11 Julio 2015
La visión del liderazgo femenino coincidió con el inicio de una nueva forma de conducción en el mundo: el “gerenciamiento” empático, la visión, la colaboración, el delegar, coordinar y educar, y no controlar. Esas condiciones, justamente, concordaron con las características de la mujer: es educadora por naturaleza, formadora y comunicadora.
En la actualidad se conocen a muchas CEO de compañías mujeres. Aun más, en el negocio de la tecnología de información. Pero la presencia femenina en el trabajo empresario, no necesariamente reducido al ámbito secretarial, tiene poco tiempo. Inclusive, su papel ha sido asistencial, y lo sigue haciendo.
La gran explosión de la dirección femenina en el universo de las organizaciones privadas ocurrió en la Segunda Guerra Mundial, cuando los hombres fueron a “luchar” y las mujeres se ocuparon de sostener la familia insertándose al trabajo.
El planeta de las empresas está diseñado por hombres. Por ello, las damas debieron manejarse en un mundo históricamente masculino. “En los últimos años, las mujeres han estado haciéndose su lugar para generar cambios en las estructuras y haya así una adaptación en el tema diversidad. Pero no se trata de una posición feminista”, comentó Fabiana Gadow, especialista en Recursos Humanos y autora de libros sobre mujeres líderes.
Si se mira la base de la pirámide de ingreso en el mercado laboral, hay una gran presencia femenina. Aunque esa intervención va perdiendo terreno a medida que se avanza en las organizaciones. “Primero, por el argumento histórico. Y segundo, por una cuestión propia de la mujer que es cómo ‘cruzar’ el ciclo vital con el profesional (…) En general, las personas a nivel profesional tienen un gran crecimiento desde los 35 años. En ese punto desarrolla su competencia jerárquica. Ese momento coincide con el ciclo vital de la mujer en función de la familia, si tiene o no hijos, si forma una familia o no, más allá del valor de la elección. Se presenta, entonces, una gran encrucijada que puede llevar al rechazo de la carrera o a una pausa”, explicó la especialista nacida en Nueva York, casada y con tres hijos, quien estuvo en la provincia para dar la charla “Diversidad de Género; una ventana de oportunidades”, en el marco de las actividades de Mujeres en Red.
Paredes resbaladizas
Gadow dejó de lado la definición de “techo de cristal” al hablar del límite en la carrera profesional de una mujer en una estructura empresarial. Optó por llamarlo “paredes resbaladizas”. “Uno crece y va resbalando en el camino por distintos motivos: barreras, retos, etcétera. A su vez, las paredes brillan por la oportunidad que representan los desafíos, el desarrollo de la profesión. Son quebradizas y tienen momentos de fisuras. El tema es cómo se llega”, insistió
¿Para la mujer es más difícil llegar que mantenerse? “Creo que sí. Una vez que la mujer alcanza ciertos niveles de presión y responsabilidad, no hay grandes dificultades luego para permanecer (…) Hay estadísticas que demuestran que cuando hay un modelo femenino, hay mayor presencia femenina en las organizaciones. (Aunque) uno de los grandes desafíos que tenemos es cómo exponer a mujeres como modelos, cómo identificar líderes que sean visibles para las nuevas generaciones y que permitan ver que es posible, atractivo y que hay posibilidades”.
En esa línea, Gadow propuso algunas claves para llegar a ser una líder:
•Ser auténtica. No estar pendiente de lo que espera el entorno de uno, sea la empresa, el jefe o la sociedad. Poder decir lo que uno quiere y priorizar adecuadamente. La mujer tiene que tener en claro eso, ya que hay mucha presión social y familiar. Se piensa si está mal visto que deje al hijo al mes de nacimiento; está mal visto si se decide o no tener un bebé. Hay que decidir ser auténtica, focalizar y priorizar.
•Todo no se puede. No se puede ser buena esposa, buena hija, buena madre y buena colega. Uno tiene que aprender.
•Ser versátil. Poder acomodarse a un mundo donde todavía tiene reglas masculinas. Generar estilos.
•Networking: La mujer debe construir su propia modalidad de networking (trabajar con la red de contactos).
