Los Puccio, una empresa familiar de secuestros y muerte

Estrenan la película de Pablo Trapero, protagonizada por Guillermo Francella y Peter Lanzani, y que competirá en el Festival de Cine de Venecia.

13 Agosto 2015
Ricardo Manoukian, Eduardo Aulet y Emilio Naum. Tres nombres que comparten una misma tragedia. Tres víctimas mortales de la familia más siniestra de la historia de la Argentina. Tres vidas truncas por El clan Puccio, cuya historia llegará hoy a los cines con dirección de Pablo Trapero, mientras se prepara para disputar el León de Oro en el Festival Internacional de Venecia, en setiembre.

Para llevar estos hechos reales a la pantalla, Trapero convocó a Guillermo Francella como el cerebro del grupo, mientras que Peter Lanzani personifica a Alejandro Puccio, contrafigura y personaje clave de la tenebrosa historia (ver “Los protagonistas...”). Con esta producción, Francella vuelve a alejarse de los roles cómicos, tal como lo hizo con “El secreto de sus ojos”.

Pero ahora, en vez de un papel que generaría la simpatía del público, lo hace en la piel del tenebroso Arquímedes Puccio, condenado como el principal responsable de los crímenes. “Hace años que quería cambiar el rumbo. Este personaje me permite despojarme de cualquier recurso que conozco de mí, con el que no me identifico ni me reconozco. No en lo estético, sino en lo oral, en el decir, en lo postural. Muchos decían que la familia era víctima de él... Victimarios también. Hay un límite”, aseguró el actor a la agencia Télam.

Francella reconoce que una dificultad fue transmitir la oscuridad del personaje: “meterse en su piel fue asfixiante”. “Fue muy útil todo el proceso de ensayo, la transformación interpretativa y el explorar algo nuevo me llenó de placer. Pablo me dijo que cuando dialogaba no debía pestañear: fue difícil pero lo logré. Está muy trabajado el silencio”, detalla.

El director de “Leonera” y de “Carancho” regresa al certamen italiano en el que en 1999 presentó su aplaudida “Mundo grúa”. La edición final del filme demoró más de lo previsto, lo que le impidió llegar a tiempo para presentarlo en Cannes.

Los hechos

Manoukian tenía 23 años en 1982, cuando desapareció. Su familia pagó un rescate de US$ 250.000, pero fue asesinado de tres disparos en la cabeza. Menos de un año después, Aulet (jugador de rugby del Club Atlético San Isidro, al igual que Alejandro Puccio), sufrió el mismo destino, pese a que se cobraron US$ 150.000. En 1984, Naum se resistió al secuestro y murió de un balazo.

Los Puccio vivían en San Isidro, en una casa donde funcionaba un local de artículos deportivos náuticos, al lado de un bar de su propiedad. Cuando la Policía cerró el cerco sobre ellos y entró a la vivienda, encontraron encadenada en el sótano a la empresaria Nélida Bollini de Prado. Era el 23 de agosto de 1985; esa noche quedaron detenidos Arquímedes y sus hijos Alejandro y Daniel Puccio (estuvo en Australia hasta ese año), y demorada el resto de la familia, aunque luego fue exculpada. Ninguno de ellos reconoció nunca su culpabilidad. Pero las pruebas eran determinantes.

Arquímedes era conocido como “el loco de la escoba”, porque barría la vereda a toda hora (incluso de madrugada) para cerciorarse de que no se escucharan ruidos raros en la calle. En el agitado 1973 había sido acusado de secuestrar al ejecutivo de Bonafide, Enrique Pels, pero no prosperó por falta de pruebas.

La segunda vez fue determinante para este contador público nacional, ex diplomático echado cuando contrabandeó armas en la década del 40 y miembro de la ultraderechista Tacuara. Pasó 23 años en prisión (fue beneficiado por el 2x1), donde se recibió de abogado, pero murió en libertad en 2013, en la casa de un pastor evangelista en General Pico (La Pampa). De poco le importó cuidar a un ex miembro de la siniestra Triple A y de los servicios de inteligencia de la dictadura militar, que nunca se arrepintió.

Nunca apareció el dinero de los rescates, supuestamente guardado en una cuenta bancaria en el Uruguay.

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