Por Carlos Chirino
06 Agosto 2015
PIEZA CLAVE. El tucumano Matías Kranevitter mostró un gran nivel, especialmente en los clásicos y su aporte fue decisivo para obtener la tercera Copa Libertadores. reuters (archivo)
Estuvo en la cuerda floja en la Copa y le tocó entrar por la ventaja a los octavos de final. Justamente fue a partir de esa fase donde el “millonario” comenzó a hacerse fuerte, para finalmente conseguir la tercera Copa Libertadores de su historia.
El arranque fue muy flojo en el certamen. Debutó con una caída en la ciudad boliviana de Oruro frente a San José. Esa derrota podía ser previsible, debido a la altitud. Pero lo que no estaba en los planes de nadie era que la “banda” empate los cuatro partidos siguientes, dos de ellos jugados en el Monumental. Es por eso que llegó a la última fecha “casi” eliminado y dependiendo de que Tigres le dé una mano. El “millonario” goleó a San José y recibió la “colaboración” de los mexicanos, que vencieron 5 a 4 a Juan Aurich y le permitieron a los de Marcelo Gallardo meterse en la fase final.
River parecía estar muy lejos del equipo que había cosechado innumerables elogios en 2014 y para colmo, en octavos de final, debía enfrentarse con Boca, que había sido el mejor de la fase de grupos. Antes de arrancar el duelo copero con el archirrival, recibió un nuevo golpe: caída en La Bombonera por 2 a 0 por el torneo local. Luego de esa derrota, el “millonario” reaccionó. Con un planteo inteligente arrancó ganando la serie y dejó sin invicto al adversario de toda la vida. Fue 1 a 0 en el Monumental, donde los jugadores mostraron mucha “actitud”. En el desquite, los de Gallardo volvieron a jugar con inteligencia y controlaron a los “xeneizes” en todo el primer tiempo, hasta que un grupo de hinchas del local agredió a los jugadores visitantes y se suspendió el cotejo. La Conmebol decidió que River avance a cuartos de final.
En esa fase lo esperaba Cruzeiro. El cruce arrancó mal, ya que los brasileños ganaron 1 a 0 en Núñez. En Belo Horizonte, River jugó uno de sus mejores partidos y ganó 3-0. Luego llegó Guaraní, al que liquidó en Buenos Aires (2-0) y controló en Asunción (1-1).
La final fue contra Tigres, rival con el que había empatado los dos cotejos de la fase de grupo. El primer duelo también terminó igualado y todo se definió en Núñez, donde el equipo se bañó de gloria. River fue de menor a mayor para levantar por tercera vez la Copa del torneo de clubes más importante del continente.
El arranque fue muy flojo en el certamen. Debutó con una caída en la ciudad boliviana de Oruro frente a San José. Esa derrota podía ser previsible, debido a la altitud. Pero lo que no estaba en los planes de nadie era que la “banda” empate los cuatro partidos siguientes, dos de ellos jugados en el Monumental. Es por eso que llegó a la última fecha “casi” eliminado y dependiendo de que Tigres le dé una mano. El “millonario” goleó a San José y recibió la “colaboración” de los mexicanos, que vencieron 5 a 4 a Juan Aurich y le permitieron a los de Marcelo Gallardo meterse en la fase final.
River parecía estar muy lejos del equipo que había cosechado innumerables elogios en 2014 y para colmo, en octavos de final, debía enfrentarse con Boca, que había sido el mejor de la fase de grupos. Antes de arrancar el duelo copero con el archirrival, recibió un nuevo golpe: caída en La Bombonera por 2 a 0 por el torneo local. Luego de esa derrota, el “millonario” reaccionó. Con un planteo inteligente arrancó ganando la serie y dejó sin invicto al adversario de toda la vida. Fue 1 a 0 en el Monumental, donde los jugadores mostraron mucha “actitud”. En el desquite, los de Gallardo volvieron a jugar con inteligencia y controlaron a los “xeneizes” en todo el primer tiempo, hasta que un grupo de hinchas del local agredió a los jugadores visitantes y se suspendió el cotejo. La Conmebol decidió que River avance a cuartos de final.
En esa fase lo esperaba Cruzeiro. El cruce arrancó mal, ya que los brasileños ganaron 1 a 0 en Núñez. En Belo Horizonte, River jugó uno de sus mejores partidos y ganó 3-0. Luego llegó Guaraní, al que liquidó en Buenos Aires (2-0) y controló en Asunción (1-1).
La final fue contra Tigres, rival con el que había empatado los dos cotejos de la fase de grupo. El primer duelo también terminó igualado y todo se definió en Núñez, donde el equipo se bañó de gloria. River fue de menor a mayor para levantar por tercera vez la Copa del torneo de clubes más importante del continente.
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