24 Agosto 2015
SOCIEDAD POLÍTICA. Alfaro (hablando a los micrófonos) se mostró junto con Amaya -al que calificó como su amigo- en la sede de la Intendencia capitalina. la gaceta / FOTO DE JORGE OLMOS SGROSSO
La gente bailaba. No importaba qué música cantaban los parlantes de un ómnibus tuneado estacionado en el medio de la calle. Podía ser cuarteto, cumbia o rock nacional. La gente se bailaba todo en la puerta de la Municipalidad de San Miguel de Tucumán, en 9 de Julio casi Lavalle. Algunos, que vestían uniforme y llevaban redoblantes atados a la cintura, intentaban -sin éxito- seguir el ritmo de las versiones originales.
Todos celebraban lo que para ellos era un triunfo indiscutible de Germán Alfaro, como flamante intendente de la capital. Y aunque el baile se concentraba en la vereda; puertas adentro también reinaba el jolgorio. En el amplísimo salón de la sede del Gobierno municipal se había improvisado el centro de cómputos del sector del Acuerdo para el Bicentenario (ApB) que lidera el actual intendente, Domingo Amaya. En los tablones, dispuestos de acuerdo a los departamentos de la provincia, se iban recibiendo las planillas de los fiscales. Todos en tono distendido, pese a que la jornada de labor militante bordeaba las 24 horas sin descanso.
Hacia las 3.20 de hoy, ruidosos aplausos prenunciaron la presencia en el salón de Alfaro, que descendía por las escaleras que llevan a las oficinas, para recibir el saludo de empleados municipales, de militantes y de simpatizantes del amayismo. Todo era risas, y flashes de las cámaras de foto.
Las primeras declaraciones del extraoficialmente intendente electo -a las 4.15, el candidato a intendente de la capital por el alperovichismo, el ministro de Salud, Pablo Yedlin, reconoció el triunfo de Alfaro mediante su cuenta de Twitter (@PYedlin)- fueron de agradecimiento. “La verdad, quiero agradecerles, en primer lugar, a los vecinos de San Miguel de Tucumán, por brindarme la posibilidad de conducir los destinos del municipio. También quiero agradecerle a todo el ApB el esfuerzo, el empeño y el sacrificio de todos, para trabajar. Y finalmente, un especial agradecimiento para mi amigo Domingo Amaya”, enumeró el actual secretario de Gobierno de la gestión amayista.
Pero se permitió poco margen para la celebración. Inmediatamente adelantó que durante la tarde de mañana, cuando comience el escrutinio definitivo, se harán presentes en la sede de la Junta Electoral Provincial (JEP), para pelear, planillas en mano, todas las urnas de la provincia. “Esto recién es el comienzo de todo lo que se puede hacer en Tucumán, estamos dispuestos a ir al recuento, y a cotejar nuestras actas para buscar la verdad”, señaló. De hecho, admitió que la jornada comicial de ayer le dejó una mezcla de alegría y de amargura. Por un lado, su espacio ganó la capital; pero por el otro: “ha habido irregularidades; es la primera vez en los últimos 30 años de democracia que vemos que se queman las urnas y los votos”. El ex diputado nacional se refería a los incidentes que se registraron en las comunas de Sargento Moya, de San Pablo y de Los Ralos, y en la localidad de San Ignacio (La Cocha), donde se incendiaron, en total, 39 urnas. “No se puede desconocer la voluntad de la gente; se tendrá que volver a votar; eso nos deja un sabor agridulce, porque lo que debería haber sido una fiesta de la democracia termina haciendo de Tucumán una vergüenza en el país y en el mundo”, afirmó.
Pero el escrutinio definitivo será cosa de mañana para los militantes, que siguieron bailando y dedicándole el triunfo a Yedlin, luego de que Alfaro volvió a subir las escaleras hacia el despacho de Amaya, que pronto ocuparía él. Más allá del clima festivo, el cansancio de una pesada jornada comicial se hacía notar en los rostros de algunos, que clamaban -en estricto off the record- por bajar las persianas e irse a dormir. En definitiva, al menos el objetivo de mantener la Intendencia, el bastión amayista, estaba cumplido.
Todos celebraban lo que para ellos era un triunfo indiscutible de Germán Alfaro, como flamante intendente de la capital. Y aunque el baile se concentraba en la vereda; puertas adentro también reinaba el jolgorio. En el amplísimo salón de la sede del Gobierno municipal se había improvisado el centro de cómputos del sector del Acuerdo para el Bicentenario (ApB) que lidera el actual intendente, Domingo Amaya. En los tablones, dispuestos de acuerdo a los departamentos de la provincia, se iban recibiendo las planillas de los fiscales. Todos en tono distendido, pese a que la jornada de labor militante bordeaba las 24 horas sin descanso.
Hacia las 3.20 de hoy, ruidosos aplausos prenunciaron la presencia en el salón de Alfaro, que descendía por las escaleras que llevan a las oficinas, para recibir el saludo de empleados municipales, de militantes y de simpatizantes del amayismo. Todo era risas, y flashes de las cámaras de foto.
Las primeras declaraciones del extraoficialmente intendente electo -a las 4.15, el candidato a intendente de la capital por el alperovichismo, el ministro de Salud, Pablo Yedlin, reconoció el triunfo de Alfaro mediante su cuenta de Twitter (@PYedlin)- fueron de agradecimiento. “La verdad, quiero agradecerles, en primer lugar, a los vecinos de San Miguel de Tucumán, por brindarme la posibilidad de conducir los destinos del municipio. También quiero agradecerle a todo el ApB el esfuerzo, el empeño y el sacrificio de todos, para trabajar. Y finalmente, un especial agradecimiento para mi amigo Domingo Amaya”, enumeró el actual secretario de Gobierno de la gestión amayista.
Pero se permitió poco margen para la celebración. Inmediatamente adelantó que durante la tarde de mañana, cuando comience el escrutinio definitivo, se harán presentes en la sede de la Junta Electoral Provincial (JEP), para pelear, planillas en mano, todas las urnas de la provincia. “Esto recién es el comienzo de todo lo que se puede hacer en Tucumán, estamos dispuestos a ir al recuento, y a cotejar nuestras actas para buscar la verdad”, señaló. De hecho, admitió que la jornada comicial de ayer le dejó una mezcla de alegría y de amargura. Por un lado, su espacio ganó la capital; pero por el otro: “ha habido irregularidades; es la primera vez en los últimos 30 años de democracia que vemos que se queman las urnas y los votos”. El ex diputado nacional se refería a los incidentes que se registraron en las comunas de Sargento Moya, de San Pablo y de Los Ralos, y en la localidad de San Ignacio (La Cocha), donde se incendiaron, en total, 39 urnas. “No se puede desconocer la voluntad de la gente; se tendrá que volver a votar; eso nos deja un sabor agridulce, porque lo que debería haber sido una fiesta de la democracia termina haciendo de Tucumán una vergüenza en el país y en el mundo”, afirmó.
Pero el escrutinio definitivo será cosa de mañana para los militantes, que siguieron bailando y dedicándole el triunfo a Yedlin, luego de que Alfaro volvió a subir las escaleras hacia el despacho de Amaya, que pronto ocuparía él. Más allá del clima festivo, el cansancio de una pesada jornada comicial se hacía notar en los rostros de algunos, que clamaban -en estricto off the record- por bajar las persianas e irse a dormir. En definitiva, al menos el objetivo de mantener la Intendencia, el bastión amayista, estaba cumplido.
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