Promueven pruebas de ADN para cuidar la piel

Promueven pruebas de ADN para cuidar la piel

Por Courtney Rubin / The New York Times

17 Julio 2015
Lo que hoy se promueve como el futuro del cuidado de la piel empieza llamativamente como una visita al dentista: con unas gárgaras de enjuague bucal. Es para eliminar todo lo que puede interferir con una buena muestra de saliva, de la cual se extraerá el ADN y se elaborarán sueros a la medida de la huella genética de la persona.

A la prueba la realiza compañía llamada GeneU en New Bond Street, Londres. A diferencia de otras pruebas de ADN, que se envían a laboratorios y demandan al menos dos semanas, la de GeneU demora unos 30 minutos. Sucede que solo busca variaciones en dos genes: uno que regula la rapidez con la cual el cuerpo degrada el colágeno y el otro para la protección antioxidante.

Los resultados son introducidos, junto con las respuestas a un breve cuestionario sobre estilo de vida, en un algoritmo. Este produce dos sueros de 18 posibles para aplicarse en la piel. El costo: 600 libras por la prueba más el suministro de sueros para dos semanas. Por razones de privacidad, los resultados de la prueba se destruyen; solo se guardan los sueros recomendados.

La teoría detrás de GeneU es que el cuidado dermatológico tradicional podría estar cargado de ingredientes potencialmente benéficos, pero que no son necesariamente lo que la piel de una persona necesita específicamente. Por ejemplo, si el gen MMP1 de uno está programado para degradar el colágeno lentamente, es un desperdicio de tiempo (y dinero) pasar años untándose cremas que estimulan su producción.

“Para nosotros, se trata de dar a las personas las concentraciones correctas que su piel pueda metabolizar”, dijo Christofer Toumazou, el fundador de la compañía y profesor en el Imperial College de Londres. No es dermatólogo, sino ingeniero eléctrico y ha desarrollado un páncreas artificial para la diabetes Tipo 1, un implante auditivo artificial que permite escuchar a los niños sordos y un monitor cardiaco inalámbrico. Se interesó en el ADN hace más de una década, cuando descubrió que su hijo tenía una enfermedad genética. El director creativo de la compañía es nada más y nada menos que Nick Rhodes, el tecladista de Duran Duran .

Los ensayos clínicos sugieren que los tratamientos de GeneU reducen las líneas de expresión y las arrugas finas hasta en un 30% en 12 semanas, dijo Toumazou. Sin embargo, el doctor Tyler Hollmig, profesor de cirugía dermatológica en la Universidad de Stanford, es escéptico. “Es el medio ambiente el que estimula el envejecimiento”, afirmó. “Si un gemelo idéntico crece en Belice y el otro en Bélgica, su piel se va a ver completamente diferente”, ejemplificó. También señaló que pese al alboroto en torno de los antioxidantes, no hay ninguna investigación seria que demuestre que realmente frenan las señales del envejecimiento.

A partir de ahora, Toumazou planea enfocarse en la epigenética (es decir, cómo los genes de la persona se encienden y apagan debido a su estilo de vida). También quiere añadir más opciones a la personalización incluyendo pruebas de ADN. Así, los clientes podrán indagar en otros genes, como los que controlan la elasticidad y la hiperpigmentación de la piel.

GeneU no es la única compañía que ofrece cuidado de la piel a la medida de la genética de cada quien. SkinShift en Austin, Texas, ofrece su prueba de ADN de U$S 99 dólares. Al igual que Toumazou, la fundadora de SkinShift, Ruthie Harper, no es dermatóloga; es internista.

Hollmig es igualmente escéptico sobre SkinShift. Reconoció que la tecnología de GeneU es más compleja y que ofrece más opciones para personalizar el tratamiento. Pero advirtió que la mayoría d elos tratamientos no han sido bien controlados en cuanto a la formulación y dosis específicas, el tamaño de la muestra adecuado o el diseño aleatorizado, de manera que no se sabe con seguridad si funcionan.

GeneU surgió en una reunión fortuita hace unos tres años, cuando Toumazou viajaba junto a Rhodes en un jet privado a Venecia (iban a la fiesta de un jeque). No se conocían, pero de ese viaje nació la sociedad y la empresa.

El músico diseñó la tienda, que incluye fotografías estilo Mondrian en la pared (son, en realidad, imágenes ampliadas de los microchips de Toumazou) y reclutó a Antony Price, el diseñador de los trajes fluorescentes de Duran Duran en su video “Río”, para crear los uniformes del personal.

Rhodes también rechazó el nombre original de Toumzou, Genonics. “No era tan pegajoso”, dijo, pensando siempre como compositor.

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