Por Mariana Apud
17 Agosto 2015
FUERON A BUSCARLAS. Molina y Sundblad posan con las preciadas copas, que cada año son de mayor tamaño. la gaceta / foto de Florencia Zurita
¡Qué Trasmontaña! La previa lo hizo único; los protagonistas lo hicieron inolvidable. Los ganadores, Franco Molina y Felipe Sundblad, desbancaron a los favoritos, Darío Gasco y Luciano Caraccioli. Ellos sufrieron percances mecánicos y quedaron terceros, detrás de la dupla integrada por Juan Ignacio Busso y Miguel Hidalgo.
El concepcionense y el yerbabuenense se unieron por primera vez para internarse en el corazón de San Javier. Si hay que buscar particularidades en la inédita y exitosa pareja hay, y para maravillarse. “No tengo ‘bici’, por eso no corro en Tucumán”, reveló Molina. “Chimpa” corrió con una Trek rodado 29 que, embarrada como había llegado a El Portezuelo, se fue a Córdoba, porque su dueño vive allí. Molina representó al Maipú ProCicling cordobés. Así que el campeón del Trasmontaña hoy está sin bicicleta de montaña. “Me entreno con la de ruta”, reveló.
Eso no fue impedimento para que, con pocas horas de puesta a punto, Molina se entendiera con Sundblad. “Nos complementamos muy bien en un día terrible. Supimos aprovechar el inconveniente de los chicos en el río. Hasta ahí íbamos palo a palo”, apuntó el biker que no usa guantes ni anteojos protectores para correr.
El rueda a rueda con Gasco y Caraccioli se terminó cuando faltaban unos ocho kilómetros para el final. “Las condiciones fueron salvajes y el material se lo llevó al límite. Fue una lotería y a cualquiera le podía pasar”, reconoció “Mono” Gasco. La cadena de la bicicleta de su compañero es la que dijo basta. Se cortó la pieza y también el buen desempeño que Gasco y Caraccioli habían desarrollado. La dupla defensora del título pasó La Sala -casi la mitad del recorrido- en punta, pero con poca ventaja. “Tardamos de cinco a ocho minutos en cambiar la cadena”, estimó Caraccioli. “Fue una vida”, calificó Gasco el tiempo que llevó la reparación. Curiosamente, Molina pensaba que la cadena no se había roto, sino que simplemente se había salido de su lugar. De todos modos, la alerta de la dupla se encendió y no dejaron escapar la ventaja. Mientras los favoritos solucionaban el desperfecto ellos pedaleaban al máximo.
A partir de allí la carrera cambió por completo. Los nuevos líderes se consolidaron, despojados de parte de la presión. “Fue estratégico porque ‘Chimpa’ baja mejor que yo. En mi caso no soy muy técnico porque soy nuevo en este deporte”, reconoció Sundblad. Y aquí surge otro dato singular de la pareja: Sundblad practica mountain bike desde hace apenas tres años. Hace dos que llegó al alto nivel competitivo. “Estoy muy sorprendido, no puedo creer que ganamos. Vengo bien en los campeonatos provinciales y disfruté mucho compitiendo en Francia, no puedo pedir más. Con el triunfo en el Trasmontaña ya me corono”, sostuvo Sundblad, rebosante de felicidad mientras abrazaba a su compañero.
Otra es la historia de Molina. “Corro hace mucho tiempo. Llevo unos 10 Trasmontañas y sumé tres segundos puestos en la General. Nunca había llegado a lo más alto. Encontrar un compañero como Felipe me pone feliz, así que mi año está por demás finalizado. Quiero festejar a full”, afirmó. Molina no dejó de lado la tristeza que le generan las cuestiones económicas. “Trabajaba sólo para correr y por eso tomé la decisión de dejar el año pasado”, explicó el campeón con melancolía. Molina sin bici, Sundblad con ella; distintos presentes, pero la misma pasión.
El concepcionense y el yerbabuenense se unieron por primera vez para internarse en el corazón de San Javier. Si hay que buscar particularidades en la inédita y exitosa pareja hay, y para maravillarse. “No tengo ‘bici’, por eso no corro en Tucumán”, reveló Molina. “Chimpa” corrió con una Trek rodado 29 que, embarrada como había llegado a El Portezuelo, se fue a Córdoba, porque su dueño vive allí. Molina representó al Maipú ProCicling cordobés. Así que el campeón del Trasmontaña hoy está sin bicicleta de montaña. “Me entreno con la de ruta”, reveló.
Eso no fue impedimento para que, con pocas horas de puesta a punto, Molina se entendiera con Sundblad. “Nos complementamos muy bien en un día terrible. Supimos aprovechar el inconveniente de los chicos en el río. Hasta ahí íbamos palo a palo”, apuntó el biker que no usa guantes ni anteojos protectores para correr.
El rueda a rueda con Gasco y Caraccioli se terminó cuando faltaban unos ocho kilómetros para el final. “Las condiciones fueron salvajes y el material se lo llevó al límite. Fue una lotería y a cualquiera le podía pasar”, reconoció “Mono” Gasco. La cadena de la bicicleta de su compañero es la que dijo basta. Se cortó la pieza y también el buen desempeño que Gasco y Caraccioli habían desarrollado. La dupla defensora del título pasó La Sala -casi la mitad del recorrido- en punta, pero con poca ventaja. “Tardamos de cinco a ocho minutos en cambiar la cadena”, estimó Caraccioli. “Fue una vida”, calificó Gasco el tiempo que llevó la reparación. Curiosamente, Molina pensaba que la cadena no se había roto, sino que simplemente se había salido de su lugar. De todos modos, la alerta de la dupla se encendió y no dejaron escapar la ventaja. Mientras los favoritos solucionaban el desperfecto ellos pedaleaban al máximo.
A partir de allí la carrera cambió por completo. Los nuevos líderes se consolidaron, despojados de parte de la presión. “Fue estratégico porque ‘Chimpa’ baja mejor que yo. En mi caso no soy muy técnico porque soy nuevo en este deporte”, reconoció Sundblad. Y aquí surge otro dato singular de la pareja: Sundblad practica mountain bike desde hace apenas tres años. Hace dos que llegó al alto nivel competitivo. “Estoy muy sorprendido, no puedo creer que ganamos. Vengo bien en los campeonatos provinciales y disfruté mucho compitiendo en Francia, no puedo pedir más. Con el triunfo en el Trasmontaña ya me corono”, sostuvo Sundblad, rebosante de felicidad mientras abrazaba a su compañero.
Otra es la historia de Molina. “Corro hace mucho tiempo. Llevo unos 10 Trasmontañas y sumé tres segundos puestos en la General. Nunca había llegado a lo más alto. Encontrar un compañero como Felipe me pone feliz, así que mi año está por demás finalizado. Quiero festejar a full”, afirmó. Molina no dejó de lado la tristeza que le generan las cuestiones económicas. “Trabajaba sólo para correr y por eso tomé la decisión de dejar el año pasado”, explicó el campeón con melancolía. Molina sin bici, Sundblad con ella; distintos presentes, pero la misma pasión.