08 Agosto 2015
ABRAZOS. Familiares y amigos acompañaron a la ambulancia hasta la casa del joven, donde fue velado. la gaceta / fotos de osvaldo ripoll
CONCEPCIÓN.- Ayer, la llegada de los restos del joven estudiante Emerson Alfredo Cárdenas a León Rougés (comuna rural del departamento Monteros) se transformó en una explosión de llanto y gritos de dolor. La muerte del muchacho se había producido durante la mañana del jueves, en un trágico accidente que ocurrió en Córdoba, cuando regresaba de viaje de egresados junto a sus compañeros del Colegio Santísimo Rosario desde Bariloche.
El pueblo, según manifestaron vecinos, nunca antes vivió una manifestación tan conmovedora de sentimientos ante el deceso de un hijo de la comunidad. “¿Por qué vos?” “¡No te podés ir, quedate!” y “¡Dale, volvé!” fueron algunas de las expresiones desgarradoras que se escucharon en medio del delirio.
Un médico y una enfermera no alcanzaron para contener a los parientes y amigos de Emerson, que se desvanecieron, shockeados, ante el féretro. Algunos debieron ser traslados en autos a centros asistenciales, mientras otros eran asistidos por los profesionales en la casa de la familia del chico de 17 años en donde se realizó el velorio. “Esto demuestra lo mucho que se lo quería. Es que siempre estaba cuando se lo necesitaba. Nos alegraba su presencia. Cosechó muchos amigos. Hoy todos estamos destruidos” relató Romina Fernández, una amiga de la víctima.
“Todos dormían al momento del choque. Luego del ruido y el sacudón, lo encontramos desvanecido. ‘Despertate, hermano’, le repetían los chicos. Les dije que dejaran de moverlo, por precaución”, relató, compungida, Laura Gramajo, una madre que iba en el colectivo siniestrado, acompañando a su hija. La mujer contó la experiencia abrazada a la religiosa Romina Sosi, una de las encargadas del establecimiento escolar, ubicado en Monteros. “Impresiona tanto dolor y el acompañamiento que hay en estos momentos difíciles” dijo Sosi.
Los amigos y vecinos esperaron la llegada de los restos de Emerson desde la mañana. Permanecieron apostados al frente de su casa, ubicada en la calle Cazadores de Necochea al 200. Fueron cientos los que evidenciaban la angustia del momento. El arribo se produjo a las 18.50 en la trafic de una empresa fúnebre que llegó flanqueada por dos móviles de la Policía. Muchos lo acompañaron desde una cuadra antes.
“Ayer (por el jueves) lo esperábamos con vida. Es que ya se lo extrañaba en los entrenamientos de hockey y en otras reuniones. Por whatsapp nos había comentado que también estaba ansioso por volver”, contó Agustín Sorvelly.
La entrada al pueblo era una romería en el momento del arribo de la ambulancia, por la fiesta patronal de San Cayetano. Había quioscos de comidas y puestos ambulantes que la gente recorrió silenciosa. La tristeza también se reflejó ahí.
El cuerpo de la víctima sería velado sólo tres horas y hoy será trasladado hasta el Cementerio del Norte de la capital, explicó un pariente. En Monteros se preveía rezarle un responso en la capilla del Colegio Santísimo Rosario.
El pueblo, según manifestaron vecinos, nunca antes vivió una manifestación tan conmovedora de sentimientos ante el deceso de un hijo de la comunidad. “¿Por qué vos?” “¡No te podés ir, quedate!” y “¡Dale, volvé!” fueron algunas de las expresiones desgarradoras que se escucharon en medio del delirio.
Un médico y una enfermera no alcanzaron para contener a los parientes y amigos de Emerson, que se desvanecieron, shockeados, ante el féretro. Algunos debieron ser traslados en autos a centros asistenciales, mientras otros eran asistidos por los profesionales en la casa de la familia del chico de 17 años en donde se realizó el velorio. “Esto demuestra lo mucho que se lo quería. Es que siempre estaba cuando se lo necesitaba. Nos alegraba su presencia. Cosechó muchos amigos. Hoy todos estamos destruidos” relató Romina Fernández, una amiga de la víctima.
“Todos dormían al momento del choque. Luego del ruido y el sacudón, lo encontramos desvanecido. ‘Despertate, hermano’, le repetían los chicos. Les dije que dejaran de moverlo, por precaución”, relató, compungida, Laura Gramajo, una madre que iba en el colectivo siniestrado, acompañando a su hija. La mujer contó la experiencia abrazada a la religiosa Romina Sosi, una de las encargadas del establecimiento escolar, ubicado en Monteros. “Impresiona tanto dolor y el acompañamiento que hay en estos momentos difíciles” dijo Sosi.
Los amigos y vecinos esperaron la llegada de los restos de Emerson desde la mañana. Permanecieron apostados al frente de su casa, ubicada en la calle Cazadores de Necochea al 200. Fueron cientos los que evidenciaban la angustia del momento. El arribo se produjo a las 18.50 en la trafic de una empresa fúnebre que llegó flanqueada por dos móviles de la Policía. Muchos lo acompañaron desde una cuadra antes.
“Ayer (por el jueves) lo esperábamos con vida. Es que ya se lo extrañaba en los entrenamientos de hockey y en otras reuniones. Por whatsapp nos había comentado que también estaba ansioso por volver”, contó Agustín Sorvelly.
La entrada al pueblo era una romería en el momento del arribo de la ambulancia, por la fiesta patronal de San Cayetano. Había quioscos de comidas y puestos ambulantes que la gente recorrió silenciosa. La tristeza también se reflejó ahí.
El cuerpo de la víctima sería velado sólo tres horas y hoy será trasladado hasta el Cementerio del Norte de la capital, explicó un pariente. En Monteros se preveía rezarle un responso en la capilla del Colegio Santísimo Rosario.
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