Por Gustavo Frías Silva
11 Julio 2015
El pequeño territorio de nuestra provincia alberga una infinidad de actividades agroindustriales con grandes emprendimientos productivos, tecnológicos, educativos de todos los niveles y con una gran infraestructura para poder invertir, lo que permite producir lo que quieran, ya que cuenta con una importante cantidad de regiones agroecológicas, que permiten una infinidad de productos que se adaptan a esas zonas. Pero cuidado porque no tenemos energía para funcionar adecuadamente.
Esto es una constante que ocurre todos los años y pocas veces se dan jornadas o seminarios en lo cual la energía sea el tema principal y se busquen las alternativas reales de producción de energía sustentable en el tiempo y adecuadas a nuestro territorio.
Todos los años, cuando comienza el verano con los excesivos calores o cuando empieza el frio acercándonos al invierno, la falta de energía se nota inmediatamente y los cortes de suministros son una constante.
Esta falta de energía hace que las autoridades responsables de la producción y distribución de energía concentren sus esfuerzos en derivar a las grandes urbes y concentraciones de habitantes (votos) y parar las actividades agroindustriales, textiles y afines, para que la gente no se muera de calor o de frío.
Nuevamente, este comienzo de zafra citrícola y azucarera tuvo problemas en su arranque, a pesar de que el frío que se presentó en el país no fue de gran magnitud. Realmente esto es una constante que viene sucediendo todos estos años, cuando una ola polar o de calor ingresa al país.
Hasta la cabeza se nos enfría o calienta y poco o nada hacemos, salvo excepciones, para que esta cuestión energética no dependa de las condiciones climáticas, y sí de la inteligencia de los hombres que piensan en el futuro a largo plazo.
Algún día todos deben juntarse a pensar qué es lo que necesitaremos de energía en los próximos 50 años y, de esa manera, ponerse a estudiar, proyectar, buscar financiamiento y empezar a ejecutar las obras necesarias para evitar este proceso de cortes de energía.
No se concibe que existiendo en Tucumán un gran potencial biomásico derivado de nuestras propias actividades agrícolas y agroindustriales para la generación de energía eléctrica y calórica, este potencial no está siendo aprovechado adecuadamente, de tal manera, que la mayor parte de la generación de electricidad proviene de las centrales termoeléctricas, y el gas de las reservas o de la importación del fluido, dejando a la Argentina en una alta dependencia, desde el punto de vista energético, de los combustibles fósiles.
Alternativa favorable
El aprovechamiento de estos recursos para la generación de energía, se muestra como una alternativa económica y medioambientalmente viable, como para contribuir a la generación de electricidad y combustible para la alimentación de calderas.
Hay excepciones: ya se están usando alternativas energéticas como el bagazo y la madera, pero no puede ser que cada vez que se decide cortar el gas se sucedan paralizaciones de ingenios o citrícolas que no pueden mover sus maquinarias.
El aprovechamiento de los recursos biomásicos procedentes de la economía regional, como los derivados de la industria azucarera y del manejo de las plantaciones de cítricos (poda), se muestran como una oportunidad para la cogeneración de energía eléctrica y para la alimentación de las calderas de todos los establecimientos industriales.
El Poder Ejecutivo Nacional dispuso que el consumo de energía para los habitantes sea primordial, algo no discutible, por lo que las empresas industriales que tienen contratos en firme no recibirán cortes, y en el caso de las empresas con contratos interrumpibles recibirán cortes programados. El problema es que los ingenios trabajan 150 días al año y las citrícolas algo más de 100 días, ya que están regidos por leyes biológicas que dicen que tenemos caña y limones sólo ese tiempo del año y no los 365 días, por lo que tienen esos contratos por no consumir gas el año entero.
El problema es estructural, no hay gas, no hay energía y solo vemos delante de nuestros ojos. A pesar de que ya es tiempo de cosecha de limones y de caña, debemos seguir los pasos de las instituciones de investigación y de empresas privadas que investigan e invierten en generar alternativas energéticas válidas, que sirvan por lo menos para evitar las pérdidas que se ocasionan por perder un día de zafra azucarera o citrícola que perjudican, además de los volúmenes de materia prima no procesada, la no utilización de fletes, las reparaciones, la mano de obra y los servicios de cosecha.
