22 Agosto 2015
CLIMA. Un ambiente cálido ayudaría a combatir el calentamiento global. NYT / Foto CHRIS MACHIAN
Pam Belluck / The New York Times
En las oficinas hay una costumbre muy arraigada: encender el aire acondicionado, independientemente de que haga calor o frío. En general, los hombres no se quejan, pero las mujeres se congelan. Según un estudio científico, en el mundo laboral se consolidó el fenomeno de la “oficina ártica”, porque la mayoría de los edificios de oficinas establecen sus temperaturas en base a una fórmula antigua que utiliza los índices metabólicos de los hombres.
La investigación, que fue publicada este mes en la revista especializada “Nature Climate Change”, señala que las oficinas deberían reducir el sesgo que discrimina por género, porque establecer las temperaturas en niveles ligeramente más cálidos puede ayudar a combatir el calentamiento global y a ahorrar energía.
“En muchos edificios, se ve que el consumo de energía es mucho más alto porque el estándar está calibrado para la producción de calor corporal de los hombres”, explica Boris Kingma, coautor del estudio y biofísico del Centro Médico de la Universidad de Maastricht, en Holanda. “Si se tuviera una visión más precisa de la demanda termal de las personas en el interior, entonces se podría diseñar el edificio de manera que se desperdiciara mucha menos energía, y eso significaría que la emisión de bióxido de carbono sería menor”, señala el científico.
El estudio advierte que la mayoría de los termostatos de los edificios sigue un modelo de comodidad termal que fue desarrollado en los años 60, el cual considera factores como la temperatura y la velocidad del aire, la presión del vapor y el aislamiento de la ropa. Se convierte a una escala de siete puntos y se compara contra el Porcentaje Previsto de Insatisfechos, una medición de cuántas personas probablemente se sentirán incómodas con frío o calor.
No obstante, Kingma y su colega, Wouter van Marken Lichtenbelt, coinciden en que una variable en la fórmula, el índice metabólico en reposo (que explica cuán rápidamente el cuerpo genera calor), se basa en un varón de 40 años de que pesa unos 70 kilos.
Las mujeres, en general, tienen índices metabólicos más lentos que los hombres, principalmente porque son más pequeñas y tienen más grasa corporal, la cual tiene índices metabólicos más bajos que los músculos. En realidad, subraya el estudio, el modelo actual “podría sobreestimar la producción de calor en reposo de las mujeres hasta un 35%”. “Si las mujeres tienen una necesidad menor de enfriarse, eso realmente significa que se puede ahorrar energía, porque en este momento estamos enfriando solamente a esta población masculina”, afirma Joost van Hoof, un físico especializado en edificios en la Universidad Fontys de Ciencias Aplicadas, en Holanda, quien no estuvo involucrado en el estudio. “Muchos hombres piensan que las mujeres solamente se quejan, pero se trata de su fisiología”, agrega.
Cambiar la fórmula
Los autores también señalan que el modelo no siempre está calibrado con precisión al guardarropa de verano de las mujeres. Van Hoof observa que muchos hombres aún usan traje y corbatas en el verano pero muchas mujeres usan faldas, sandalias y otras prendas más ligeras y que muestran más piel. “El escote se acerca más al centro del cuerpo, de manera que la diferencia entre la temperatura del aire y la del cuerpo ahí es más alta que cuando hace frío”, explica.
Pero el estudio que elaboraron Kingma y Van Marken propone cambiar la fórmula para refrigerar la oficina. Los investigadores pusieron a prueba a 16 mujeres, estudiantes veinteañeras, que trabajan sentadas y usando prendas ligeras en habitaciones llamadas cámaras de respiración, que dan seguimiento al oxígeno inhalado y al bióxido de carbono exhalado. La temperatura del cuerpo se midió en las manos, en el abdomen y otras partes del cuerpo. Una píldora termómetro que tragaron las mujeres reportó la temperatura corporal interna.
Los investigadores encontraron que el índice metabólico promedio de las mujeres oscila entre 20% y 32% más bajo que los índices usados para establecer la temperatura de los edificios. Por esta razón, los investigadores proponen ajustar el modelo para incluir los índices metabólicos reales de las mujeres y de los hombres, más factores como el aislamiento del tejido corporal, no sólo la ropa. Por ejemplo, las personas que pesan más generan calor más rápidamente, y las personas de mayor edad tienen índices metabólicos más lentos, señala el estudio.
