acopañadas de un modelo físico funcional, una búsqueda de antecedentes, una buena patente, un plan de negocio, y una persona experta para negociar con potenciales inversores o fabricantes. La falta de profesionalismo y de financiamiento son problemas fundamentales que tienen los inventores. También la burocracia e ineficiencia de la oficina de patentes, las restricciones para exportar y restricciones legales y económicas para extender patentes en el extranjero”, denuncia Fernández.
Márquez Alurralde agrega: “los principales obstáculos que tienen los inventores son la falta de capacidad para entender las leyes de mercado y la valoración que hace el mercado de sus inventos. Hay que analizar si la invención es comercialmente viable. Lo mas aconsejable es que el inventor tenga el respaldo de alguna institución prestigiosa (Universidad, por ejemplo)”.
“Existen unos 3.000 inventores activos, la gran mayoría amateurs, con posibilidades casi nulas de tener éxito con sus inventos, a menos que consigan socios e inversores competentes. Los inventores profesionales son apenas unos 30, y ellos sí que transforman sus inventos en buenos negocios, tanto a nivel nacional como internacional”, especifica Fernández, que también es un emprendedor nato.
Según el Instituto Nacional de la Propiedad Industrial (INPI), donde se tramitan las patentes, en 2014 se presentaron 4.853 solicitudes. “De todo el universo de patentes que se depositan el 35% al 40 % de ellas no son concedidas por algún motivo, en especial porque no cumplen con uno de los requisitos más importantes para que el examinador del INPI conceda una patente y es que sea una novedad mundial”, explica Ernesto Carosella, agente de la Propiedad Industrial de Argentina. “Siempre recomendamos hacer búsquedas de patentes del área técnica del producto y/o procedimiento que se patente para conocer de antemano si el registro llegará a buen puerto”, añade.
La abogada tucumana Elvira Márquez Alurralde, también agente de la Propiedad Industrial, cuenta que además de la novedad mundial, otro requisito para patentar un producto es que pueda tener aplicación industrial (que sea posible su aplicación en serie). La letrada aclara que “una patente de invención es un documento técnico jurídico que otorga un derecho exclusivo otorgado por el Estado a una invención nueva”.
El proceso de trámite de patente, según expertos consultados, dura entre tres y cinco años. “El costo formal en el INPI es bastante bajo, eso si un inventor hace el trámite por su cuenta; pero no es aconsejable porque si el trámite está mal hecho, sería un documento muy débil a la hora de negociar con inversores, o sería rechazado por el INPI, por no cumplir con los requisitos formales o de fondo. Por eso, siempre es aconsejable recurrir a los servicios de un buen agente de patentes; en ese caso el costo de trámite oscila entre los $ 8.000 y los $ 20.000 (según la complejidad del invento)”, detalla Fernández.
“Una patente es un título de propiedad, y cuando uno la obtiene, recién entonces podría fabricar, licenciar o vender un invento. De ahí su importancia”, explica Fernández. Carosella añade: “nuestra ley de patentes impide que terceros -sin el consentimiento del titular de la patente- realicen actos de fabricación, uso, oferta para la venta, venta o importación del producto. Tampoco se pueden usar procedimientos patentados sin autorización”.
Vender una idea nueva no es un asunto simple. De hecho, los inventores tienen que superar varios escollos para alcanzar la meta. “Las ideas no se venden ni se compran si no van acopañadas de un modelo físico funcional, una búsqueda de antecedentes, una buena patente, un plan de negocio, y una persona experta para negociar con potenciales inversores o fabricantes. La falta de profesionalismo y de financiamiento son problemas fundamentales que tienen los inventores. También la burocracia e ineficiencia de la oficina de patentes, las restricciones para exportar y restricciones legales y económicas para extender patentes en el extranjero”, denuncia Fernández.
Márquez Alurralde agrega: “los principales obstáculos que tienen los inventores son la falta de capacidad para entender las leyes de mercado y la valoración que hace el mercado de sus inventos. Hay que analizar si la invención es comercialmente viable. Lo mas aconsejable es que el inventor tenga el respaldo de alguna institución prestigiosa (Universidad, por ejemplo)”.
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