De una vez por todas, el sector agroindustrial e industrial argentino deben ponerse, conjuntamente con los que toman decisiones políticas de inversión de infraestructura, a trabajar para solucionar este problema que traemos de arrastre, para no depender en que alguien disponga cerrar la llaves y dejarlos sin energía.
Esto es una constante que ocurre todos los años y pocas veces se dan jornadas o seminarios en lo cual la energía sea el tema principal y se busquen las alternativas reales de producción de energía sustentable en el tiempo y adecuadas a nuestro territorio.
Todos los años, cuando comienza el verano con los excesivos calores o cuando empieza el frio acercándonos al invierno, la falta de energía se nota inmediatamente y los cortes de suministros son una constante.
Esta falta de energía hace que las autoridades responsables de la producción y distribución de energía concentren sus esfuerzos en derivar a las grandes urbes y concentraciones de habitantes (votos) y parar las actividades agroindustriales, textiles y afines, para que la gente no se muera de calor o de frío.
Nuevamente, este comienzo de zafra citrícola y azucarera tuvo problemas en su arranque, a pesar de que el frío que se presentó en el país no fue de gran magnitud. Realmente esto es una constante que viene sucediendo todos estos años, cuando una ola polar o de calor ingresa al país.
Hasta la cabeza se nos enfría o calienta y poco o nada hacemos, salvo excepciones, para que esta cuestión energética no dependa de las condiciones climáticas, y sí de la inteligencia de los hombres que piensan en el futuro a largo plazo.
Algún día todos deben juntarse a pensar qué es lo que necesitaremos de energía en los próximos 50 años y, de esa manera, ponerse a estudiar, proyectar, buscar financiamiento y empezar a ejecutar las obras necesarias para evitar este proceso de cortes de energía.
No se concibe que existiendo en Tucumán un gran potencial biomásico derivado de nuestras propias actividades agrícolas y agroindustriales para la generación de energía eléctrica y calórica, este potencial no está siendo aprovechado adecuadamente, de tal manera, que la mayor parte de la generación de electricidad proviene de las centrales termoeléctricas, y el gas de las reservas o de la importación del fluido, dejando a la Argentina en una alta dependencia, desde el punto de vista energético, de los combustibles fósiles.
Alternativa favorable
El aprovechamiento de estos recursos para la generación de energía, se muestra como una alternativa económica y medioambientalmente viable, como para contribuir a la generación de electricidad y combustible para la alimentación de calderas.
Hay excepciones: ya se están usando alternativas energéticas como el bagazo y la madera, pero no puede ser que cada vez que se decide cortar el gas se sucedan paralizaciones de ingenios o citrícolas que no pueden mover sus maquinarias.
El aprovechamiento de los recursos biomásicos procedentes de la economía regional, como los derivados de la industria azucarera y del manejo de las plantaciones de cítricos (poda), se muestran como una oportunidad para la cogeneración de energía eléctrica y para la alimentación de las calderas de todos los establecimientos industriales.
El Poder Ejecutivo Nacional dispuso que el consumo de energía para los habitantes sea primordial, algo no discutible, por lo que las empresas industriales que tienen contratos en firme no recibirán cortes, y en el caso de las empresas con contratos interrumpibles recibirán cortes programados. El problema es que los ingenios trabajan 150 días al año y las citrícolas algo más de 100 días, ya que están regidos por leyes biológicas que dicen que tenemos caña y limones sólo ese tiempo del año y no los 365 días, por lo que tienen esos contratos por no consumir gas el año entero.
El problema es estructural, no hay gas, no hay energía y solo vemos delante de nuestros ojos. A pesar de que ya es tiempo de cosecha de limones y de caña, debemos seguir los pasos de las instituciones de investigación y de empresas privadas que investigan e invierten en generar alternativas energéticas válidas, que sirvan por lo menos para evitar las pérdidas que se ocasionan por perder un día de zafra azucarera o citrícola que perjudican, además de los volúmenes de materia prima no procesada, la no utilización de fletes, las reparaciones, la mano de obra y los servicios de cosecha.
De una vez por todas, el sector agroindustrial e industrial argentino deben ponerse, conjuntamente con los que toman decisiones políticas de inversión de infraestructura, a trabajar para solucionar este problema que traemos de arrastre, para no depender en que alguien disponga cerrar la llaves y dejarlos sin energía.
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