18 Agosto 2015
EMPEÑO. Aciar pasó por La Sala de un modo distinto sin su bicicleta y al trote. la gaceta
No quería manchas en su currículum de biker. Mantener inmaculado su récord era la meta. Gabriel Aciar es de esos participantes del Trasmontaña con expectativas dobles. La real: sabe que puede llegar siempre a la meta. La de los sueños: llegar primero. Es la realidad la que depende de él y por eso no lo dudó. Cuando la bicicleta falló, el biker de la categoría Mayores B no se detuvo, al contrario. “Fui hasta el abastecimiento del equipo, dejé la ‘bici’ allí y empecé a correr”, comentó Aciar que sufrió la rotura de una cubierta.
Era la única manera de mantener su rendimiento histórico en la carrera: 11 Trasmontañas 11 llegadas. “Fue la primera vez que me pasó. Terminé siempre, así que no podía abandonar”, explicó.
Lo apodan “Barby”. Según contó, en los años de apogeo de la famosa muñeca de piernas largas un amigo las comparó con las de él y le quedó para siempre el sobrenombre con el cuál se lo identifica. Además de extensas, sus extremidades inferiores son una garantía porque con la bicicleta de montaña o sin ella, lo llevan a la meta.
La imagen de Aciar pasando por La Sala no era alentadora: quedaba la mitad del recorrido, tenía que completar el exigente Alargue dentro del valle, la temperatura era baja y el barro que faltaba atravesar lo dejaría exhausto. Sin embargo, pasados unos minutos de las 18, tras unas cinco horas de haber abandonado la bicicleta en el río, “Barby” apareció trotando, sin dejar de sujetar el número 1.296 cuando cruzó la meta en El Portezuelo. “La bajada me mató más que la subida. En la bajada me dolían las rodillas y también las pantorrillas porque yo no corro, ni hago trekking”, explicó. No sólo tuvo tiempo para correr con empeño, también se dio tiempo para socorrer. “Ayudé a bikers que tenían problemas porque yo tenía todas las herramientas y geles”, relató. A cambio recibió apoyo y aliento para seguir, aunque por su forma de ser no lo necesitaba. “Me decían que estaba muy loco. El Trasmontaña es ‘el’ Trasmontaña. Soy tucumano y le tengo que dar mi apoyo”, sentenció el biker.
Era la única manera de mantener su rendimiento histórico en la carrera: 11 Trasmontañas 11 llegadas. “Fue la primera vez que me pasó. Terminé siempre, así que no podía abandonar”, explicó.
Lo apodan “Barby”. Según contó, en los años de apogeo de la famosa muñeca de piernas largas un amigo las comparó con las de él y le quedó para siempre el sobrenombre con el cuál se lo identifica. Además de extensas, sus extremidades inferiores son una garantía porque con la bicicleta de montaña o sin ella, lo llevan a la meta.
La imagen de Aciar pasando por La Sala no era alentadora: quedaba la mitad del recorrido, tenía que completar el exigente Alargue dentro del valle, la temperatura era baja y el barro que faltaba atravesar lo dejaría exhausto. Sin embargo, pasados unos minutos de las 18, tras unas cinco horas de haber abandonado la bicicleta en el río, “Barby” apareció trotando, sin dejar de sujetar el número 1.296 cuando cruzó la meta en El Portezuelo. “La bajada me mató más que la subida. En la bajada me dolían las rodillas y también las pantorrillas porque yo no corro, ni hago trekking”, explicó. No sólo tuvo tiempo para correr con empeño, también se dio tiempo para socorrer. “Ayudé a bikers que tenían problemas porque yo tenía todas las herramientas y geles”, relató. A cambio recibió apoyo y aliento para seguir, aunque por su forma de ser no lo necesitaba. “Me decían que estaba muy loco. El Trasmontaña es ‘el’ Trasmontaña. Soy tucumano y le tengo que dar mi apoyo”, sentenció el biker.