Por LA GACETA
21 Julio 2015
La imprevisión, la improvisación, la falta de respeto y hasta la indiferencia por el prójimo pueden aplicarse a cualquier aspecto de la realidad argentina que vivimos a diario, especialmente en aquellos que brindan un servicio a la comunidad. Desde hace bastante tiempo, los conflictos en el transporte aéreo son frecuentes. Vuelos suspendidos, reprogramados por problemas gremiales u otras causas generan el malestar, la indignación y, en no pocos casos, la angustia de los pasajeros especialmente los que tienen hijos chicos, asuntos laborales o familiares urgentes que cumplir.
Aerolíneas Argentinas canceló y reprogramó dos vuelos vespertinos de ayer y dos de hoy, entre el Aeroparque de la Capital Federal y el aeropuerto Matienzo. Estas medidas comenzaron hace tres días y afectaron a miles de viajeros, en particular aquellos que debía partir de Buenos Aires a otros destinos. Una profesional tucumana contó las peripecias que padeció en la aeroestación porteña para lograr volar a nuestra ciudad. “Fue muy desgastante porque Aerolíneas no supo controlar la situación. Había gente gritando, dos hombres que casi se agarran a las trompadas, mujeres llorando porque llevaban horas en el aeropuerto con los chicos. Y lo peor es que la empresa no informaba nada. No había contención por parte de la compañía, y eso es imperdonable”, narró y agregó que la empresa ofreció pasajes de vuelta en ómnibus. “El problema es que había, por ejemplo, una mujer de Chaco con todos sus chicos que no tenía más opción que volver en colectivo (unas 15 horas), porque en avión le reprogramaban el viaje para varios días después”, dijo.
El titular de Aerolíneas Argentinas afirmó que el servicio estaba ya regularizado, luego de tres días con cancelaciones, pero reconoció que todavía existían “algunas dificultades con pasajeros por reubicar” en aviones. Atribuyó la causa de los problemas al “récord histórico” de pasajeros alcanzado por el inicio de las vacaciones de invierno en Buenos Aires. “Es tremenda la cantidad de pasajeros que se van de vacaciones y en avión... Todos los años tenemos un nuevo récord, todos los años va creciendo la cantidad que viaja”, dijo. Comentó que se sumaron algunas dificultades como las medidas de fuerza de controladores aéreos, el quite de colaboración de pilotos y algunos destinos que presentaban inclemencias climáticas.
En nuestro país, el usuario es siempre la variable de ajuste de la negligencia o de la incapacidad de muchos prestadores de un servicio, pese a que es quien los sostiene con su bolsillo. Debería ser el niño mimado porque si él no pusiera la plata diariamente, no existiría Aerolíneas Argentinas.
El ciudadano suele ser el eterno jamón del sándwich. Ningún sector gremial, grupo manifestante ni autoridad se hace cargo del perjuicio económico, moral y de tiempo que le provoca al prójimo cuando se corta una ruta, una calle o se realiza una medida de fuerza sorpresiva del transporte aéreo, dejándolo sin alternativas. Ello refleja una indiferencia hacia el pasajero que debe permanecer horas varado en una estación aérea. ¿Se sancionará a alguien por el daño ocasionado a miles de viajeros? Sería importante que se diseñara una política de Estado en materia de transporte y se protegiera al usuario de estos excesos de los que es la principal víctima. El hilo de corta siempre por lo más delgado. Sería bueno que alguna vez se cortara del lado de los responsables.
Aerolíneas Argentinas canceló y reprogramó dos vuelos vespertinos de ayer y dos de hoy, entre el Aeroparque de la Capital Federal y el aeropuerto Matienzo. Estas medidas comenzaron hace tres días y afectaron a miles de viajeros, en particular aquellos que debía partir de Buenos Aires a otros destinos. Una profesional tucumana contó las peripecias que padeció en la aeroestación porteña para lograr volar a nuestra ciudad. “Fue muy desgastante porque Aerolíneas no supo controlar la situación. Había gente gritando, dos hombres que casi se agarran a las trompadas, mujeres llorando porque llevaban horas en el aeropuerto con los chicos. Y lo peor es que la empresa no informaba nada. No había contención por parte de la compañía, y eso es imperdonable”, narró y agregó que la empresa ofreció pasajes de vuelta en ómnibus. “El problema es que había, por ejemplo, una mujer de Chaco con todos sus chicos que no tenía más opción que volver en colectivo (unas 15 horas), porque en avión le reprogramaban el viaje para varios días después”, dijo.
El titular de Aerolíneas Argentinas afirmó que el servicio estaba ya regularizado, luego de tres días con cancelaciones, pero reconoció que todavía existían “algunas dificultades con pasajeros por reubicar” en aviones. Atribuyó la causa de los problemas al “récord histórico” de pasajeros alcanzado por el inicio de las vacaciones de invierno en Buenos Aires. “Es tremenda la cantidad de pasajeros que se van de vacaciones y en avión... Todos los años tenemos un nuevo récord, todos los años va creciendo la cantidad que viaja”, dijo. Comentó que se sumaron algunas dificultades como las medidas de fuerza de controladores aéreos, el quite de colaboración de pilotos y algunos destinos que presentaban inclemencias climáticas.
En nuestro país, el usuario es siempre la variable de ajuste de la negligencia o de la incapacidad de muchos prestadores de un servicio, pese a que es quien los sostiene con su bolsillo. Debería ser el niño mimado porque si él no pusiera la plata diariamente, no existiría Aerolíneas Argentinas.
El ciudadano suele ser el eterno jamón del sándwich. Ningún sector gremial, grupo manifestante ni autoridad se hace cargo del perjuicio económico, moral y de tiempo que le provoca al prójimo cuando se corta una ruta, una calle o se realiza una medida de fuerza sorpresiva del transporte aéreo, dejándolo sin alternativas. Ello refleja una indiferencia hacia el pasajero que debe permanecer horas varado en una estación aérea. ¿Se sancionará a alguien por el daño ocasionado a miles de viajeros? Sería importante que se diseñara una política de Estado en materia de transporte y se protegiera al usuario de estos excesos de los que es la principal víctima. El hilo de corta siempre por lo más delgado. Sería bueno que alguna vez se cortara del lado de los responsables.
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