•Delegar y apoyarse en otro. Una mujer no puede estar sola; debe confiar tanto en la casa -alguien que cuide a los hijos- y en el trabajo -conformar equipos-.
En la actualidad se conocen a muchas CEO de compañías mujeres. Aun más, en el negocio de la tecnología de información. Pero la presencia femenina en el trabajo empresario, no necesariamente reducido al ámbito secretarial, tiene poco tiempo. Inclusive, su papel ha sido asistencial, y lo sigue haciendo.
La gran explosión de la dirección femenina en el universo de las organizaciones privadas ocurrió en la Segunda Guerra Mundial, cuando los hombres fueron a “luchar” y las mujeres se ocuparon de sostener la familia insertándose al trabajo.
El planeta de las empresas está diseñado por hombres. Por ello, las damas debieron manejarse en un mundo históricamente masculino. “En los últimos años, las mujeres han estado haciéndose su lugar para generar cambios en las estructuras y haya así una adaptación en el tema diversidad. Pero no se trata de una posición feminista”, comentó Fabiana Gadow, especialista en Recursos Humanos y autora de libros sobre mujeres líderes.
Si se mira la base de la pirámide de ingreso en el mercado laboral, hay una gran presencia femenina. Aunque esa intervención va perdiendo terreno a medida que se avanza en las organizaciones. “Primero, por el argumento histórico. Y segundo, por una cuestión propia de la mujer que es cómo ‘cruzar’ el ciclo vital con el profesional (…) En general, las personas a nivel profesional tienen un gran crecimiento desde los 35 años. En ese punto desarrolla su competencia jerárquica. Ese momento coincide con el ciclo vital de la mujer en función de la familia, si tiene o no hijos, si forma una familia o no, más allá del valor de la elección. Se presenta, entonces, una gran encrucijada que puede llevar al rechazo de la carrera o a una pausa”, explicó la especialista nacida en Nueva York, casada y con tres hijos, quien estuvo en la provincia para dar la charla “Diversidad de Género; una ventana de oportunidades”, en el marco de las actividades de Mujeres en Red.
Paredes resbaladizas
Gadow dejó de lado la definición de “techo de cristal” al hablar del límite en la carrera profesional de una mujer en una estructura empresarial. Optó por llamarlo “paredes resbaladizas”. “Uno crece y va resbalando en el camino por distintos motivos: barreras, retos, etcétera. A su vez, las paredes brillan por la oportunidad que representan los desafíos, el desarrollo de la profesión. Son quebradizas y tienen momentos de fisuras. El tema es cómo se llega”, insistió
¿Para la mujer es más difícil llegar que mantenerse? “Creo que sí. Una vez que la mujer alcanza ciertos niveles de presión y responsabilidad, no hay grandes dificultades luego para permanecer (…) Hay estadísticas que demuestran que cuando hay un modelo femenino, hay mayor presencia femenina en las organizaciones. (Aunque) uno de los grandes desafíos que tenemos es cómo exponer a mujeres como modelos, cómo identificar líderes que sean visibles para las nuevas generaciones y que permitan ver que es posible, atractivo y que hay posibilidades”.
En esa línea, Gadow propuso algunas claves para llegar a ser una líder:
•Ser auténtica. No estar pendiente de lo que espera el entorno de uno, sea la empresa, el jefe o la sociedad. Poder decir lo que uno quiere y priorizar adecuadamente. La mujer tiene que tener en claro eso, ya que hay mucha presión social y familiar. Se piensa si está mal visto que deje al hijo al mes de nacimiento; está mal visto si se decide o no tener un bebé. Hay que decidir ser auténtica, focalizar y priorizar.
•Todo no se puede. No se puede ser buena esposa, buena hija, buena madre y buena colega. Uno tiene que aprender.
•Ser versátil. Poder acomodarse a un mundo donde todavía tiene reglas masculinas. Generar estilos.
•Networking: La mujer debe construir su propia modalidad de networking (trabajar con la red de contactos).
•Delegar y apoyarse en otro. Una mujer no puede estar sola; debe confiar tanto en la casa -alguien que cuide a los hijos- y en el trabajo -conformar equipos-.