En las oficinas hay una costumbre muy arraigada: encender el aire acondicionado, independientemente de que haga calor o frío. En general, los hombres no se quejan, pero las mujeres se congelan. Según un estudio científico, en el mundo laboral se consolidó el fenomeno de la “oficina ártica”, porque la mayoría de los edificios de oficinas establecen sus temperaturas en base a una fórmula antigua que utiliza los índices metabólicos de los hombres.
La investigación, que fue publicada este mes en la revista especializada “Nature Climate Change”, señala que las oficinas deberían reducir el sesgo que discrimina por género, porque establecer las temperaturas en niveles ligeramente más cálidos puede ayudar a combatir el calentamiento global y a ahorrar energía.
“En muchos edificios, se ve que el consumo de energía es mucho más alto porque el estándar está calibrado para la producción de calor corporal de los hombres”, explica Boris Kingma, coautor del estudio y biofísico del Centro Médico de la Universidad de Maastricht, en Holanda. “Si se tuviera una visión más precisa de la demanda termal de las personas en el interior, entonces se podría diseñar el edificio de manera que se desperdiciara mucha menos energía, y eso significaría que la emisión de bióxido de carbono sería menor”, señala el científico.
El estudio advierte que la mayoría de los termostatos de los edificios sigue un modelo de comodidad termal que fue desarrollado en los años 60, el cual considera factores como la temperatura y la velocidad del aire, la presión del vapor y el aislamiento de la ropa. Se convierte a una escala de siete puntos y se compara contra el Porcentaje Previsto de Insatisfechos, una medición de cuántas personas probablemente se sentirán incómodas con frío o calor.
No obstante, Kingma y su colega, Wouter van Marken Lichtenbelt, coinciden en que una variable en la fórmula, el índice metabólico en reposo (que explica cuán rápidamente el cuerpo genera calor), se basa en un varón de 40 años de que pesa unos 70 kilos.
Las mujeres, en general, tienen índices metabólicos más lentos que los hombres, principalmente porque son más pequeñas y tienen más grasa corporal, la cual tiene índices metabólicos más bajos que los músculos. En realidad, subraya el estudio, el modelo actual “podría sobreestimar la producción de calor en reposo de las mujeres hasta un 35%”. “Si las mujeres tienen una necesidad menor de enfriarse, eso realmente significa que se puede ahorrar energía, porque en este momento estamos enfriando solamente a esta población masculina”, afirma Joost van Hoof, un físico especializado en edificios en la Universidad Fontys de Ciencias Aplicadas, en Holanda, quien no estuvo involucrado en el estudio. “Muchos hombres piensan que las mujeres solamente se quejan, pero se trata de su fisiología”, agrega.
Cambiar la fórmula
Los autores también señalan que el modelo no siempre está calibrado con precisión al guardarropa de verano de las mujeres. Van Hoof observa que muchos hombres aún usan traje y corbatas en el verano pero muchas mujeres usan faldas, sandalias y otras prendas más ligeras y que muestran más piel. “El escote se acerca más al centro del cuerpo, de manera que la diferencia entre la temperatura del aire y la del cuerpo ahí es más alta que cuando hace frío”, explica.
Pero el estudio que elaboraron Kingma y Van Marken propone cambiar la fórmula para refrigerar la oficina. Los investigadores pusieron a prueba a 16 mujeres, estudiantes veinteañeras, que trabajan sentadas y usando prendas ligeras en habitaciones llamadas cámaras de respiración, que dan seguimiento al oxígeno inhalado y al bióxido de carbono exhalado. La temperatura del cuerpo se midió en las manos, en el abdomen y otras partes del cuerpo. Una píldora termómetro que tragaron las mujeres reportó la temperatura corporal interna.
Los investigadores encontraron que el índice metabólico promedio de las mujeres oscila entre 20% y 32% más bajo que los índices usados para establecer la temperatura de los edificios. Por esta razón, los investigadores proponen ajustar el modelo para incluir los índices metabólicos reales de las mujeres y de los hombres, más factores como el aislamiento del tejido corporal, no sólo la ropa. Por ejemplo, las personas que pesan más generan calor más rápidamente, y las personas de mayor edad tienen índices metabólicos más lentos, señala el estudio.
Temas
The New York Times
Lo más popular