Por LA GACETA
06 Julio 2015
Es una expresión artística que busca integrarse a la vida cotidiana. Establece una comunicación colectiva y contribuye a embellecer los espacios urbanos, especialmente los edificios. Hace tiempo, que el muralismo se ha extendido en las grandes urbes, como París, Londres, Berlín, San Pablo y Buenos Aires.
Entre el jueves y el sábado pasados, se puso en marcha Crea Tucumán, una movida artística organizada por la Secretaría General de la Gobernación, con la intención de poner en contacto con el público las producciones de artistas tucumanos. Se pintaron 10 murales en la ciudad, entre ellos, en la Maternidad, la Sala Cuna, la escuela de Comercio, en un paredón de la esquina de Jujuy y Bolívar, y el hospital de Niños, este último a cargo de Milo Lockett. El tema fue “Pensando el Tucumán del Bicentenario”. Los organizadores seleccionaron seis de 40 proyectos y cuatro fueron invitados. En la plaza Alberdi se instalaron carpas, en las que se dictaron talleres y se montaron exposiciones, en las que la Facultad de Artes de la UNT y el Ente Cultural de la Provincia expusieron objetos artísticos y libros. Hubo también espectáculos musicales.
“Cuando hacemos pequeñas prácticas, como estas intervenciones, modificamos el día del transeúnte que va al supermercado o al trabajo y se encuentra con otra situación en la calle. Además, le damos la oportunidad a un niño o a un adulto de animarse a pintar una pared, a participar de una obra. A mí ya casi no me interesa el resultado, la obra de arte, eso no es lo importante; me interesa más lo que pasa durante el lenguaje artístico de la acción. Lo más importante es la acción en conjunto”, le dijo a una cronista de LA GACETA Milo Lockett.
Es positiva esta iniciativa y, aprovechando el entusiasmo generado en los artistas y en el público, se debería profundizarla para que no quede como una experiencia aislada. Por ejemplo, se podría incentivar a los niños a que pintaran en las paredes de su colegio escenas de nuestra historia, previo estudio y debate en el aula, con el asesoramiento de artistas plásticos. El Ministerio de Educación podría firmar un convenio con la Facultad de Artes de la UNT para tal fin. Lo mismo podrían hacer las municipalidades para embellecer sectores de las ciudades que son usados para pegatinas o que tienen aspecto penoso por la suciedad.
En vistas al bicentenario de la declaración de la Independencia, sería interesante rescatar el proyecto de un grupo de pintores tucumanos que le planteó hace unos años al Gobierno provincial, para embellecer algunos edificios con gigantografías que representaran obras de artistas locales. La propuesta apuntaba también a generar trabajo entre los plásticos. Sugerimos enero pasado que podrían incluirse homenajes a los maestros de la pintura tucumana, como Gramajo Gutiérrez, Navarro, Lobo de la Vega, Nieto Palacios, Dumit, Amin, Salas, por mencionar algunos nombres. Se podría invitar a la actividad privada a apoyar económicamente este proyecto.
Sería importante que la iniciativa de Crea impulsara el diseño de políticas públicas que profundizaran la educación a través del arte y que contribuyeran a su desarrollo y promoción. Se verían beneficiadas las futuras generaciones y seguramente, no habría dirigentes que tapen con su propaganda partidaria murales, como sucedió con el que se hizo en homenaje a Pamela Laime, la adolescente asesinada en el año 2000, en Ayacucho al 300.
Entre el jueves y el sábado pasados, se puso en marcha Crea Tucumán, una movida artística organizada por la Secretaría General de la Gobernación, con la intención de poner en contacto con el público las producciones de artistas tucumanos. Se pintaron 10 murales en la ciudad, entre ellos, en la Maternidad, la Sala Cuna, la escuela de Comercio, en un paredón de la esquina de Jujuy y Bolívar, y el hospital de Niños, este último a cargo de Milo Lockett. El tema fue “Pensando el Tucumán del Bicentenario”. Los organizadores seleccionaron seis de 40 proyectos y cuatro fueron invitados. En la plaza Alberdi se instalaron carpas, en las que se dictaron talleres y se montaron exposiciones, en las que la Facultad de Artes de la UNT y el Ente Cultural de la Provincia expusieron objetos artísticos y libros. Hubo también espectáculos musicales.
“Cuando hacemos pequeñas prácticas, como estas intervenciones, modificamos el día del transeúnte que va al supermercado o al trabajo y se encuentra con otra situación en la calle. Además, le damos la oportunidad a un niño o a un adulto de animarse a pintar una pared, a participar de una obra. A mí ya casi no me interesa el resultado, la obra de arte, eso no es lo importante; me interesa más lo que pasa durante el lenguaje artístico de la acción. Lo más importante es la acción en conjunto”, le dijo a una cronista de LA GACETA Milo Lockett.
Es positiva esta iniciativa y, aprovechando el entusiasmo generado en los artistas y en el público, se debería profundizarla para que no quede como una experiencia aislada. Por ejemplo, se podría incentivar a los niños a que pintaran en las paredes de su colegio escenas de nuestra historia, previo estudio y debate en el aula, con el asesoramiento de artistas plásticos. El Ministerio de Educación podría firmar un convenio con la Facultad de Artes de la UNT para tal fin. Lo mismo podrían hacer las municipalidades para embellecer sectores de las ciudades que son usados para pegatinas o que tienen aspecto penoso por la suciedad.
En vistas al bicentenario de la declaración de la Independencia, sería interesante rescatar el proyecto de un grupo de pintores tucumanos que le planteó hace unos años al Gobierno provincial, para embellecer algunos edificios con gigantografías que representaran obras de artistas locales. La propuesta apuntaba también a generar trabajo entre los plásticos. Sugerimos enero pasado que podrían incluirse homenajes a los maestros de la pintura tucumana, como Gramajo Gutiérrez, Navarro, Lobo de la Vega, Nieto Palacios, Dumit, Amin, Salas, por mencionar algunos nombres. Se podría invitar a la actividad privada a apoyar económicamente este proyecto.
Sería importante que la iniciativa de Crea impulsara el diseño de políticas públicas que profundizaran la educación a través del arte y que contribuyeran a su desarrollo y promoción. Se verían beneficiadas las futuras generaciones y seguramente, no habría dirigentes que tapen con su propaganda partidaria murales, como sucedió con el que se hizo en homenaje a Pamela Laime, la adolescente asesinada en el año 2000, en Ayacucho al 300.