31 Agosto 2015
En video: pasó el Trasmontaña, pero la basura aún reina en los cerros de El Siambón
En un camino que no se ve desde la ruta 341, una montaña de botellas PET y otros envases plásticos se acumula y se desparrama por el monte. La gente del lugar pide que lo limpien cuanto antes, porque cuanto más tiempo pase más difícil va a ser la tarea. En otros puntos por los que pasaron los bikers la situación es distinta: los desperdicios ya fueron retirados
LO PEOR. Cerca de Raco, en un camino que conecta varias fincas sembradas, ha quedado una montaña de basura plástica que se está desparramando. la gaceta / fotos de juan pablo sanchez noli
Ya corrieron. Ya se dejaron cobijar por el generoso cerro tucumano y sus senderos. Ya ganaron y ya perdieron. Ya festejaron y ya se volvieron a sus casas. Pero ahora, dos semanas después, han quedado los restos y la peor cara del Trasmontaña: caminos tapados de basura que comienza a dispersarse por el monte. Y nadie parece notarlo, excepto los lugareños o los bikers que salen en busca de nuevos caminos.
En El Siambón, en un camino de servicio que conecta sembradíos, una montaña de plástico rompe la armonía de las montañas que enamoraron a los 3.126 corredores que participaron de la competencia de mountain bike, uno de los eventos deportivos más importantes de la provincia. Una abrumadora cantidad de botellas PET y otros residuos se amontona junto a un cerco, pero también comienza a desperdigarse varios metros a la redonda. No es basura de la zona, eso está claro. Y se puede confirmarlo con otra pista en el camino: de los árboles todavía cuelgan los cintas indicadoras con la inscripción Trasmontaña.
“Han sido ellos, los de las bicicletas”, dice con simpleza y seguridad don Alberto Gálvez, un panadero que transita esa senda al menos dos veces por día con su caballo. “Han sido ellos -justifica- porque nadie pasa por ahí en esta época. Es un camino que usa la gente de las fincas en tiempo de siembra. “Deberían venir a limpiar”, reclama.
La carrera comenzó y concluyó el domingo 16 de agosto, es decir, hace 15 días. En este sector es donde más basura ha quedado acumulada y es donde funcionó el último punto de “abastecimiento neutral” -como se lo llamó desde la organización-. Allí los deportistas se hidrataban y seguían pedaleando. Hay que transitar aproximadamente un kilómetro y medio desde la estación de servicios Refinor para encontrar el sitio, pero la basura avanza y ya empieza a quedar atrapada entre las ramas de los árboles. “Cuanto más tiempo pase, más difícil va a ser limpiar”, analiza Gálvez. Además de botellas, han quedado desparramados envases de bebidas energizantes.
Otra realidad
No todos los puntos estratégicos del Trasmontaña han corrido las misma suerte. En La Sala, donde se apostó una multitud para ver pasar a los competidores, Sarita Rodríguez, almacenera famosa entre bikers y enduristas, está contenta. “Hemos trabajado muy bien, gracias a Dios. Y han dejado todo limpito. No hay de qué quejarse”, asegura.
En la zona de El Portezuelo, donde se montó la llegada, todavía quedan algunos restos de basura a la vera de la ruta 340. “Han limpiado todo en el predio donde fue la llegada. Pero hacia afuera, en la ruta, falta limpiar”, dice el baquiano Andrés Matías Olmos, señalando bolsas y botellas de agua, todas de la misma marca.
Quienes se quedan sin sonrisa cuando se les nombra el Trasmontaña son los vecinos de San Javier, donde se produjo la largada. Todavía no fue retirado un baño químico instalado para la competencia y aún hay basura sembrada. “Estábamos entusiasmados con la carrera, pero no se han portado bien. Los competidores han usado la parte de atrás de nuestras casas como baño”, reclamó Gladys Segunda Maturana. “Salimos a verlos -continúa- y nos dimos cuenta de que estaban haciendo sus necesidades en cualquier lado, a la vista de nuestros hijos. Todavía estamos levantando papel higiénico desparramado por todas partes. Nosotros seremos pobres, pero acá es donde vivimos y nos tienen que respetar”, dijo la mujer y aseguró que ya han recogido y quemado ellos mismos muchísima basura que había quedado a la orilla del camino.
