Por Guillermo Monti
18 Julio 2015
La sintonía que Marvel mejor maneja
El doctor Hank Pym elige a Scott Lang, un ladrón de corazón noble, para entregarle su posesión más preciada: el traje de Ant-Man, con el que puede modificar su tamaño y controlar un ejército de hormigas. Al flamante superhéroe lo aguarda una misión de alto riesgo.
Cuando Marvel tropieza con el gigantismo pierde el tono. Le pasó con la secuela de los Vengadores, una película tan enorme en su construcción y en sus pretensiones que terminó bordeando la hibridez. Fue el mismo caso de Iron Man 3. “Ant-Man” es la cara opuesta. Más relajado, sin tanto personaje que abarcar ni egos que satisfacer, el estudio se siente con las manos libres para aplicar la fórmula clave: una historia fresca, mucho humor y brillantes secuencias de acción. Por eso “Ant-Man” es tan buena como “Guardianes de la galaxia”. Esta es la sintonía que más le conviene al universo cinemático de Marvel, cuya segunda fase concluye con esta entrega. La tercera, desde el año que viene, se iniciará con la guerra entre superhéroes... Pero no nos adelantemos tanto.
Llama la atención que este proyecto haya corrido el riesgo de naufragar cuando Edward Wright se bajó de la dirección tras haberle dedicado varios años de trabajo. Kevin Feige, el mandamás del estudio, mantuvo el guión escrito por Wright y Joe Cornish -imaginativo, divertido, redondito- y le confió el control a Peyton Reed, experto director de comedias que siguió las instrucciones con eficacia y le sacó brillo a la película.
Los fans del cómic pueden quedarse tranquilos porque la adaptación está a la altura. No falta el crossover con caras conocidas del universo Marvel, fundamentales para conectar esta película con las que pasaron y con las que vienen.
Hay gran mérito también del elenco, en el que Paul Rudd entrega un Hombre Hormiga tierno y pura valentía, mientras Michael Douglas es un lujo en la piel del científico Hank Pym. Detrás de Evangeline Lilly se va perfilando otro personaje clave para el futuro de la franquicia, y Corey Stoll es Yellowjacket, un villano a la altura.
La imaginería visual de “Ant-Man” refresca los siempre originales enfoques de Marvel. Tanto como los pasos de comedia que protagoniza el trío de secuaces liderado por Michael Peña.
Llama la atención que este proyecto haya corrido el riesgo de naufragar cuando Edward Wright se bajó de la dirección tras haberle dedicado varios años de trabajo. Kevin Feige, el mandamás del estudio, mantuvo el guión escrito por Wright y Joe Cornish -imaginativo, divertido, redondito- y le confió el control a Peyton Reed, experto director de comedias que siguió las instrucciones con eficacia y le sacó brillo a la película.
Los fans del cómic pueden quedarse tranquilos porque la adaptación está a la altura. No falta el crossover con caras conocidas del universo Marvel, fundamentales para conectar esta película con las que pasaron y con las que vienen.
Hay gran mérito también del elenco, en el que Paul Rudd entrega un Hombre Hormiga tierno y pura valentía, mientras Michael Douglas es un lujo en la piel del científico Hank Pym. Detrás de Evangeline Lilly se va perfilando otro personaje clave para el futuro de la franquicia, y Corey Stoll es Yellowjacket, un villano a la altura.
La imaginería visual de “Ant-Man” refresca los siempre originales enfoques de Marvel. Tanto como los pasos de comedia que protagoniza el trío de secuaces liderado por Michael Peña.
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