30 Agosto 2015
FOTO DE espn.com.ar
Que Daniel Hourcade haya pensado en José Santamarina para encargarle la función de ser el nexo entre él y los jugadores no obedece a una mera cuestión de tucumanidad. No, al “Cheto” lo precede una foja como jugador que, entre muchos logros, incluye el de haber sido capitán de los “naranjas” durante ocho temporadas. Esa capacidad de lidiar con los humores y ánimos de un plantel fue lo que “Huevo” tuvo en consideración para ungirlo.
“Mucha gente se pregunta por qué los quieren tanto a los Pumas, si pierden tantos partidos. ¿Y sabés por qué? Porque dan más de lo que pueden. Y mientras den más de lo que puedan, a mí no me importará que pierdan”, afirma el “Cheto”, y no duda en ponerse a sí mismo como ejemplo.
“Hoy tengo 52 años y todavía hay gente que dice ‘no sabés lo que jugaba éste’. Y la verdad es que jugué dos Mundiales con los Pumas y no gané un solo partido. Ni uno. ¿Por qué la gente me recuerda con cariño entonces? Porque daba todo. Sabía que no le podía ganar a (Viliami) Ofahengaue. Era el mejor 6 del mundo. En una logré tirarlo al piso, y en la siguiente me metió un choque que me tiró dado vuelta. Pero la gente valoraba que me pusiera frente a ese tipo, sabiendo que no lo podía tacklear. Lo mismo pasaba con la ‘Pantera’ Saldaño: podía ganar o perder, pero terminaba ensangrentado él, el árbitro, los jueces y el público”, grafica.
Hay un aspecto que lo tiene preocupado: “se futbolizó tanto todo que la gente va a ver ganar. No hay que ir a ver ganar, hay que ir a ver jugar. Cuando ves al equipo de tu club dar lo mejor de sí, te vas orgulloso, aunque pierda. ése es el valor que el rugby no debe perder. Cuando era entrenador, yo no pedía a mis jugadores que le ganaran a nadie, sino que fueran mejores cada día. Me retiré del rugby no porque estaba viejo, sino porque sentí que no podía hacer mejor lo que hacía. Hasta ahí me daba. Cada año me costaba más igualar lo que había hecho. Entonces dije: qué estoy haciendo acá. Me tengo que ir. Y me fui”.
“Mucha gente se pregunta por qué los quieren tanto a los Pumas, si pierden tantos partidos. ¿Y sabés por qué? Porque dan más de lo que pueden. Y mientras den más de lo que puedan, a mí no me importará que pierdan”, afirma el “Cheto”, y no duda en ponerse a sí mismo como ejemplo.
“Hoy tengo 52 años y todavía hay gente que dice ‘no sabés lo que jugaba éste’. Y la verdad es que jugué dos Mundiales con los Pumas y no gané un solo partido. Ni uno. ¿Por qué la gente me recuerda con cariño entonces? Porque daba todo. Sabía que no le podía ganar a (Viliami) Ofahengaue. Era el mejor 6 del mundo. En una logré tirarlo al piso, y en la siguiente me metió un choque que me tiró dado vuelta. Pero la gente valoraba que me pusiera frente a ese tipo, sabiendo que no lo podía tacklear. Lo mismo pasaba con la ‘Pantera’ Saldaño: podía ganar o perder, pero terminaba ensangrentado él, el árbitro, los jueces y el público”, grafica.
Hay un aspecto que lo tiene preocupado: “se futbolizó tanto todo que la gente va a ver ganar. No hay que ir a ver ganar, hay que ir a ver jugar. Cuando ves al equipo de tu club dar lo mejor de sí, te vas orgulloso, aunque pierda. ése es el valor que el rugby no debe perder. Cuando era entrenador, yo no pedía a mis jugadores que le ganaran a nadie, sino que fueran mejores cada día. Me retiré del rugby no porque estaba viejo, sino porque sentí que no podía hacer mejor lo que hacía. Hasta ahí me daba. Cada año me costaba más igualar lo que había hecho. Entonces dije: qué estoy haciendo acá. Me tengo que ir. Y me fui”.