Los días pasan y el impacto de una competencia que lleva uno de sus estandartes del respeto por la naturaleza todavía es visible. Falta un año para la próxima edición del Trasmontaña, pero lo que resta saber es cuánto tiempo más pasará hasta que desaparezca toda la basura que generó esta multitudinaria carrera.
En El Siambón, en un camino de servicio que conecta sembradíos, una montaña de plástico rompe la armonía de las montañas que enamoraron a los 3.126 corredores que participaron de la competencia de mountain bike, uno de los eventos deportivos más importantes de la provincia. Una abrumadora cantidad de botellas PET y otros residuos se amontona junto a un cerco, pero también comienza a desperdigarse varios metros a la redonda. No es basura de la zona, eso está claro. Y se puede confirmarlo con otra pista en el camino: de los árboles todavía cuelgan los cintas indicadoras con la inscripción Trasmontaña.
“Han sido ellos, los de las bicicletas”, dice con simpleza y seguridad don Alberto Gálvez, un panadero que transita esa senda al menos dos veces por día con su caballo. “Han sido ellos -justifica- porque nadie pasa por ahí en esta época. Es un camino que usa la gente de las fincas en tiempo de siembra. “Deberían venir a limpiar”, reclama.
La carrera comenzó y concluyó el domingo 16 de agosto, es decir, hace 15 días. En este sector es donde más basura ha quedado acumulada y es donde funcionó el último punto de “abastecimiento neutral” -como se lo llamó desde la organización-. Allí los deportistas se hidrataban y seguían pedaleando. Hay que transitar aproximadamente un kilómetro y medio desde la estación de servicios Refinor para encontrar el sitio, pero la basura avanza y ya empieza a quedar atrapada entre las ramas de los árboles. “Cuanto más tiempo pase, más difícil va a ser limpiar”, analiza Gálvez. Además de botellas, han quedado desparramados envases de bebidas energizantes.
Otra realidad
No todos los puntos estratégicos del Trasmontaña han corrido las misma suerte. En La Sala, donde se apostó una multitud para ver pasar a los competidores, Sarita Rodríguez, almacenera famosa entre bikers y enduristas, está contenta. “Hemos trabajado muy bien, gracias a Dios. Y han dejado todo limpito. No hay de qué quejarse”, asegura.
En la zona de El Portezuelo, donde se montó la llegada, todavía quedan algunos restos de basura a la vera de la ruta 340. “Han limpiado todo en el predio donde fue la llegada. Pero hacia afuera, en la ruta, falta limpiar”, dice el baquiano Andrés Matías Olmos, señalando bolsas y botellas de agua, todas de la misma marca.
Quienes se quedan sin sonrisa cuando se les nombra el Trasmontaña son los vecinos de San Javier, donde se produjo la largada. Todavía no fue retirado un baño químico instalado para la competencia y aún hay basura sembrada. “Estábamos entusiasmados con la carrera, pero no se han portado bien. Los competidores han usado la parte de atrás de nuestras casas como baño”, reclamó Gladys Segunda Maturana. “Salimos a verlos -continúa- y nos dimos cuenta de que estaban haciendo sus necesidades en cualquier lado, a la vista de nuestros hijos. Todavía estamos levantando papel higiénico desparramado por todas partes. Nosotros seremos pobres, pero acá es donde vivimos y nos tienen que respetar”, dijo la mujer y aseguró que ya han recogido y quemado ellos mismos muchísima basura que había quedado a la orilla del camino.
Los días pasan y el impacto de una competencia que lleva uno de sus estandartes del respeto por la naturaleza todavía es visible. Falta un año para la próxima edición del Trasmontaña, pero lo que resta saber es cuánto tiempo más pasará hasta que desaparezca toda la basura que generó esta multitudinaria carrera.
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Rally Trasmontaña 2015
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