Las pinturas de Víctor Quiroga, entre mitos y magia

Las pinturas de Víctor Quiroga, entre mitos y magia

“Tito” Quiroga expone sus últimas obras, y nuevas ‘búsquedas’ en el mundo de lo insólito

“ARIANA Y LA VACA”. Uno de los óleos de más reciente producción del reconocido artista.  “ARIANA Y LA VACA”. Uno de los óleos de más reciente producción del reconocido artista.
10 Agosto 2015
En el Centro Cultural Rougés (Laprida 31), se inaugurará el jueves a las 20.30, la muestra “Víctor Quiroga en Clave Mágica”.

Víctor Quiroga, con más de 80 exposiciones, en su haber, es un pintor que aborda la realidad mítica del contexto tucumano con gran fuerza pictórica en sus imágenes, con un manejo particular del color y el espacio. Es tan realista como ilusionista, y pinta un mundo donde el mito está implícito en la vida cotidiana.

En una entrevista con LA GACETA, adelantó que va a exponer 30 pinturas realizadas en 2014 y 2015; habló de sus intereses estéticos, y aseguró que no necesita cambios ni modificar su estilo. “La importancia de mi obra es esa coherencia con lo que pinto desde siempre”, dijo uno de los referentes del arte tucumano.

- Sos dueño de un estilo que se identifica. ¿Has notado cambios o modificaciones en él?

- He ‘buscado’ durante toda mi formación en la pintura. Todavía encuentro algo que me interesa en esa búsqueda. Mi identidad es lo que pinto. En ese camino siempre tengo vertientes en las que busco cuando mi obra necesita aire nuevo. Primero avancé en el dibujo, luego en la composición; más tarde en el color. En la luz. En las series, la de “Safra”, la de “Mitos y leyendas”, la de “La Cortada de ladrillos”; “La de velorios” o “ la Social”, todas estas series son ‘búsquedas’. Y también en lo místico. Con el tiempo ese lado místico se hizo surreal. Traté con lo imaginario en lo telúrico. Y lo irreal en lo real. Ahora, en este momento, lo insólito, lo imposible es lo posible. Es lo mágico. No tengo cambios en lo que soy. Sí tengo ‘búsquedas’ dentro de un mismo lenguaje. He aprendido a mirar; a ver en lo simple lo que nos trasciende. Tengo la suerte de ser tucumano. De ese Tucma grande- donde lo cotidiano es mágico y lo mágico es natural. Veo situaciones cotidianas que rayan lo insólito, que de tan comunes no les damos importancia. Ahora estoy en el desafío de ‘meterme’ en los cielos. En ese maravilloso ‘crescendo’ donde estalla la sinfonía efímera de un atardecer. A esas simples cosas me refiero. Poder verlas y pintarlas para mí son importantes cambios. Luego está el compromiso. En este convulsionado momento político, de discursos huecos, de falsas promesas, nadie de esta gente -nadie- me dice cómo van a terminar con la droga, con el paco. Se nos mueren las ranitas, uno tras otro, caen. Los cautivos del paco no tienen salida. Paco, el mal de este siglo. Se cierran para el circo mediático, con súper operativos, kioscos donde antes vendían sánguches de milanesa, hoy venden paco; se cierran, decía, y al toque sale otro. Esta grave situación, este flagelo social también es parte de mi compromiso plástico. No solo como pintura, sino también como denuncia. No necesito cambios, ni variar mi estilo. La importancia de mi obra es esa coherencia con lo que pinto desde siempre.

- ¿Te consideras un artista contemporáneo o renegás de ese término?

- Claro que me considero un artista contemporáneo. Aunque nací en el siglo pasado, en este momento del siglo XXI, soy contemporáneo a todos los seres y cosas que me rodean. La pregunta se contesta sola. Ahora si esa pregunta esconde la sugerencia de que no estoy aggiornado, de que mi pintura no es actual, de vanguardia; de no trabajar con pensamientos y técnicas ingeniosas, de la era digital, mi interés estético no pasa por ahí. Las nuevas generaciones lo manejan mejor. ‘Lo conceptual’, a veces, solo se queda en el mero intento de ser ingenioso, donde la idea y el concepto superan la necesidad de un oficio. Mi lenguaje estético necesita del dibujo como sostén y estructura a la composición de la obra. Necesita de saber dibujar y poder pintar lo que sugiero al espectador. Yo, mi yo es tucumano y vivo aquí , en Las Talitas, no vivo en New York, ni en Tokio (aunque viví unos años en Paris), así que a ese movimiento estético, lo conceptual, mal lo podría intentar realizar, como mi propia identidad. Ayer, atrás de mi casa, un señor a caballo hacía pastar a unas 30 vacas. Me interesan las vacas- son prácticas, bellas y armoniosamente realizadas, pura belleza natural y simple. Forman parte de mis cambios. Las admiro y a veces vuelan con Ariana (personaje de una de sus obras). Respeto y me interesan los nuevos lenguajes. Hay artistas serios en los que hay que fijar la atención. En esa camada de jóvenes talentosos, ‘conceptuales’, el tiempo va a decantar lo importante de lo novedoso.

- ¿Como te encuentras en el Mercado del Arte? ¿Vendés? ¿Aquí o en Buenos Aires?

- Soy un afortunado al poder vivir de mi trabajo. Mis obras se venden aquí, en Buenos Aires y en otros mercados. El año pasado una pintura partió para Texas y dos para París. Este año salió una para Chicago y otra para New York. Tengo mas de 40 años con esta hermosa profesión. Eso me da, más allá de lo estético, el target de que mi obra es una buena inversión. Mi pintura, ese estilo que me identifica, me permite vivir de lo que pinto. Tengo mi Taller aquí a la vuelta, en Las Talitas y un estudio en San Telmo, Buenos Aires. Esta muestra en el Centro Cultural Alberto Rougés reúne una treintena de obras de diferentes formatos y también de diferentes ‘búsquedas’ estéticas. Voy llegando, humildemente, a poder encontrarme con mi propio universo, donde todo es grandemente simple. Y la mayor felicidad es poder pintar este imaginario.

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